COP 25 DE MADRID

La Cumbre del Clima encara su tramo decisivo con el bloqueo de siempre

Harrison Ford

Harrison Ford / periodico

Manuel Vilaseró

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Después de diez días de grandes declaraciones, impactantes informes científicos y un alud de actos de Gretas, Harrison Ford y  manifestaciones, alguien podría preguntarse. ¿Y la Cumbre del Clima, como va? Una respuesta fácil sería decir que mal porque las negociaciones están atascadas. Así lo han declarado varias onegés ecologistas que actúan de observadoras y los países integrados en la denominada Coalición por la Alta Ambición Climática, entre ellos España. "Hay señales claras que la COP25 llevará a poco más del ‘business as usual’ y esto es inaceptable", ha señalado el representante de la Islas Marshall, uno de los archipiélagos a los que el cambio climático tiene con el agua al cuello por la subida del nivel del mar.

Fuentes próximas a las mesas donde se dirimen los temas clave recuerdan, sin embargo, que a los martes, entrada ya la semana decisiva en la que empiezan a intervenir los ministros, siempre se llega con las posiciones muy enfrentadas. Cada uno ha formulado su propuesta, ha hablado de su libro. Es el momento de acentuar las diferencias. La negociación de verdad no empieza a desanudarse hasta bien entrados los jueves. "Hasta ese día por la tarde no sabremos si será niño o niña", apunta la misma fuente.

La presión

También podría decirse que la Cumbre va bien porque el principal objetivo de la ONU era presionar a los grandes emisores para que el próximo año amplíen sus compromisos de reducción de emisiones en la línea marcada por el Acuerdo de París. Lo único concreto y de importancia que se negocia en Madrid es el desarrollo del artículo 6 del pacto de la capital francesa: la creación de un mercado mundial del carbono  que permitiría jugar con  un precio de la tonelada de CO2. Qué emitirla costara dinero. Sería muy importante si se lograra pero es difícil. Sus promotores se conforman ya con que se apruebe alguna pequeña parte y el resto se deje encaminado para la próxima cumbre.  Sería peor cerrar en falso el tema y permitir, por ejemplo, que el mercado acabara siendo una vía de escape para los grandes emisores, con el precio del CO2 por suelos. No es  un tema imprescindible para que entre en vigor París.

El guión que se habían marcado la ONU de presión a China, Rusia, India, Japón y los Estados Unidos sí empieza a cumplirse. La Unión Europea está dando los pasos que se esperaba.  Ya se conoce que el Pacto Verde europeo de Ursula Von der Leyen prevé aumentar la reducción de emisiones del 40% comprometido para 2030 al 50% o 55%. La neutralidad climática en 2050 obtendrá luz verde en el Consejo Europeo de esta semana probablemente el viernes.  La calle ha dejado sentir su voz y Greta pondrá la guinda a su presencia con un discurso a las 9 horas de este miércoles  ante los delegados de los 196 países representados en la COP25.

La reacción

La pregunta clave es cuál será la respuesta de las grandes economías. No se espera que ninguno siga aquí los pasos de la Unión Europea. No están obligados  a presentar nuevos compromisos hasta el primer cuatrimestre del próximo año, con la cumbre de Glasgow COP26 como horizonte final, pero sí se persigue que den una señal parcial, como serían compromisos de cerrar las centrales de carbón o acepten una declaración final que promueva la mayor ambición.

Aún es pronto para saberlo. Sólo Rusia ha intervenido en el primer plenario de alto nivel, en el que participan ya los jefes de las delegaciones de los 196 países. Vladimir Edelgeriev, asesor especial para el Clima de Vladimir Putin ha anunciado la aprobación de un decreto para una ambiciosa reducción de emisiones y ha llamado al mundo a cumplir con París. El problema es que en la capital francesa los rusos no adquirieron ningún compromiso y no han ratificado el tratado hasta cinco años después.

Más protagonismo para España

Un termómetro de la reacción de los grandes será la declaración final. Los países de lo que podría llamarse la Alianza por  la Ambición proponen incluir en exte texto de carácter político que siempre cierra las COPS una llamada a aumentar la ambición y a la acción. De ‘facilitadora’ han nombrado a la ministra española Teresa Ribera junto a su colega de Singapur, una ciudad-estado rodeada de un mar que cada vez más aumenta de nivel por el efecto del cambio climático. La negociación se avizora difícil. 

Podría decirse que Han Solo ha llegado a la cumbre para la Alianza Climática frente al Imperio del Fósil capitaneado por Dar Wider Trump con las hostilidades a punto alcanzar el su punto álgido. ¿Ganarán los buenos o habrá que esperar la siguiente entrega, como en La Guerra de las Galaxias?