Economía circular

Fabrican ladrillos aislantes térmicos y acústicos con ropa reciclada

Una joven arquitecta crea una empresa que recupera residuos textiles para fabricar este material de construcción

Estructura construida con los ladrillos hechos con ropa reciclada

Estructura construida con los ladrillos hechos con ropa reciclada / FabBRICK

Joan Lluís Ferrer

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La idea de una joven que era estudiante de arquitectura en 2017 permitió demostrar la utilidad que tiene la ropa vieja y que ya no se usa como materia prima para fabricar ladrillos. Hoy esa misma idea sigue dando resultado y fabrica estos materiales de construcción para varios usos y aprovechamientos en el hogar. Destaca su capacidad como aislante térmico y acústico.

Clarisse Merlet quedó impresionada por la gran cantidad de residuos textiles que cada año se generan en su país, Francia. Allí cada año se calcula que se tiran cuatro millones de toneladas de ropa, según explica el portal ecoinventos. Se trata de una cifra apabullante que, sin embargo, no es nada comparado con los 17 millones de toneladas que tiraban en Estados Unidos en esos años. Y, en cambio, apenas un tercio de toda esa ropa desechada se recicla en Francia, y menos aún, un 15% en EEUU.

La construcción es precisamente una gran consumidora de recursos naturales, en cuya extracción, transformación y transporte se originan también grandes cantidades de emisiones de CO2 a la atmósfera. Consciente de estos impactos, decidió crear sus propios ladrillos con ropa usada.

Este ejemplo de economía circular cristalizó en la empresa

FabBRICK

, que crea ladrillos decorativos, aislantes y de diseño para múltiples usos, si bien de momento no son aptos para la construcción de trabajos estructurales, aunque Clarisse Merlet espera lograrlo también en un futuro cercano.

Foto promocional de objetos con ladrillos de ropa

Foto promocional de objetos con ladrillos de ropa / FabBRICK

Se construyen en varios tamaños diferentes y se pueden usar para fabricar mesas y otros muebles, lámparas, tabiques para separar habitaciones y otros elementos similares.

El componente básico de los ladrillos es ropa triturada, que Merlet compra ya molida a un proveedor de Normandía. Sin embargo, en su web también avisa que recoge el material en los locales de quienes quieran donarlo y luego lo transforman en mobiliario o revestimientos murales.

Cada ladrillo usa el equivalente a dos o tres camisetas y se puede usar cualquier material, no solo algodón, también poliéster, elastano, PVC y otros. La empresa afirma que primero se analiza el material recuperado para determinar la viabilidad de su reutilización en este proceso.

Equipo de la empresa con ladrillos de ropa reciclada

Equipo de la empresa con ladrillos de ropa reciclada / FabBRICK

Los restos triturados de ropa se mezclan mediante un pegamento ecológico desarrollado por la propia Clarisse Merlet y posteriormente se prensan en un molde para ladrillos. Dicho molde usa la compresión mecánica para formar los ladrillos, por lo que no se requiere más energía que la que emplearía un trabajador humano para ejercer presión.

Acto seguido, los ladrillos húmedos se extraen del molde y se dejan secar durante dos semanas antes de utilizarlos. Son resistentes al fuego y a la humedad y entres sus principales virtudes destaca su excelente aislamiento térmico y acústico.

Mueble construido con el material

Mueble construido con el material / FabBRICK

La empresa nació en 2018 y en apenas dos o tres años ya había elaborado más de 40.000 ladrillos, lo que representa 12 toneladas de residuos textiles reciclados y recuperados para otros usos, lo que ha evitado a su vez la extracción de recursos naturales y emisiones a la atmósfera.

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Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es