Agua

Sobreexplotados y contaminados: los acuíferos españoles piden auxilio

Casi el 60% de las aguas subterráneas del país está afectada por nitratos

Sobreexplotados y contaminados: los acuíferos piden auxilio

Sobreexplotados y contaminados: los acuíferos piden auxilio / Mishainik/Shutterstock

Olaya González

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Los recursos hídricos del subsuelo son un elemento clave para combatir la sequía y garantizar el suministro de agua potable. Sin embargo, en España los acuíferos están cada vez más contaminados, debido a las grandes cantidades de nitratos procedentes de la ganadería intensiva y la actividad industrial, entre otras cosas. A ello se une la creciente sobreexplotación de este recurso.

España tiene un problema con sus aguas subterráneas y es tan grande que organizaciones ecologistas, asociaciones científicas, incluso la Unión Europea, no paran de recordárselo. Las consecuencias se ven en un solo vistazo: la tierra se muere de sed. Aunque es verdad que los ciudadanos de las zonas más secas del país llevan años acostumbrados a vivir con restricciones en los meses con menos precipitaciones, la bola ha crecido hasta tal punto que empieza a ser difícil de manejar. Y es por culpa de que la sequía ha pasado a ser un mal crónico. Aunque para encontrar una explicación a esto, el instinto lleva a mirar al cielo, lo cierto es que una gran parte del problema (y de la solución) pasa por el subsuelo.

Según datos de la Unesco, las reservas subterráneas suministran la mitad del agua potable que se consume en todo el planeta. En el Viejo Continente la dependencia es aún mayor, tanto que, de acuerdo a las estimaciones de Bruselas, debajo de nuestros pies mana el 65 por ciento del total utilizado para el abastecimiento urbano y hasta un cuarto de los litros destinados a la agricultura de regadío.

Profundidad de los pozos de España

Profundidad de los pozos de España / Scott Jasechko

En España, tal y como recoge la última estadística difundida por el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), esta proporción se eleva a un 30 por ciento. Si bien es cierto que en la práctica totalidad de las regiones impera un modelo híbrido que se nutre de recursos superficiales y subterráneos, hay zonas que beben sólo de acuíferos. Con estas cifras en la mano no resulta complicado entender por qué su contaminación es un verdadero drama.

Exceso de nitrógeno y fósforo

La palabra clave es eutrofización, un vocablo que designa el exceso de nitrógeno y fósforo que provoca la corrupción de las aguas. La razón es simple: estos compuestos químicos hacen que plantas y otros organismos crezcan de manera descontrolada, lo que da como resultado unas aguas sin oxígeno y llenas de fango.

El 44 por ciento de las masas subterráneas en España se encuentra en mal estado, según un estudio de Greenpeace

Las consecuencias son catastróficas y afectan de lleno a la biodiversidad (algunas algas producen sustancias potencialmente letales para peces y aves) y a las reservas hídricas. Las causas son variadas, pero entre las más frecuentes destacan la agricultura, la ganadería intensiva, los residuos urbanos y la actividad industrial. Una vez más, en la búsqueda del difícil equilibrio entre actividad económica y desarrollo sostenible, es el medio ambiente el que sale perdiendo.

Sobreexplotación sin regeneración

Según un informe reciente elaborado por Greenpeace, el 44 por ciento de las masas subterráneas en España se encuentra en mal estado. «Este país ha permitido la sobreexplotación por encima de la regeneración del ciclo del agua y ha contaminado este recurso, pese a que está llamado a ser una fuente de abastecimiento humano cada vez más importante. Más aún conforme la emergencia climática avance y los periodos secos se prolonguen», sostiene la organización ecologista. En este punto hay que distinguir entre dos problemas: las aguas subterráneas que están en mal estado cuantitativo (un 27 por ciento, según el estudio) y las que presentan deficiencias desde un punto de vista químico (hasta un 30 por ciento). Un 14 por ciento falla en ambos aspectos.

Peces muertos por aguas corrompidas

Peces muertos por aguas corrompidas / Jason Mintzer/Shutterstock

Las cifras varían en función del estudio que se consulte, pero el diagnóstico es siempre el mismo. Según la investigación más reciente de la Red Ciudadana de Medición de Nitratos, casi el 60 por ciento de las aguas subterráneas españolas está contaminada por nitratos. Y el 37 por ciento supera el límite legal. Incluso el propio Ministerio para la Transición Ecológica reconoce que el 40 por ciento de las masas contabilizadas no alcanza el mínimo que exige la directiva europea del agua.

El papel de las macrogranjas

Por zonas, hay varias que aparecen destacadas en el mapa de la Península Ibérica: el río Ebro, y territorios de Cataluña, Castilla y León, Mallorca y Gran Canaria tienen el dudoso honor de encabezar esta lista. Pero no hay duda de que se trata de un problema global. «El daño por extracciones aumenta hacia el sur, mientras que la contaminación se concentra allí donde tiene un fuerte peso la agricultura y también en las zonas más saturadas por la expansión de las macrogranjas», alertan expertos de Greenpeace. Y es que estas, precisamente, tienen un buen pedazo de la responsabilidad de esta lacra.

Las grandes explotaciones ganaderas son cada vez más comunes en el país y tienen poco que ver con la actividad milenaria de criar cerdos, vacas o pollos para el consumo humano. Además de obviar el bienestar de los animales, esta forma intensiva de producir carne, leche o huevos es tremendamente dañina para los ecosistemas.

Las macrogranjas, en el origen de la contaminación por nitratos

Las macrogranjas, en el origen de la contaminación por nitratos / Agencias

Las macrogranjas cuentan sus animales por miles y sus excrementos producen tal cantidad de nitratos que el suelo los filtra hasta que llegan a los acuíferos. Si bien es verdad que siempre se ha dicho que las heces del ganado son un buen abono para la tierra, la realidad es que si se acumulan de forma descontrolada se pueden llegar a convertir en un auténtico problema de contaminación. Por eso, gran parte de la solución a la mala calidad de las aguas subterráneas pasa por regular a estos negocios, según los expertos.

Un plan de acción

En España, este es un problema de primer nivel, tanto que la Comisión Europea tiene abierto un expediente contra el Gobierno por incumplir la norma sobre nitratos. La Directiva Marco del Agua dicta que la totalidad de las masas subterráneas deben estar en buen estado antes de que concluya 2027, algo que en España ya no parece factible. «Europa ya ha dado muestras de que tiene poderosas razones para considerar que esta exigencia no se va a cumplir en el caso español», alerta Greenpeace. Porque, cuando un acuífero se ha contaminado, su saneamiento total puede prolongarse durante décadas.

La Comisión Europea tiene abierto un expediente contra el Gobierno por incumplir la norma sobre nitratos

Para solucionar estas deficiencias, el Ministerio para la Transición Ecológica ha puesto en marcha un plan de acción que busca garantizar la supervivencia de este pilar del bienestar hídrico de la población. «Su papel es decisivo desde el punto de vista socioeconómico, tanto para garantizar el abastecimiento de agua de calidad como el suministro a otros usos económicos, como los industriales o agrarios. A esto se añade su papel estratégico en situaciones de sequía, dada su menor vulnerabilidad, y la especial relevancia que adquieren en un contexto de cambio climático», afirman desde el departamento que dirige la vicepresidenta Teresa Ribera, donde también reconocen que, al ser un recurso poco conocido, en muchas ocasiones es «infravalorado y no gestionado de forma adecuada».

«El alto contenido de nitratos es uno de los principales problemas de contaminación en algunas zonas de España. Se trata de un mal persistente que se arrastra desde el pasado. La principal fuente de contaminación por nitratos en las aguas subterráneas es difusa, y concretamente proviene de las prácticas agrarias, es decir, agrícolas y ganaderas: abonado, riego y residuos ganaderos», añaden los mismos expertos. Por eso, el fin último de este plan está claro: «La mejora del conocimiento, gestión y gobernanza, enfocada en el gran reto de alcanzar su buen estado cuantitativo y químico y los objetivos de las zonas protegidas y ecosistemas asociados, compatibilizándolo con su utilización sostenible para los diferentes usos».

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ENTREVISTA. Marco Dentz, investigador del IDAEA-CSIC:

«Los contaminantes pueden llegar a manantiales de suministro humano»

Marco Dentz, investigador

Marco Dentz, investigador / CSIC

La corrupción de los acuíferos tiene una gestión compleja, por eso es vital el papel de la ciencia para encontrar soluciones innovadoras. Y para ello hay que saber dónde está el origen de este mal. Ese es el objetivo del proyecto Karst, un estudio que trata de desentrañar las leyes de la física que rigen el flujo del agua y el transporte de sustancias contaminantes. Marco Dentz es miembro del CSIC en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) y también el investigador principal de este proyecto, que ha recibido financiación del prestigioso programa ERC Synergy, del Consejo Europeo de Investigación.

-¿En qué consiste el proyecto Karst?

-Su objetivo es caracterizar, cuantificar y modelar los sistemas de cuevas subterráneas para predecir el flujo de agua y de sus contaminantes. La primera fase está dedicada a investigar y cuantificar las leyes de flujo de agua en conductos o cuevas que se caracterizan por geometrías complejas. En la segunda, se investigarán las redes de estas cuevas con el objetivo de clasificarlas y poder generar réplicas en el ordenador. La tercera está dedicada a modelar matemáticamente el flujo de agua y tóxicos en las redes de las cuevas y cuantificar cómo su estructura determina esos procesos. Esto facilitará la evaluación del impacto de inundaciones, sequías o vertidos y el diseño de medidas de prevención y remediación.

-Ha recibido 10 millones de fondos europeos. ¿Qué ha supuesto ese extra de financiación?

-Lo facilita, lo hace posible. Colaboramos cuatro investigadores de cuatro países europeos: España, Francia, Eslovenia y Suiza. El presupuesto se reparte entre los diferentes grupos de investigación y la mayor parte irá para el personal. Necesitamos un equipo multidisciplinar muy cualificado.

-¿Tiene España un problema con la corrupción de sus aguas subterráneas?

-Los acuíferos kársticos son sistemas frágiles porque el agua y los contaminantes fluyen rápidamente a través de ellos, por lo que son altamente vulnerables. Durante tormentas fuertes se infiltra gran cantidad de agua que puede llegar a ríos y arroyos, que se pueden desbordar y causar inundaciones. Los contaminantes se filtran y se transportan rápidamente. Así pueden llegar a manantiales que se usan para el suministro de agua. Ocurrió en Canadá en el año 2000, cuando se colóagua corrompida por estiércol en un acuífero kárstico. Afectó a la salud de más de 2.000 personas. Este es un problema a nivel global.

-¿De dónde proceden estos contaminantes?

-De distintas fuentes: de la industria, de la agricultura, de vertederos… Hay una gran variedad. Por ejemplo, en el proyecto está previsto estudiar un acuífero kárstico en Suiza que está contaminado con solventes clorados y no se sabe cuál es su origen. Queremos utilizar las herramientas matemáticas para la hidrología forense y averiguar la fuente.

-¿Hay solución a corto plazo?

-Depende de cada caso. El proyecto trata de encontrar soluciones eficientes, facilitar la predicción de la contaminación y el diseño de medidas de prevención y remediación.

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Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es