Cumbre del clima

Sharm el-Sheikh promete proteger a los más vulnerables del caos climático

La cumbre del clima arranca con la promesa de abordar el debate sobre pérdidas y daños por los desastres climáticos en el sur global

Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, reclama un "pacto de solidaridad climática"

Consumo sostenible: mejores opciones para el clima

Consumo sostenible: mejores opciones para el clima / Pixabay

Valentina Raffio

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Sharm el-Sheikh ha logrado arrancar una promesa histórica. Por primera vez en los casi treinta años de cumbres del clima y encuentros diplomáticos, los países han acordado incluir en su agenda oficial de negociaciones el debate sobre cómo financiar las pérdidas y daños que la crisis climática está causando en el sur global. Se trata de una reivindicación histórica que hace décadas que está sobre la mesa y que, en el fondo, pone en evidencia cómo las emisiones de los países más ricos (y contaminantes) del planeta han desencadenado un caos climático global que está afectando de manera desproporcionada a las zonas más vulnerables del planeta.

En las próximas dos semanas, la ciudad egipcia se convertirá en el epicentro de un debate clave para el futuro del planeta. El año pasado, reunidos en Glasgow, los países acordaron "doblar la financiación" para planes de adaptación frente al avance de la crisis climática y "aumentar la ambición" de sus planes para recortar las emisiones de gases de efecto invernadero. Llegados a Sharm el-Sheikh, habrá que ver cómo estas promesas toman forma. Y si, tras la vigésima séptima cumbre del clima, todo esto logra materializarse en un acuerdo global capaz de frenar el avance de la crisis climática y proteger a los habitantes del planeta frente a sus efectos.

En estos momentos, justo cuando arrancan las negociaciones oficiales de la cumbre, solo hay tres países que han aceptado formalmente financiar las pérdidas y daños de la crisis climática en el sur global. Escocia y Dinamarca fueron los primeros en dar el paso. Bélgica, por su parte, este lunes se ha sumado oficialmente a la iniciativa y ha anunciado la creación de un fondo de 2,5 millones de euros para financiar los estragos de la crisis climática en Mozambique. Más allá de estos primeros pactos, la gran esperanza es que Sharm el-Sheikh arranque el compromiso de grandes potencias como Estados Unidos, Unión Europea y Reino Unido. Y esto es algo que, hoy por hoy, todo apunta a que suscitará gran debate.

Pacto de solidaridad climática

Este lunes, en la inauguración oficial de la cumbre, diplomáticos y jefes de estado han tomado la palabra para hablar del reto que tenemos por delante. "En tan solo unos días, el mundo cruzará el umbral de los 8.0000 millones de habitantes. Este hito nos debería ayudar a poner en perspectiva el debate de esta cumbre del clima", ha argumentado Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, durante su intervención ante los líderes mundo. "¿Qué le diremos al bebé 8.000 millones cuando nos pregunte por qué no hicimos nada para el planeta cuando tuvimos la oportunidad?", ha argumentado.

"¿Qué le diremos al bebé 8.000 millones cuando nos pregunte por qué no hicimos nada para el planeta cuando tuvimos la oportunidad?"

— Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas

Durante su intervención, Guterres ha pedido lanzar un impuesto para las petroleras para financiar los daños causados por la crisis climática. Asimismo, ha reclamado la creación de un "pacto de solidaridad climática" que incluya, entre otros, una promesa para reducir las emisiones antes de que acabe esta década, para reducir la explotación de combustibles fósiles y para ayudar a las economías emergentes a hacer frente a los retos de la crisis climática. "Las principales economías del mundo, Estados Unidos y China, tienen una responsabilidad especial en unir esfuerzos para que este pacto sea una realidad", ha destacado Guterres durante su discurso, recordando que estos retos son "un imperativo moral" para el planeta. 

El portavoz de Naciones Unidas también ha recordado que la crisis climática es "la lucha de nuestras vidas" y que aun así, hoy por hoy, "la estamos perdiendo". En este sentido, el diplomático ha recordado que, según alertan los últimos informes científicos, las emisiones de gases de efecto invernadero siguen creciendo, las temperaturas siguen aumentando y que, así haciendo "nuestro planeta se está acercando a unos puntos de inflexión que convertirán el caos climático en algo irreversible". 

"Deber moral"

En los discursos inaugurales de este lunes, han sido varios los países del sur global han defendido la creación de estos fondos para pérdidas y daños como un "deber moral" de los estados más desarrollados (y contaminantes) del planeta hacia las "víctimas" de los desastres climáticos. Uno de los discursos más emotivos ha sido el de Shehbaz Sharif, primer ministro de Pakistán, quien ha recordado los estragos de que han causado en su país las inundaciones mortales y violentas tormentas de los últimos meses. "No abandonaremos la mesa de negociaciones sin asegurar los fondos para pérdidas y daños. Cualquier cosa menos que eso será un fracaso", ha argumentado Sharif durante su intervención.

"No abandonaremos la mesa de negociaciones sin asegurar los fondos para pérdidas y daños"

El debate sobre cómo financiar estas pérdidas y daños arranca en un contexto particularmente espinoso. Por un lado, porque tirar adelante esta petición implica que los países más ricos (y contaminantes) de mundo asuman su responsabilidad por los estragos climáticos que están ocurriendo en otras regiones del mundo. Por otro lado, crear (y mantener) un fondo internacional de miles de millones de dólares es particularmente complicado en un mundo inmerso plagado de tensiones geopolíticas y con el fantasma de una recesión a la vuelta de la esquina.

Hace ya una década que se acordó la creación de un fondo de 100.000 millones de dólares anuales para hacer frente a este problema. El objetivo era alcanzar esta cifra en 2020. Dos años más tarde, según constatan varios informes, este número no solo no se ha alcanzado sino que, además, las pérdidas y daños derivados de la crisis climática son cada vez más costosos de compensar. Sharm el-Sheikh inicia el debate para (intentar) arrancar un compromiso global sobre una cuestión que, según defienden los afectados, va mucho más allá de la creación de un fondo económico. Es una cuestión de justicia climática

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