Esperanza

La Gran Barrera de Coral sobrevivirá un siglo antes de sucumbir al cambio climático

Esta nueva previsión científica supone 50 años más de lo estimado en estudios anteriores

Un hombre bucea en la Gran Barrera de coral australiana.

Un hombre bucea en la Gran Barrera de coral australiana.

Servimedia

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Los corales de la Gran Barrera de Coral, que es un arrecife que se extiende a lo largo de unos 2.300 kilómetros al noreste de Australia, tienen suficiente diversidad genética para adaptarse y sobrevivir a las crecientes temperaturas oceánicas durante al menos otro siglo, lo que supone 50 años más de lo previsto en estudios anteriores.

Así lo aseguran cuatro biólogos evolutivos de instituciones de Australia y Estados Unidos en un artículo publicado en la revista 'PLOS Genetics, después de utilizar muestras genéticas y hacer simulaciones informáticas.

"Significa que estos corales se extinguirán si no hacemos nada, pero también significa que tenemos la oportunidad de salvarlos. Nos da tiempo para hacer algo sobre el calentamiento global, que es el principal problema", apunta Mikhail Matz, profesor asociado en el Departamento de Biología Integrativa de la Universidad de Texas en Austin (Estados Unidos) e investigador principal del estudio.

Un clima cálido, la acidificación de los océanos y la destrucción de los hábitats han tenido un efecto importante en las poblaciones de coral a lo largo de la Gran Barrera de Coral. Estudios previos ofrecieron la esperanza de que los corales puedan adaptarse a las condiciones de calentamiento, pero nadie sabe si pueden superar el cambio climático.

La resiliencia de los corales radica en las variaciones genéticas de poblaciones conectadas, pero muy dispersas. Uno de los principales corales formadores de arrecifes en la Gran Barrera de Coral es una especie de coral llamada 'Acropora millepora'.

En un artículo del 2015 en la revista 'Science', Matz y sus colegas demostraron que algunos individuos de esa especie tienen genes que los hacen más tolerantes al calor que otros.

Cada colonia de coral produce un millón de larvas cada año, las cuales flotan en las corrientes durante varias semanas hasta que se instalan en un nuevo arrecife. A medida que las condiciones cambian en un lugar (por ejemplo, con el calentamiento del agua), los individuos de las especies de corales que están menos adaptadas mueren, mientras que los individuos mejor adaptados prosperan. Con el tiempo, si las larvas entrantes suministran variantes genéticas para aumentar la resistencia, la población local cambia a la variedad más resistente.

"Esta variación genética es como combustible para la selección natural", indica Matz, quien añade: "Si hay suficiente, la evolución puede ser notablemente rápida porque todo lo que tiene que hacer es reorganizar las variantes existentes entre las poblaciones. No tiene que esperar a que aparezca una nueva mutación, ya está allí. Cuando la variación genética se agota, se termina y el futuro no está claro".

Los corales viven en colonias con algas coloridas que les proporcionan nutrientes. Cuando el agua circundante se calienta demasiado, las algas pueden producir toxinas, lo que obliga a los corales a expulsarlos, dejando así el coral con un blanco espectral. Salvo que las temperaturas bajen nuevamente, los corales pueden morir de inanición o enfermedad. Un gran episodio de blanqueamiento mató grandes secciones de la Gran Barrera de Coral en el 2016 y en el 2017.