LUCHA POR EL MEDIO AMBIENTE

Marejada con el velero de Greta Thunberg

zentauroepp49268115 a handout picture shows the sailboat malizia ii near lorient190805154704

zentauroepp49268115 a handout picture shows the sailboat malizia ii near lorient190805154704 / periodico

Valentina Raffio

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Con apenas 16 años, Greta Thunberg ha alcanzado la fama como una de las activistas medioambientales más famosas de la actualidad. Y, como suele ocurrir, la fama le ha traído tanto buenas y malas experiencias. Por un lado, la joven estudiante sueca ha conseguido impulsar un movimiento global para concienciar sobre la emergencia climática actual. Por el otro, su discurso ha suscitado desconfianza entre los sectores más críticos del ecologismo. De hecho, cada vez son más las voces críticas que se alzan contra las actuaciones de Thunberg y su particular manera de enfrentarse a la lucha medioambiental. Sin matices. Sin peros. Con exigencias de contundencia e inmediatez. Y, claro está, con una potente carga política e ideológica que levanta recelos.

Hija de un célebre actor y una reconocida cantante de ópera, Greta Thunberg empezó sus protestas en agosto del año pasado y, desde entonces, se ha dedicado en cuerpo y alma a la causa. Desde sus inicios, su discurso contra el cambio climático ha ido de la mano de ideas como el antiespecismo (animalismo y veganismo), el cambio de modelo económico (anticapitalismo) y, en general, la lucha interseccional contra todas opresiones (antiracismo, anticolonialismo y feminismo, entre otras). De ahí que, según argumentan muchos de sus detractores, el discurso de la joven estaría más influenciado por las voces de sus padres que por sus propias convicciones. Otros, además, también han atacado su carácter obstinado tachándola como alguien "profundamente perturbada", a lo que Thunberg ha contestado que lo que más le perturba son estas campañas de "odio y desinformación" contra la nueva generación de jóvenes activistas.

Hasta ahora, la voz de la joven promotora del movimiento 'Fridays for Future' (o 'Juventud por el clima') se ha hecho oír en las principales asambleas políticas sobre medio ambiente. Y es que la estudiante - diagnosticada con Síndrome de Asperger, trastorno obsesivo compulsivo y mutismo selectivo – siempre ha destacado que "solo habla en momentos en los que cree que es necesario" y que ahora, ante la emergencia climática, "es uno de esos momentos para alzar la voz". Este discurso la ha llevado ante Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2018 (COP24) en Polonia, el Foro Económico Mundial en Suiza y el Comité Económico y Social Europeo en Bruselas. Todo ello moviéndose por el continente europeo por suelo, principalmente en tren, para reducir su huella de carbono y así evitar las emisiones asociadas al transporte aéreo.

El barco de la discordia

Siguiendo con sus principios como bandera, hace meses la joven activista había rechazado asistir a la asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York. Ahora, sin embargo, Greta Thunberg ha anunciado vía redes sociales que no tan solo asistirá a la cumbre de la ONU sino que también se unirá a otros foros internacionales como Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrada en Santiago de Chile, además de otros eventos situados en el continente americano. La activista viajará en Malizia II, un velero alimentado en base a paneles solares y turbinas subacuáticas. La embarcación, originalmente diseñada para competir en regatas, presume de ser un vehículo de "cero emisiones". Y es por eso que la Thunberg ha optado por este medio de transporte para cruzar el océano sin contaminar.

Esta decisión ha suscitado ampollas entre los sectores más críticos de la activista ya que, según apuntan diversos medios de comunicación suecos, el 'viaje transatlántico' de la activista estaría patrocinado por BMW (fabricante de automóviles) y un banco sueco presuntamente vinculado con varios paraísos fiscales. Ante esta última controversia, la activista ha contestado que su decisión se basa en cuestiones medioambientales y que, en todo caso, se ha acordado "eliminar todos los logotipos de los patrocinadores comerciales" del barco. La aclaración no ha servido para calmar las aguas tras la vehemente aluvión de críticas pero, aún así, Greta Thunberg ha anunciado que a pesar de sus detractores ya se prepara para izar velas para mediados de mes.