VACUNA NATURAL

La aldea gala de los sarrios en el Ripollès

Un rebeco del Pirineo.

Un rebeco del Pirineo. / periodico

Michele Catanzaro

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Unos 1500 rebecos de la reserva natural de caza Freser-Setcases (Ripollès) se están zafando de un virus que arrasa con su especie en todo el Pirineo.

El virus de la frontera empezó a afectar al sarrio (el animal más emblemático de la cordillera) en 2001 en el Valle de Arán. En 2005, eliminó comunidades casi enteras (hasta el 86%) en la Cerdanya y el Alt Urgell. A día de hoy, sigue expandiéndose a paso lento y firme por el Pirineo, causando altas mortalidades.

Sin embargo, en el Ripollès se ha topado con un grupo que no da su cuerno a torcer. En la reserva de Freser-Setcases, la población no sólo no merma, sino crece.

Un estudio publicado en abril en la revista Transboundary and Emerging Diseases ha revelado el secreto de esta comunidad. La mitad de los sarrios de la reserva lleva una vacuna natural. Es una variante del virus que no es letal y además les inmuniza de la más grave.

Abortos de cabras y ovejas

"La enfermedad de la frontera se descubrió hace décadas en la región entre Gales e Inglaterra", explica Óscar Cabezón, investigador de la Universitat Autònoma de Barcelona adscrito al Centre de Recerca en Sanitat Animal (IRTA-CRESA) y coautor del trabajo.

El virus es inofensivo para los humanos, pero causa abortos en cabras y ovejas. Pero al saltar al rebeco, ha empezado a matar a adultos en gran cantidad. "Probablemente, en algún momento mutó y generó una cepa de alta virulencia", explica Cabezón.

El problema está circunscrito a los rebecos del Pirineo. En todos estos años nunca se ha manifestado en otros rumiantes salvajes. Además, es improbable que sarrios infectos viajen hasta los Alpes, porque apenas se desplazan. "En todo caso, los sarrios no están amenazados", observa Cabezón.

"Sin embargo, el virus puede eliminar comunidades enteras y eso no es bueno para la diversidad genética", observa Emmanuelle Gilot-Fromont, profesora de la Escuela de Veterinaria de Lión (Francia), no implicada en el trabajo. Esto las hace más vulnerables ante la llegada de otras enfermedades.

Vacuna natural

Lo que llamó la atención de los investigadores es que el virus estaba presente en las muestras de sangre de los sarrios de la reserva, pero eso no parecía afectarles. Al analizarlo, se dieron cuenta de que había dos variantes: la cepa presente en todo el Pirineo y otra con genes distintos presente en mitad de los animales (entre el 40% y el 60%) de la reserva.

Entonces, los investigadores infectaron a sarrios con la nueva cepa y vieron que no les pasaba nada. Luego, infectaron con la cepa letal a sarrios de la reserva que tenían la nueva variante y a otros que no la tenían. Eso se hizo en una unidad de alta seguridad el CRESA y con cuidados veterinarios, puntualiza Cabezón.

Sólo los segundos sufrieron la enfermedad grave. "El virus de baja patogenicidad es una especie de vacuna natural contra el de alta patogenicidad", concluye el investigador.

Además, los científicos encontraron el virus no letal en unas muestras de sangre de la reserva de 1996. Probablemente, los sarrios de Freser-Setcases tuvieran la suerte de toparse con el virus de baja patogenicidad y que siguiera circulando cuando llegó el de alta.

Esencial monitoreo

¿Por qué no enviar a los sarrios del Ripollès de gira por el Pirineo, para que infecten a sus similares y así los inmunicen? No es buena idea, dicen los expertos, porque es probable que el virus menos letal también cause abortos en el ganado y este coste no se justificaría con una especie no amenazada.

Todos los expertos coinciden en que lo más eficaz es seguir monitoreando, investigando y limitando puntualmente la caza, para evitar mermas excesivas.

El equipo de Cabezón tiene preguntas abiertas, pero carece de fondos porque la financiación estatal no se les ha renovado, al no ser un riesgo urgente. Sólo cuentan con una suma exigua de la Generalitat para el monitoreo básico.  

"Tenemos la rara oportunidad de observar cómo dos virus están compitiendo en una población salvaje, un modelo para entender también otras enfermedades", concluye Cabezón.