EMERGENCIA AMBIENTAL

Colectivos por el clima critican la inacción del Govern

El 'conseller' Damià Calvet, durante la rueda de prensa que ha ofrecido este lunes.

El 'conseller' Damià Calvet, durante la rueda de prensa que ha ofrecido este lunes. / ANDREA ZAMORANO

Michele Catanzaro

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La <strong>Primera Cumbre Catalana de Acción Climática </strong>ofrecía esta mañana una doble imagen. Dentro del Teatre Nacional de Catalunya se sucedían las intervenciones de representantes de instituciones (incluyendo el president Quim Torra) y empresas como Seat o Port de Barcelona.

Fuera, se concentraban activistas de los Fridays for Future y otros movimientos sociales, que lamentaban no haber sido invitados al escenario de la cumbre y criticaban la inacción del Govern, casi un año después de declarar la emergencia climática.

Durante la cumbre del clima que se celebró en diciembre en Madrid, la Generalitat anunció que iba a organizar un encuentro catalán en el cual presentaría su "hoja de ruta" climática. Ese programa, que se ha hecho público esta mañana, ha quedado finalmente en un conjunto de compromisos voluntarios de reducción de emisiones para empresas e instituciones.

Compromisos generales y sectoriales

El documento, impulsado por el conseller de territorio y sostenibilidad Damià Calvet, es el resultado de reuniones con más de doscientos representantes de diversas organizaciones. Su cumplimiento será voluntario: las organizaciones podrán elegir cuales de los objetivos fijados en el texto se ajustan a su actividad.

Dichos objetivos se articulan en seis compromisos generales y once sectoriales (para organizaciones que van desde las administraciones locales a las empresas financieras), todos ellos desgranados en un centenar de acciones específicas.

Calvet cuenta con que las empresas se adhieran al documento por responsabilidad y no prevé sanciones para las que incumplan. Le Generalitat dará publicidad a los compromisos y los fiscalizará por medio de tres comisiones dirigidas por presidentes independientes.

"Nuestro enfoque es la corresponsabilidad de la sociedad en unos compromisos que vayan más allá de lo que marcamos como gobierno", afirmó Calvet el martes pasado en una reunión con la prensa. "Hasta ahora los compromisos voluntarios han sido un gota a gota: queremos que sean públicos, notorios y masivos", ha añadido.

Esta mañana, un conjunto de colectivos ciudadanos, entre los cuales el movimiento de Greta Thumberg (Fridays for Future) han replicado con un comunicado que denuncia la "falta de acción del govern de la Generalitat" y la "invisibilización" de los movimientos climáticos. Al contrario de lo ocurrido en Madrid, ninguno de sus representantes ha desfilado en el escenario del TNC.

Los colectivos proponen once medidas basadas en acciones de gobierno, como el bloque de la ampliación de puertos, aeropuertos y carreteras o la prohibición de los plásticos de un solo uso.

Las criticas vinieron también desde el ámbito institucional. El vicepresidente de mobilidad del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) ha difundido un comunicato después de la cumbre en la cual la califica de "escenificación" y reclama que se terminen infraestructuras de transporte público y se adopten medidas obligatorias como las emprendidas por las administraciones locales.

Perplejidad

Diversos expertos han expresados su perplejidad ante la iniciativa de la Generalitat. "Está demostrado que las acciones voluntarias contribuyen poco a la reducción de emisiones", afirma Jeroen van den Bergh, investigador ICREA en el Institut de Ciències i Tecnologies Ambietals (ICTA-UAB).

"Estas iniciativas dan la impresión de que estamos haciendo algo y quitan presión a las políticas efectivas. El gobierno catalán debería concentrarse en presionar al español, que es quien puede aportar soluciones, para que lleve a cabo políticas eficaces", afirma.

"Ahora necesitamos normas para reducir emisiones sin escapatorias, no voluntarismo", coincide el divulgador ambiental Andreu Escrivà. "Qualquier iniciativa voluntarista no sirve: ya no hay tiempo para estas cosas", coincide Anna Pérez Català, co-directora de la ONG Climate Tracker.