CIENCIA

La UAB trata de probar por qué caminar por el bosque es saludable

Jóvenes paseando por el bosque durante el estudio experimental.

Jóvenes paseando por el bosque durante el estudio experimental. / ICTA / UAB

Arnau Soto

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Pasear por el bosque es saludable. Parece una afirmación de sentido común. Pero, ¿tiene algún fundamento? Caminar, y hacerlo en una atmósfera limpia, sin duda es beneficioso para la salud. ¿Pero lo es más hacerlo en un bosque, rodeado de aroma de resina, hojas pisadas y piar de pájaros que en cualquier otro espacio, y por algún motivo verificable más allá del bienestar psíquico? ¿O hay unas especies vegetales más balsámicas que otras? Un estudio tratará de dar respuestas demostradas empíricamente a estas preguntas. Para ello, un grupo de voluntarios han participado este viernes en un test que analiza los efectos potenciales que tienen los bosques sobre la salud humana determinando su influencia química del bosque sobre las personas.

La investigación forma parte del proyecto 'Bosques sanos para una sociedad saludable', desarrollado por el Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) y el Centre d'Investigació Ecològica i Aplicacion Forestals (CREAF) .

La iniciativa, impulsada por la Fundació La Caixa, nace del creciente interés social y científico sobre los beneficios que el contacto con el medio natural tiene para la salud humana tanto a nivel fisiológico y psicológico como emocional. También aborda el potencial terapéutico de los bosques no solo en el bienestar que puede producir una caminata, sino en la posible interacción con nuestra salud de los componentes químicos que genera gran parte de la vegetación, gracias a los elementos y organismos que se encuentran en el aire del medio natural.

Aunque hay investigaciones que indican posibles efectos de tipo fisiológico (reforzamiento del sistema inmunitario, la mejora de las constantes cardicas y la presión sanguínea o el equilibro de los niveles de cortisol, relacionados con los niveles de estrés), los responsables de la iniciativa consideran que "las evidencias hoy en día aún no constituyen una base suficientemente sólida para poder hablar de un efecto físicoquímico directo y único". Albert Bachinvestigador del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona, señala que trabajan con varias hipótesis que indican que estos componentes podrían intervenir de forma favorable. 

"Los árboles emiten sustancias que sirven para comunicarse entre ellos. El objetivo es ver si el cuerpo humano es capaz de absorber estos compuestos y observar en qué se transforman".

Albert Bach

— Investigador del Institut de Ciència i Tecnologia Ambiental de la UAB

Según explica Bach, la investigación se basa en identificar los elementos químicos que desprende la vegetación que hay en el bosque y los microorganismos que viven en este medio.El otro aspecto que se analiza es el ambiente que está formado por las bacterias y microorganismos que viven al entorno natural. "Queremos saber si pueden interactuar con los microbiomas que nosotros tenemos en el cuerpo, como el respiratorio", comenta.

Fase experimental

La fase participativa del estudio ha empezado este viernes, para conocer de qué manera las sustancias se incorporan y se metabolizan en el cuerpo después de un paseo y observar la influencia de la la química y la microbiología del bosque al instante.

Los voluntarios, personas sanas de entre 20 y 40 años, antes de iniciar su paseo entre encinas, se han sometido a un análisis de sangre en el Hospital de Sant Celoni (Barcelona) y después se les han hecho extracciones de orofaringe y muestras de saliva a lo largo de la jornada cada dos horas tras los paseos por la naturaleza.

Calidad geográfica

Esta parte experimental se ha llevado a cabo en los bosques mediterráneos de encinas, pinos y hayas, así como en zonas del Parc Natural de Montseny, "un espacio geográfico que permite analizar de forma más concreta cuál es la zona representativa donde se cumplen estas condiciones", ha explicado Bach. 

De todas estas áreas geográficas se están recogiendo muestras de aire para analizar y caracterizar las sustancias químicas presentes en la atmósfera del bosque y estudiar cómo cambian sus concentraciones con el efecto de diferentes variables como la composición de especies o la gestión de los bosques. "No sabemos si el beneficio está en un alcornocal o en una pineda, por eso realizamos el estudio en el espacio natural del Montseny, por su variedad y calidad geográfica", añadía.

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