Los ganaderos del Pirineo exigen medidas de protección ante la liberación de un nuevo oso

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EL PERIÓDICO / BARCELONA

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El sindicato agrario Unió de Pagesos (UP) ha convocado una asamblea para el próximo viernes, en la que exigirá a las administraciones un refuerzo de las medidas para paliar los daños provocados por la fauna salvaje, después de que un ganadero del Vall d'Aran haya denunciado esta semana el que podría ser el primer ataque esta temporada de un oso contra un rebaño de ovejas en Bagergue. La agresión ha coincidido con otras muertes recientes de ganado en la montaña, que habrían provocado buitres en las últimas semanas.

Pastores y criadores del Pirineo llevan tiempo denunciando los perjuicios que ocasiona la fauna salvaje y lamentando que las medidas aplicadas en los últimos años por los responsables medioambientales se hayan mostrado "ineficaces, tanto para disminuir las poblaciones de especies como jabalíes y conejos, que se han convertido en verdaderas plagas, como para evitar que se produzcan daños".

Ahora, cuestionan además las nuevas reintroducciones anunciadas por el Ministerio de Agricultura y la Generalitat: el nuevo ejemplar de oso que se quiere liberar esta misma primavera en el Pallars Sobirà y los linces boreales, cuya liberación formaría parte de un plan piloto.

SIN CONTAR CON EL TERRITORIO

El responsable de acción sindical en las comarcas de montaña de UP, Joan Guitart, ha mostrado su más firme protesta, en declaraciones a la agencia ACN, y ha reprochado a las autoridades, desde el Consell Generau d'Aran hasta el ministerio, que pongan en marcha experiencias de este calado sin contar con el territorio. "Es muy fácil liberar animales y que los alimenten los demás, nosotros tenemos nuestros propios animales y nos cuidamos de que no vayan al campo del vecino, por tanto", ha lamentado. También recuerda que no se tiene en cuenta el estrés que sufren los rebaños cuando tienen animales salvajes en cerca. 

También el presidente de la Associació de Ramaders de Vaques del Val d'Aran, Antonio Ané, expresaba hace unas semanas sus temores, a propósito, en este caso, de la introducción de los linces boreales. "Nos prometieron que si durante el tiempo que dure el plan piloto, aproximadamente dos años y medio, la cosa no iba bien, no seguirían adelante tras finalizar la fase de pruebas. Además, aseguraron que en caso de que nuestro ganado recibiera algún ataque, nos pagarían los daños ocasionados", dijo Ané.