«14 de los 15 años más cálidos de la historia son los 14 últimos»

El climatólogo británico Phil Jones, escéptico sobre los progresos de la lucha contra el calentamiento

Phil Jones, en un receso de las jornadas científicas celebradas el miércoles pasado en Tortosa.

Phil Jones, en un receso de las jornadas científicas celebradas el miércoles pasado en Tortosa.

SÍLVIA BERBÍS / TARRAGONA

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Su contribución pionera al estimar el calentamiento global y sus aportaciones científicas a la ciencia del cambio climático le han otorgado el reconocimiento internacional. Sin embargo, el premio Nobel compartido que mereció en el 2007 en calidad de coordinador del Grupo Intergubernamental Sobre Cambio Climático (IPCC) no le brindó tanta repercusión mediática como ser víctima del Climagate, el caso de filtración de miles de correos electrónicos de la prestigiosa Unidad de Investigación del Clima que él sigue dirigiendo en la Universidad británica de East Anglia. Atrás ha quedado la acusación de exagerar el calentamiento. Mientras comía en un restaurante de Tortosa, donde la semana pasada participó en la reunión científica convocada por el Centro de Cambio Climático de la Universitat Rovira i Virgili, atendió a este diario.

-¿Cada año va a ser más cálido que el anterior?

-El último año ha sido probablemente el más cálido, en promedio global, desde que tenemos registros. De hecho, 14 de los 15 años más cálidos de toda la historia estadística, desde el siglo XIX, son los 14 últimos. El aire se está calentando, los mares. Pero no prevemos récord de temperaturas medias cada año, quizás cada cuatro o cinco, y claro, no en todos los lugares por igual, hablamos de promedios.

-¿Cuáles pueden ser las consecuencias de un incremento medio de dos grados a finales de siglo, como se estima?

-Cuando los políticos hablan de dos grados se refieren a no superarlos respecto al promedio del siglo XIX. Pero de hecho ya tenemos 0,8º de incremento medio ahora, así que restarían 1,2 grados más. Eso, en algunas zonas, no implica demasiado, pero en otras significa cambios dramáticos. Se trata de tomar medidas para evitar variaciones drásticas de los patrones de lluvia monzónica en los trópicos o la desaparición completa de hielos marinos en el ártico.

-¿Hay especies mejor preparadas que otras para resistir?

-Hay especies peor preparadas, que están chocando con fuertes dificultades, por ejemplo los corales, que habitan en ecosistemas tropicales diseñados para operar dentro de unos límites y si se superan, pueden morir. Evidentemente, los organismos que no pueden moverse, como las plantas, van a ver desplazados sus hábitats a zonas más elevadas y las que viven a mayor altitud se verán afectadas.

-Además del origen humano, ¿la rapidez con la que sucede es lo que diferencia el cambio climático actual de otros sucedidos a lo largo de la historia?

-El cambio actual es más rápido. De todos modos, no podemos imaginar eso exactamente desde el punto de vista comparativo. La tasa de cambio de los últimos 40-50 años es muy rápida, pero no sabemos pormenorizadamente cuán rápidos fueron los cambios en el pasado. Podemos hacer aproximaciones, a partir por ejemplo de análisis de testigos de hielo en Gran Bretaña pero hablamos de lugares concretos, no a escala global. Comparar cuán rápido está siendo este cambio respecto a otros del pasado más remoto es difícil porque la información del pasado es incompleta.

-¿Cuál es su principal preocupación como científico?

-¿Tengo alguna? Que lleguemos a reaccionar a tiempo. Tenemos que actuar cuanto antes, no podemos esperar más.

-A finales de año se celebrará la cumbre del clima en París, de la que debería salir un compromiso vinculante para la reducción de los gases de efecto invernadero. ¿Asistirá? ¿Qué espera de ella?

-No asistiré, habrá pocos científicos en París, solo algunos científicos gubernamentales. No van a discutir sobre asuntos científicos, discuten sobre política internacional, no es de mi interés. No soy muy optimista sobre lo que pueda pasar. Hay intereses creados por parte de los países, particularmente los que producen petróleo, gas y carbón, que no quieren demasiados cambios de cara al futuro. Muchas empresas también, las petrolíferas por ejemplo, no quieren reducciones. Algunos emplean tácticas para intentar desacreditar a la ciencia. Todos esos temas jugarán en París.

-Se debe alcanzar un compromiso que sustituya al protocolo de Kyoto. ¿Cómo valora la eficacia de ese protocolo?

-El protocolo de Kyoto ha hecho tomar conciencia y ese ha sido su éxito, pero ha fracasado a la hora de conseguir la aplicación de medidas eficaces para reducir el problema de fondo. No ha tenido mucho efecto más allá de la concienciación colectiva.