NATURALEZA

No molesten al urogallo

Ante la caída de un 30% de la población de este ave en peligro de extinción, la Generalitat se propone concienciar a esquiadores y excursionistas para que eviten acosarla

Un macho de urogallo en celo.

Un macho de urogallo en celo. / DGA

Ernest Alós

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En mayo del 2017 sonaban las alarmas. Un urogallo que había adquirido la peligrosa costumbre de desplegar su vistoso ritual de cortejo nupcial en un claro demasiado frecuentado por los turistas, hasta el punto de subir a los coches y convertirse en una pieza codiciada en vídeos e Instagram, había aparecido fulminado en Benasque; era una pérdida notable, se trataba de uno de los 50 machos reproductores que sobrevivían en el Pirineo aragonés. Se culpó inicialmente a un colapso al estrés provocado por el acoso de los turistas insensibles (combinado con el subidón hormonal del celo) que había dejado pollito al brioso urogallo. Finalmente la necropsia desveló que un golpe intencionado en el pecho (¿una patada?) había acabado con la vida de la gallinácea. Pero la alerta seguía siendo vigente: no molestar al urogallo.   

Ahora ha sido la Generalitat de Catalunya la que (no porque se haya producido un óbito mediático, sino por una razón mucho más de fondo, la disminución de un 30%, en los últimos diez años, de la población de urogallos en el Pirineo catalán) la que ha emprendido una campaña para sensibilizar a los deportistas y excursionistas de la necesidad de preservar la tranquilidad del hábitat de esta especie amenazada. Según el Departament de Territori i Sostenibilitat, el descenso de ejemplares ha sido “más drástico” en las zonas del Pirineo y el Prepirineo catalanes donde se produce interacción con la actividad humana, “especialmente vinculada al esquí, las raquetas de nieve, el excursionismo, la circulación motorizada, las BTT, las carreras de montaña y la recolección de setas”.

Efectos combinados

El cambio climático está reduciendo la población de algunas especies de aves en la península ibérica, aunque no de forma generalizada. Por un lado, la expansión de los bosques está haciendo que algunas especies silvícolas no sufran mermas, algo que está sucediendo también en algunas aves de zonas esteparias. Sin embargo, las más sensibles al cambio climático son las que tienen su hábitat idóneo en zonas húmedas (la disminución de precipitaciones parece ser la amenaza principal, más que el aumento de temperaturas) pero también las de alta montaña, que ven cómo su hábitat se reduce cada vez más a cotas más altas.  

En los bosques de pino negro y pino rojo, entre 1.600 y 2.200 metros de altura, el hogar del urogallo, la población de machos de esta especie se ha reducido de los 550 censados en Catalunya en el 2005 a los 360, una regresión de cerca del 30% en solo una década. La situación más grave es la de la comarca de la Cerdanya, con una reducción del 71% de los efectivos. Es menor en el Parc Natural de l’Alt Pirineu, donde ahora se actuará (una caída del 20%), aunque allí el fenómeno es especialmente sensible porque acoge un tercio de la población catalana y un 20% de los urogallos de toda España.  

Territori i Sostenibilitat ha empezado a editar carteles informativos que se repartirán a los visitantes del Parc natural de l’Alt Pirineu y señalizaciones divulgativas, que se han empezado a instalar en las estaciones de esquí de Port Ainé, para “dar a conocer la fragilidad del urogallo y divulgar las buenas prácticas a la hora de convivir con esta especie amenazada”. La campaña incluye distintos consejos en función de la estación. En invierno, cuando el urogallo solo se alimenta de hojas de pino y los esfuerzos excesivos para evitar al hombre le pueden provocar la muerte, se pide que solo se circule por los bosques de 1.700 a 2.400 metros por itinerarios señalizados y en silencio. En primavera se deben evitar los cantaderos, los claros donde celebran su cortejo, y en verano y otoño, remover las zonas de sotobosque donde buscan insectos y bayas.  

Próximamente la señalización se instalará también en otras estaciones de esquí nórdico y alpino, como Espot y Guils Fontanera, y el próximo otoño en las estaciones de Sant Joan de l’Erm, Virós-Vall Ferrera y Tavascan. Pero más allá de los avisos genéricos, en los dos meses que aún restan de invierno se harán prospecciones de las zonas de invernada del ave para delimitar mejor las zonas sensibles en las que se deben “minimizar en inverno las actividades”.

A la labor informativa (que incluye hasta manteles con mensajes de sensibilización que se utilizarán en los refugios) se añade la labor de la asociación Paisatges Vius, con el apoyo de los gobiernos catalán y español, para establecer acuerdos de custodia con los propietarios de fincas privadas con población de urogallos para reducir los impactos dañinos, como los alambres de espinas, las alambradas ganaderas no señalizadas o el acceso con vehículo a las zonas sensibles.