PREVISIONES CLIMÁTICAS

Un nuevo episodio de El Niño se gesta en aguas del Pacífico

ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

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Los datos obtenidos mediante satélites y boyas marinas coinciden en señalar que en aguas del Pacífico se está gestando un Niño que podría ser de gran intensidad, similar incluso al que se formó en 1997 y que tuvo efectos desastrosos. El Niño es un fenómeno meteorológico de origen muy complejo -y discutido- cuyas manifestaciones más conocidas son el calentamiento anormal de las aguas superficiales del Pacífico oriental, la alteración de los patrones de viento en la costa de América y el descenso de la productividad pesquera, aunque en las últimas décadas se ha vinculado su aparición a todo tipo de sequías o inundaciones en medio mundo. Incluso en Europa.

De acuerdo con los últimos datos facilitados por el satélite Jason 2, que lleva un altímetro radar, el nivel del mar en el Pacífico ecuatorial ha ascendido entre 10 y 15 centímetros, llegando incluso a 20 centímetros en las cercanías de América central, una situación similar a la que observó su antecesor Topex-Poseidon en las mismas fechas de 1997. Y si el nivel asciende es porque las moléculas del agua tienden a ocupar más espacio porque están más calientes.

Además, desde enero, las masas de agua superficial se han ido desplazando desde el oeste (Indonesia), donde el mar suele ser muy cálido, hasta el frío oeste (América). Estas oleadas, que surgen cuando los alisios dejan de soplar, se conocen como ondas de Kelvin y pueden medir centenares de kilómetros. Si el proceso se prolonga durante meses, entonces se consolida El Niño. «Tenemos una masa de agua cálida que quiere emerger, pero no sabemos cuál será su progresión», sintetiza Xavier Rodó, investigador ICREA de la Generalitat en el Institut Català de Ciències del Clima (IC3).

PROBABILIDAD / La Administración Oceánica de EEUU (NOAA) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) han informado de que es «probable» o «muy probable» la formación de un Niño a partir del verano, con una riesgo superior al 70%, pero insisten en que aún son muchas las incertidumbres sobre su potencia y el momento de mayor intensidad (El Niño recibe su nombre porque en Perú, donde suele ser muy intenso, suele manifestarse con la llegada de la Navidad).

Según el modelo estadístico desarrollado por Rodó y otros investigadores del IC3, El Niño tiene muchas posibilidades de ser «moderadamente fuerte», con una anomalía positiva de entre 1º y 1,5º, «pero sin llegar al nivel de 1997». El modelo experimental del IC3, un programa informático al que se le incluyen diversas variables, permite hacer predicciones hasta con 15 meses de antelación. «Estamos investigando la dinámica del Pacífico tropical a niveles de temperatura superficial y profunda (hasta 500 metros)», pone como ejemplo Rodó.

El Niño y el fenómeno inverso de enfriamiento de las aguas, La Niña, conforman un patrón climático conocido como ENSO (El Niño-Oscilación del Sur), que tiene un periodo de retorno que varía entre los tres y los seis años. Los últimos Niños dignos de mención se produjeron en el 2010 y en el 2003, aunque su fuerza fue muy inferior al de 1997. Desde hace dos años, las condiciones en el Pacífico son neutras.

«Las condiciones que observamos son similares a las que había en mayo de 1997 -ha afirmado Eric Lindstrom, climatólogo de la NASA-. No hay garantías, pero si esto sigue tendremos un gran Niño en otoño». El de la temporada 1997-1998 ocasionó impactos extremos, como uno de los inviernos más cálidos de la historia reciente de América del norte e inundaciones devastadoras en gran parte de América central y del sur. En el otro extremo del Pacífico, Indonesia sufrió una sequía desastrosa. En EEUU, de hecho, El Niño es aguardado con expectación porque «puede suponer un alivio para la sequía que sufre el oeste del país», como ha comentado el climatólogo Bill

Patzert, también de la NASA.