Entrevista

Patricia Espinosa: "El Acuerdo de París sigue vivo y es el mejor instrumento que tenemos para hacer frente a la crisis climática"

La diplomática Patricia Espinoza, una de las grandes impulsoras del Acuerdo de París, durante su visita a Barcelona.

La diplomática Patricia Espinoza, una de las grandes impulsoras del Acuerdo de París, durante su visita a Barcelona. / Zowy Voeten / EPC

Valentina Raffio

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Barcelona
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La voz de Patricia Espinosa Cantellano (Ciudad de México, 1958) lleva año siendo referencia en las cumbres del clima y, en general, en todos los encuentros internacionales en los que se habla de política climática. Como secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, ella fue una de las grandes impulsoras del Acuerdo de París, el pacto más importante alcanzado hasta la fecha para recortar las emisiones que están sobrecalentando el globo y desencadenando una crisis climática sin precedentes. "La situación es compleja, pero aún así ya hay muchas señales que nos indican que esta transición verde ya es imparable", afirma Espinosa, quien este viernes debatirá junto a la diplomática Cristina Gallach en el fórum Cornellà Creació.

Acabamos de vivir el primer año por encima de la línea de los 1,5 grados, una de las grandes metas que el Acuerdo de París prometía evitar a largo plazo. Hay quien dice que este pacto ha muerto. ¿Qué opina usted al respecto?

Quien piense que el Acuerdo de París ha muerto está muy equivocado. El Acuerdo de París sigue vigente y, además, sigue siendo el mejor instrumento que tiene la humanidad para llevar adelante esfuerzos nacionales y globales para hacer frente a la crisis climática. Es importante puntualizar que este pacto no hace referencia a años puntuales, sino al promedio de la temperatura prevista para finales de siglo. Esa es la meta por la que debemos seguir luchando.

¿Está usted satisfecha con los avances logrados hasta ahora en la implementación de este pacto?

No se ha avanzado todo lo que deberíamos, pero sí se ha avanzado. Recordemos que cuando se aprobó el Acuerdo de París, en 2015, el mundo iba hacia un escenario de calentamiento de más de cuatro grados centígrados para finales de siglo. A día de hoy, según los últimos informes, las previsiones van desde los 2,5 a los 2,8 grados. Es innegable que se han dado avances, pero también es innegable que son insuficientes. Es comprensible que estemos descontentos ante la lentitud del proceso, pero eso no debería sembrar dudas sobre la vigencia del acuerdo y sobre su importancia.

La ciencia dice que para no sobrepasar el "umbral de seguridad climático" deberíamos recortar casi a la mitad nuestras emisiones para 2030. Con el panorama político actual, ¿cree usted que es una meta realista?

Seguimos estando muy lejos de lograrlo pero empiezan a verse señales positivas. Según los cálculos de entidades como la Agencia Internacional de Energía, es posible que este año lleguemos ya al pico máximo de emisiones y que a partir de allí empecemos a bajar. De confirmarse, sería muy esperanzador. También porque esto va acompañado de un esfuerzo conjunto del sector público, privado y de la sociedad para lograr una transformación real. 

"Es posible que este año lleguemos ya al pico máximo de emisiones y que a partir de allí empecemos a bajar"

En las últimas cumbres del clima se han lanzado grandes promesas para dejar atrás los combustibles fósiles pero, más allá de los discursos, muchas siguen estando muy lejos de trasladarse a la realidad. ¿Qué nos está impidiendo pasar de las palabras a los hechos?

En las cumbres del clima se acuerdan objetivos globales, pero después está en manos de cada país trasladarlo a su marco. Una cosa es establecer una hoja de ruta común y otra es cómo eso aterriza en un país, un municipio, un hogar concreto. En algunos casos es cierto que este proceso de implementación no acaba de funcionar por una cuestión de voluntad política. En muchos otros, el problema es una falta de recursos financieros para poner en marcha estas medidas. También hay casos en los que los proyectos se bloquean por cuestiones sociales, como en comunidades que afirman estar a favor de la transición energética pero que se niegan a vivir delante de unos molinos eólicos. Se trata de debates complejos por lo que cada cuestión requiere un abordaje distinto.

Hablando de trabas políticas, Donald Trump acaba de retirar a Estados Unidos, uno de los mayores emisores de la historia, del Acuerdo de París y ha dado atrás en todos sus compromisos climáticos. ¿Es una cuestión que le preocupa?

Ha sido algo realmente decepcionante. Es un claro ejemplo de los retrocesos de todos aquellos acuerdos sociales que habíamos establecido como sociedad para llevar al mundo a una mejor convivencia. Es doloroso ver cómo hay gente que se enorgullece y hasta lleva como bandera estos retrocesos en cooperación internacional. También me preocupa este viraje hacia el unilateralismo, la idea de que solo debemos preguntarnos por lo que ocurre dentro de las fronteras de nuestro país. Si algo nos ha enseñado el cambio climático es que necesitamos remar todos en la misma dirección.

"Es doloroso ver cómo hay gente que se enorgullece y hasta lleva como bandera estos retrocesos en cooperación internacional"

La crisis climática es cada vez más evidente, pero aún así está surgiendo un movimiento que niega la realidad del problema o retrasa la necesidad de actuar. ¿Cómo se siente al respecto?

Por un lado me entristece, pero por el otro me motiva a actuar con más determinación. No podemos quedarnos en la actitud de lamentarnos por quienes están promoviendo estas ideas, debemos ir un paso más allá. Sabemos que hay campañas muy bien organizadas y financiadas para promover los falsos discursos negacionistas. Frente a esto debemos activarnos, dar a conocer la realidad y conectar directamente con la gente.

¿Y qué podemos hacer nosotros, como ciudadanos, para contribuir a la causa?

Pensar en el cambio climático es abrumador para cualquiera. Sobre todo porque es un problema tan grande que nos desborda. Por eso necesitamos desplegar todas las acciones posibles, a pequeña y gran escala, para hacer frente a esto. Lo primero, y lo más importante, es escoger con mucho cuidado a quien nos gobierna y presionar para que se impulsen políticas a corto, medio y largo plazo en pro del planeta. No hay otra opción. Como ciudadanos entonces debemos exigirle a nuestros gobiernos, a quienes elegimos, una agenda que sea compatible con la vida y con el bienestar del planeta.

"Las empresas están impulsando esta transición porque saben que es rentable y la gente cree en ello porque sabe que es su garantía de futuro"

¿Es posible mandar un mensaje optimista sobre el futuro que nos depara?

Yo creo que sí. De hecho creo que es nuestra obligación mandar un mensaje de esperanza y seguir animando a la acción. Ya hay muchas señales que nos indican que esta transición ya se inició, que es imparable y que, aunque algunos lo intenten, no va a haber retroceso. Las empresas están impulsando esta transición porque saben que es rentable. La gente cree en ello porque sabe que es su garantía de futuro. El contexto actual es complicado, pero justamente por eso no podemos perder la esperanza.