Fauna

El drama de las focas árticas: acosadas por el cambio climático, los depredadores y los humanos

La disminución de la cubierta marina de hielo está disparando la mortalidad de las crías

Las focas árticas, acosadas por el cambio climático, los humanos y los depredadores

Las focas árticas, acosadas por el cambio climático, los humanos y los depredadores / unsplash

Ramón Díaz

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El futuro de las focas árticas es cada vez más incierto. Aunque el número de ejemplares de algunas especies todavía se cuentan por cientos de miles, el cambio climático, los depredadores y las actividades humanas están reduciendo drásticamente su hábitat por el derretimiento del hielo marino y la nieve. Un grupo de científicos se ha conjurado para hallar fórmulas de conservación que garanticen la supervivencia de unos animales que forman parte de la cultura milenaria de los esquimales.

El ecólogo marino Brendan P. Kelly, director científico del Estudio del Cambio Ambiental del Ártico y profesor en la Universidad de Alaska Fairbanks, y su equipo llevan treinta años estudiando el comportamiento y los movimientos de estos mamíferos marinos, en especial de la subespecie conocida como foca anillada de Saimaa (Pusa hispida saimensis).

En una reciente conferencia, Kelly ha explicado que las focas, que han existido durante millones de años, han dado un paso evolutivo audaz, ya que dejar el agua ha significado ser vulnerable a los depredadores. Pero ese no es el mayor peligro al que se enfrentan, puesto que los humanos y el cambio climático están afectando severamente al Ártico. 

"Los gases de efecto invernadero están aumentando y provocan que nuestro clima se caliente. En el Ártico, el calentamiento se produce más del doble de rápido que el promedio mundial. La capa de hielo es como un enorme espejo que refleja la luz del sol de regreso al espacio, y una vez que desaparece, el el agua oscura del océano se calienta cada vez más rápido", ha explicado Kelly.

Ejemplar de foca anillada de Saimaa.

Ejemplar de foca anillada de Saimaa. / Brendan P. Kelly / Universidad de Finlandia Oriental

Las focas están perfectamente adaptadas al durísimo hábitat que ocupan: pasan el 80% del tiempo en el agua y pueden respirar bajo la nieve y en las cuevas de nieve que excavan.

Las crías, en peligro

Uno de los problemas que está afectando a las focas es consecuencia de que el pelaje de las crías proporciona poco aislamiento contra el frío. Las madres calientan la guarida, aislada por la nieve, cuando entran para alimentar a sus cachorros, pero si la capa de nieve es demasiado delgada, los pequeños se enfrentan a la depredación y a la congelación. Además, en el Ártico resulta complicado construir guaridas artificiales debido a las vastas áreas de hábitat de hielo.

Los inuit están muy preocupados por el futuro de las focas, que forman parte fundamental de su nutrición y de su cultura. Están intranquilos, por ejemplo, por las áreas protegidas declaradas por los gobiernos, que impiden su acceso a estos mamíferos marinos.

Los pueblos que habitan las regiones árticas han estado cazando focas durante miles de años, por lo que tienen una enorme cantidad de conocimientos sobre cómo viven estos animales.

Dos focas en una imagen tomada en Alaska.

Dos focas en una imagen tomada en Alaska. / unsplash

El equipo que encabeza Kelly ha señalado que estos conocimientos debe ser más fácilmente accesible para los políticos y los responsables de la toma de decisiones en el Ártico, para que así las medidas de conservación consideren a todos los implicados.

"Los académicos tenemos la terrible costumbre de ocultar información: deberíamos ser mejores para comunicar nuestro conocimiento en un lenguaje sencillo y en historias. En ese frente, todavía tenemos mucho trabajo por hacer", ha reconocido Kelly, que demanda un esfuerzo colectivo para comprender a los inuit y, a la vez, por garantizar el futuro de las focas.

Mejor señal GPS que los científicos

Entre los descubrimientos efectuados por estos científicos en los últimos años destaca, por ejemplo, que durante la temporada de cría las focas hembras suelen sumergirse a más de 100 metros en el agua en busca de alimento, mientras que los machos realizan inmersiones menos profundas cerca de los orificios de respiración de las hembras.

El monitoreo satelital de las focas muestra que un macho puede nadar 2.500 kilómetros y luego regresar a su hábitat original. "Las focas tienen una mejor señal en su GPS que nosotros los científicos", ha resaltado Kelly.

El cambio climático es uno de los principales enemigos de las focas. Sobre todo porque está propiciando una drástica disminución de las especies de peces que constituyen su principal fuente de alimento.

El calentamiento del Atlántico Norte durante el último medio siglo ha reducido significativamente la cubierta de hielo en zonas de cría de focas y ha provocado tasas de mortalidad más elevadas en las crías, según han revelado varios estudios científicos.

La foca anillada del Saimaa es uno de los animales mas singulares de Finlandia.

La foca anillada del Saimaa es uno de los animales mas singulares de Finlandia. / Ismo Pekkrinen / AOP

Las investigaciones muestran que la cubierta de hielo marino estacional ha disminuido hasta en un 6% por década desde 1979, año en el que comenzaron los registros por satélite.

La mayoría de las especies de focas necesitan hielo estable en el mar durante el invierno para dar a luz y amamantar a sus crías, hasta que éstas puedan nadar y cazar por su cuenta. Las focas hembras suelen buscar por ello las placas de hielo más gruesas y antiguas en las aguas subárticas.

Las focas no son los únicos animales árticos cuyo futuro está amenazado. También lo están, entre otros, los del oso polar (Ursus maritimus), el zorro ártico (Alopex lagopus), la ballena beluga (Delphinapterus leucas) y la morsa del Pacífico (Odobenus rosmarus). Estas cuatro especies están en peligro de extinción.

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Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es