LUCHA PARA CONSERVAR EL PLANETA

Grito de los pueblos indígenas para salvar el Amazonas

Especial clima. La crisis climática afecta a las comunidades indígenas

Especial clima. La crisis climática afecta a las comunidades indígenas. En la foto, un mercado de Chiapas, México. / periodico

Valentina Raffio

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"No puede ser que se esté discutiendo sobre cómo salvar el Amazonas sin tener en cuenta a los pueblos indígenas", exclamó indignado el representante de la comunidad amazónica José Antonio Dumas, de la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD), durante la última Cumbre del Clima. Mientras las negociaciones políticas sobre la emergencia climática tenían lugar en las salas nobles, en las salas adyacentes los portavoces de los pueblos originarios del Amazonas discutían sobre sus planes para hacer frente al desastre medioambiental. "Cuando andamos por aquí nos llaman indios o plumíferos. Se burlan de nosotros. Pero lo que no entienden es que si nosotros estamos aquí es para remover conciencias  y decir que nuestro planeta está enfermo", criticó Héctor Martín Manchi, de la Asociación Regional de Pueblos Indígenas de la Selva Central (ARPI-SC).

Apartados de los centros neurálgicos de toma de decisiones, los pueblos indígenas muestran su rechazo con la gestión política y social de la crisis climática. Critican, por ejemplo, que para hacer frente al estado de degrado medioambiental se esté perpetuando la "visión paternalista" de los 'colonizadores' (término con el que, desde las comunidades locales, se designan a las personas o entidades ajenas al territorio que acuden a explotar los recursos naturales). O que se perpetúe la explotación de las tierras para monocultivos y otros agronegocios no sostenibles. Los activistas por los derechos del Amazonas reclaman, en cambio, la aplicación de los conocidos como 'Planes de Vida Plena', unos instrumentos de autogestión del territorio y de los recursos naturales creados por los mismos pueblos aborígenes.

"Nosotros somos los que durante milenios hemos protegido la selva. Si no fuera por nuestro pueblo el ecosistema ya habría colapsado", explica a este diario Delfina Catip, lideresa del Pueblo Awajún y miembro de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP). "Creen que no sabemos nada porque nuestros ancestros no dejaron escrito todo lo que habían aprendido del bosque. Ahora somos sus nietas y sus hijas las que tenemos que reivindicar que hay que proteger a la Madre Tierra aplicando conocimientos ancestrales", apostilla la activista.

"Nosotros somos los que durante milenios hemos protegido la selva"

Delfina Catip

— Lideresa del Pueblo Awajún

Cosmovisión indígena

Los pueblos originarios del Amazonas reclaman que para hacer frente a la crisis climática se tenga en cuenta la cosmovisión indígena. Es decir, una visión de la naturaleza en el que las personas, los animales, las plantas y los recursos forman parte de igual manera de un mismo ecosistema. "Muchos creen que los nativos no tenemos nada que aportar porque 'somos pobres'. Y eso no es cierto. Vivimos en la selva, que es una fuente de riqueza y vida", explica Manchi. Los colectivos indígenas, de hecho, reivindican una economía basada  en cadenas de valor en las que se reivindique, entre otros, los saberes y prácticas ancestrales.

"Ahora mismo tenemos dos caminos. O pintar de verde la agricultura o reconvertir este tipo de actividades para darle un valor agregado al bosque", reclaman desde la Federación de Pueblos Indígenas Kechwas de la Región de San Martín (FEPIKRESAM). En esta misma línea, varios representantes de las comunidades indígenas alertan al unísono de la irrupción de grandes empresas en el Amazonas que están adueñando de terrenos para la tala de árboles o la reconversión de estos en monocultivos. Los activistas culpan directamente a las plantaciones de la palma aceitera (especie utilizada, entre otros, para la elaboración de aceite vegetal) y otros cultivos pensados exclusivamente para la exportación.

"Esta crisis ambiental no entiende ni de clase ni de plata"

Héctor Martín Manchi

— Asociación Regional de Pueblos Indígenas de la Selva Central (ARPI-SC)

Naturaleza en estado crítico

Los activistas originarios del Amazonas argumentan unánimemente que la naturaleza se encuentra en un estado crítico. La tala de árboles, la deforestación, la explotación de recursos naturales, además de los efectos de la crisis climática sobre el ecosistema, están poniendo en riesgo la supervivencia de la selva. "Si ustedes vieran como están expoliando los recurso, como ha cambiado el paisaje, como están acabando con todo… entonces entenderían que estamos ante una crisis", reclama Dumas, quien recuerda que las comunidades locales llevan décadas poniendo en riesgo su vida para proteger el bosque, su hogar y medio de vida, de la amenaza externa.

 "Todo el daño que se le ha hecho al Amazonas es un ecocidio", clama Catip. "No solo están destrozando la Madre Tierra. Están matando a gente para poder expoliar estos recursos. Hacen mucho daño y no dejan rastro para que parezca que no ha pasado. Pero si se paran a hablar con la gente del lugar y escuchan sus historias verán que la protección de la naturaleza ya se está cobrando víctimas en la selva", recuerda la activista. "Esta crisis ambiental no entiende ni de clase ni de plata. Si el planeta muere, las víctimas también seremos nosotros", zanja contundente Manchi, mientras reclama justicia climática con corazón indígena.

Los científicos también piden defender el Amazonas

La comunidad científica también se suma al grito de auxilio para salvar el Amazonas. Hace ya más de 50 años que los científicos alertan de la fragilidad de este ecosistema constantemente amenazado por la acción humana. Este viernes, Thomas Lovejoy (de la Mason University) y Carlos Nobre (de la Brazilian Academy of Sciences) publican un editorial en la revista 'Science Advances' para avisar de que estamos ante "el punto de inflexión definitivo para el Amazonas". Los expertos, dedicados durante décadas al estudio de este ecosistema, recalcan que, aunque este último año no haya sido el más duro para la selva, la ola de incendios de este verano ha logrado despertar la conciencia sobre la importancia de este paraje natural para todo el continente.

Hacia finales de agosto, mientras en la selva tropical se producían más de 2.500 incendios simultáneos, en Sao Paolo oscureció a las tres de la tarde. El Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) de Brasil anunció que se trataba de uno de los muchos 'efectos colaterales' de la crisis climática que, junto a los incendios, había provocado que cayera la noche. Este incidente, según argumentan Lovejoy y Nobre, "despertaron al mundo ante la cruda realidad de que la preciosa Amazonia está al borde de la destrucción funcional y, junto a ella, nosotros también".

El aumento de los incendios y de la deforestación están, a su vez, poniendo en riesgo la capacidad de este ecosistema de ejercer de sumidero de carbono (es decir, de almacenar dióxido de carbono para mitigar su presencia en la atmósfera). También peligra su función como reserva de biodiversidad, ya que se trata del bosque tropical más grande del mundo que en su interior alberga al menos el 10% de las especies conocidas del planeta. La fragilidad de este ecosistema, a su vez, está provocando que el ciclo mundial del agua se tambalee. "Todos los países de América del Sur dependen del agua dulce 'reciclada' por la selva amazónica. Este solo es uno de los muchos beneficios que los humanos se arriesgan a perder si destruimos este recurso", recalcan los expertos en el editorial de la revista científica.

"La preciosa Amazonia está al borde de la destrucción funcional y, junto a ella, nosotros también"

Thomas Lovejoy y Carlos Nobre

— Editores de la revista 'Science Advances'

Diagnóstico y punto de inflexión

Los efectos de la crisis climática, la deforestación y los incendios impactan en el Amazonas como un coctel explosivo. Todo apunta a que el aumento de las temperaturas y la reducción de las lluvias en estas zonas podrían transformar el este y el sur de la selva tropical en una sabana. La herida en los bosques ya empieza a ser visible. Las estaciones secas en las regiones amazónicas son cada vez más calurosas. Las sequías aumentan a un ritmo sin precedentes. La mortalidad de las especies que habitan en climas húmedos se incrementa. La pérdida de árboles se acercan hasta el 20% en las regiones brasileñas de la selva.

"Dicho sin rodeos, el Amazonas no solo no puede resistir una mayor deforestación, sino que ahora también debe reconstruirse para que esta selva continúe ejerciendo de 'conductor' del clima continental para el planeta y una parte esencial del ciclo global del carbono, como lo ha hecho durante milenios", argumentan Thomas Lovejoy y Carlos Nobre. Desde la tribuna dedicada a política científica, los editores de la revista concluyen que, por suerte, aún estamos a tiempo de salvar el ecosistema. Tan solo haría falta aplicar los compromisos pactados en el marco del Acuerdo de París. La última oportunidad para el Amazonas pasa por la "reforestación inmediata, activa y ambiciosa" de las regiones hasta ahora más afectadas. Estas zonas (reconvertidas en ranchos de ganado o tierras de cultivo ahora abandonadas) necesitan reconstruirse para que se vuelvan a integrar al ecosistema de forma sostenible. "El punto de inflexión está aquí y ahora", zanjan los expertos.