Preparativos de la cumbre de Sharm el-Sheikh

España es el país europeo con más riesgo de muerte por calor extremo

El mundo, cada vez más expuesto a la inseguridad alimentaria

Los fallecimientos por altas temperaturas han aumentado un 95% en los últimos veinte años en Europa

Ola de calor en España

Ola de calor en España

Valentina Raffio

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Los países mediterráneo, y en concreto España, destacan como uno de los epicentros del calentamiento global. Esta zona no solo está viviendo un incremento de los termómetros por encima de la media sino que, además, está cada vez más expuesta a las temperaturas extremas. Según destaca el último informe científico 'The Lancet countdown', el avance de la crisis climática ha convertido a España en el país europeo con más riesgo de muerte por calor extremo.

El análisis, liderado por un centenar de científicos de todo el mundo, apunta a un aumento de muertes por calor extremo en todo el continente. En el conjunto europeo, se estima que las muertes por calor extremo han aumentado un 95% en los últimos veinte años. De media, el informe calcula que en la última década las altas temperaturas se relacionan con la muerte de 15 personas por cada millón de habitantes.

En España, esta cifra es el doble. Según apuntan los expertos, aquí se producen unas 30 muertes anuales por cada millón de habitantes debido al alza de los termómetros. Si el calentamiento global sigue avanzando, destaca el informe, las muertes por exceso de calor se podrían multiplicarse por dos en los próximos 34 años.


Este fenómeno, según señalan los expertos, es particularmente peligroso para los colectivos vulnerables al calor extremo: niños menores de un año, personas mayores de 65 y pacientes con un estado de salud delicado o patologías crónicas. Esto se debe a que, tal y como describen innumerables estudios, "el calor es un disparador de enfermedades". "En la mayoría de casos, la gente no muere de un golpe de calor. La gente muere por problemas cardiovasculares o respiratorios agravados por las altas temperaturas", explicó el investigador Aurelio Tobías,  del Institute of Environmental Assessment (IDAEA-CSIC, en una entrevista con este diario.

"En la mayoría de casos, la gente no muere de un golpe de calor. La gente muere por problemas cardiovasculares o respiratorios agravados por las altas temperaturas"

Es cierto que, como dice el refrán, una golondrina no hace verano. Pero la ola de calor extremo de este último verano ilustra los peligros del calor extremo para la salud. Entre los meses de junio y agosto Europa sufrió una de las olas de calor más intensas y duraderas jamás registradas. En tan solo unas semanas, los termómetros del viejo continente alcanzaron cifras históricas y batieron cientos de récords de temperatura. El Instituto de Salud Carlos III, a partir del sistema de vigilancia de mortalidad del MoMo, calculó cerca de 4.584 muertes relacionadas con el calor extremo en España. Esta cifra supone más del triple respecto a lo registrado tan solo un año antes.

El promedio de días de exposición a calor extremo se ha multiplicado un 57% en la última década

Más días de calor extremo

Mientras los datos a gran escala esbozan el peligro de las altas temperaturas para el conjunto de la población, otras cifras muestran cómo este fenómeno está afectando el día a día de cada uno de nosotros. El último balance de 'The Lancet countdown' calcula que el promedio de días de exposición a calor extremo se ha multiplicado un 57% en la última década. Esto significa que, hoy por hoy, las personas aguantamos más del doble de jornadas de altas temperaturas respecto a hace tan solo diez años.

El estudio también muestra que ha aumentado el número de horas de calor extremo en las que resulta peligroso realizar actividad física (moderada y de alta intensidad). En los países del sur de Europa, como España, este indicador se ha incrementado un 106% en los últimos 30 años. En 2020, por ejemplo, los termómetros disparados provocaron la pérdida de 429 horas aptas para realizar ejercicio. En el caso de actividades de alta intensidad, como el ciclismo de montaña, el calor extremo se relaciona con la pérdida de 627 horas para practicar deporte. Esto supone un incremento del 77% respecto a la última década.