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Los buitres negros alzan el vuelo en Catalunya

El núcleo de la sierra de Boumort, donde en 2008 empezó el programa de reintroducción, se consolida con 70 ejemplares

En breve comenzará en el macizo de Els Ports un plan similar de liberación de ejemplares

buitre

buitre / Aegypius monachus_ Senterada

Antonio Madridejos

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El buitre negro, la mayor de las rapaces de Europa, con ejemplares que pueden alcanzar los 12 kilos de peso y casi tres metros de envergadura entre ala y ala, ha regresado con paso firme a Catalunya un siglo después de darse por extinto. El núcleo de cría en la sierra de Boumort, en la comarca del Pallars Jussà, donde en 2008 empezó un ambicioso programa de reintroducción, se ha consolidado con éxito y en breve comenzará un programa similar en el macizo de Els Ports. Si todo va bien, posiblemente se sume después algún punto del Pirineo más oriental. Los mismos humanos que acabaron con la especie son ahora su esperanza.

La evolución ha sido tan positiva que en 2016 dejó de ser necesario soltar en Boumort nuevos buitres negros. "Hay ya 20 parejas nidificantes y un total unos 70 individuos -explica Núria Vallverdú, coordinadora de Trenca, una de las asociaciones participantes en el programa de reintroducción-. Si generalmente se considera que una población necesita al menos 50 ejemplares para ser viable, ya se ha superado ese umbral".

Ya en el segundo año del programa, en 2010, la hembra Perla y el macho Portell, ambos traídos desde Extremadura, donde se mantiene una población silvestre superior al millar de ejemplares, se encargaron de demostrar que la cría en el Pallars también era posible. "En Boumort podríamos llegar a 100 parejas en 15-20 años", baraja Ernesto Álvarez, director de Grefa, la organización de fauna que lleva a cabo las liberaciones y que coordina el programa Monachus de buitre negro.

Población consolidada

"La población se ha consolidado y los pollos que nacen ya se quedan en el territorio de forma natural", sintetiza el especialista Marc Gálvez, asesor externo del programa. Cada primavera nacen en Boumort entre 5 y 11 ejemplares, una cantidad que puede parecer modesta pero que no lo es en absoluto si se tiene en cuenta que las parejas -que son monógamas- no crían todos los años y que las puestas son de un solo huevo. Además, muchos alevines no alcanzan la edad adulta.

El buitre negro ('Aegypius monachus'), que nidifica en la copa de grandes árboles, en masas forestales bien conservadas, es un ave necrófaga no debe confundirse con el omnipresente buitre común o leonado ('Gyps fulvus'), que forma colonias muy densas en acantilados, riscos y todo tipo de barrancos. Además, y entre otras muchas diferencias, el primero tiene un plumaje muy oscuro, como su nombre indica, mientras que en el segundo lo que domina son los tonos ocres. Aunque es posible ver ejemplares juntos de ambas especies, la convivencia no siempre es amistosa. 

En total, entre los años 2008 y 2015 se liberaron en Boumort más de 70 buitres negros procedentes de diversos centros de rehabilitación de fauna. El mismo programa, pero con menos ejemplares, se desarrolló simultáneamente en la montaña de Alinyà, situada a 40 kilómetros en línea recta de Boumort, aunque en este emplazamiento nunca se ha logrado un núcleo estable.

En Boumort se mantienen abiertos tres muladares o 'canyets' donde se depositan despojos y otros restos de ganadería y de la industria cárnica para facilitar la alimentación de las aves, dice Gálvez, aunque cada vez los necesitan menos porque en su territorio encuentran comida con relativa facilidad. La disponibilidad natural incluye restos animales muertos por causas naturales, desde ovejas domésticas hasta ciervos y corzos, que en Boumort son particularmente abundantes. "Creo que en Boumort habría que mantener micropuntos de alimentación suplementaria, pero solo en época de cría", considera Álvarez.

"Partíamos de cero"

"Partíamos de cero. Ya no quedaba ni un buitre negro en Catalunya", enfatiza Vallverdú para destacar el éxito obtenido. Documentos y pruebas arqueológicas demuestran que la especie estaba presente en buena parte de la comunidad hasta hace un par de siglos, pero la deforestación y los venenos, más el retroceso de la ganadería trashumante, acabaron con cualquier ave. "Ahora vuelve a tener miles de hectáreas idóneas para establecerse", añade Gálvez.

De hecho, la colonia del Pallars Jussà no solo se ha consolidado, sino que han empezado a expandirse. Dentro de la propia reserva de Boumort, que ocupa 13.000 hectáreas, varias parejas se han alejado del lugar de suelta y aclimatación ('hacking') y han criado un poco más al norte, explica Gálvez. El marcaje con transmisores GPS permite seguir sus movimientos y en caso de muerte determinar las causas.

Sin embargo, lo más asombroso son los grandes desplazamientos. El especialista pone el ejemplo de una pareja adulta de Boumort que voló hasta Huesca y allí creó un nido, aunque luego la puesta no prosperó. También destaca el caso de un ejemplar procedente del Macizo Central francés que llegó a Boumort y allí se quedó. E incluso el de un ejemplar joven nacido en el Pallars que voló en migración hasta Senegal y que, según las últimas noticias disponibles, ahora se encuentra por Cuenca.

En España se estima que hay actualmente unos 3.000 buitres negros, según datos de la Sociedad Española de Ornitología, repartidos por Extremadura (37% del total), Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Madrid y Baleares (una colonia en Mallorca), más los dos núcleos donde la especie se está reintroduciendo: Boumort (Lleida) y Sierra de la Demanda (Burgos-La Rioja).

Intercambio genético

Ernesto Álvarez, el director de Grefa, explica que ahora uno de los grandes objetivos es conectar todos los núcleos -incluidos dos nuevos en Francia, en el Macizo Central y los Alpes- y lograr el intercambio genético. Por este motivo, Álvarez avanza que en breve empezará un proyecto en los Ports de Tortosa y también analiza la posibilidad de crear uno en el norte de Aragón, posiblemente en el Pirineo-Sierra de Guara, y otro entre el Maestrazgo y Albarracín-Montes Universales. "Entonces lo tendríamos todo atado", dice el director de Grefa, quien no descarta que la especie puede entonces seguir creciendo por sus propios medios hasta llegar incluso a Galicia.

En cuanto al proyecto en el sur de Catalunya, que se desarrolla con el impulso del parque natural de Els Ports y la Direcció General de Polítiques Ambientals de la Generalitat, "ahora mismo se están terminando los estudios", dice Álvarez. Ello incluye, enumera, buscar la mejor zona de suelta, a poder ser lejos de tendidos eléctricos, y la creación de un puesto de alimentación, de una jaula de aclimatación y de varios posaderos para favorecer la estabilización "Confiamos en que en 15 años podamos hablar de una población viable". "Els Ports es un emplazamiento ideal, con cabaña ganadera, poca gente y abundantes ungulados salvajes. Hasta que empiezas no lo sabes, pero todo nos da positivo", concluye el director de Grefa.

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