ALERTA MEDIOAMBIENTAL

El declive de las abejas amenaza la producción agrícola en España

Abejas de una explotación de apicultura

Abejas de una explotación de apicultura / periodico

ANTONIO MADRIDEJOS / Barcelona

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El declive de las poblaciones de abejas amenaza gravemente los rendimientos agrícolas en España porque al menos 70% de los cultivos dependen de los insectos polinizadores, según muestra un informe elaborado por Greenpeace. La asociación ecologista calcula que la polinización tiene un valor económico de unos 2.400 millones de euros anuales, sumando frutales, hortalizas y otros vegetales.

Las abejas, los abejorros y otros insectos son, al margen del viento, los grandes responsables de la polinización de numerosos productos, por lo que merecen un nivel de protección extremo, subraya Grenpeace. En este sentido, pide la eliminación de 319 insecticidas a los que se les atribuyen efectos perniciosos sobre las colmenas. La Unión Europea prohibió el año pasado el empleo de cuatro de los productos más comunes, de la familia de los neonicotinoides, "pero el veto solo es temporal", ha precisado Luís Ferreirim, responsable de Agricultura de Greenpeace, durante una rueda de prensa celebrada en Barcelona.

El declive de las abejas en Europa en la última década, que llega a un nivel de mortalidad de entre el 10% y el 40% de los individuos, dependiendo de la zona y de la metodología del estudio, es un problema multifactorial al que contribuyen la expansión de determinados ácaros como la varroa, la superespecialización agraria, las sequías y hasta la llegada de depredadores exóticos, como la avispa asiática, "pero los insecticidas son el principal factor", prosigue Ferreirim. Además, según Greenpeace, su uso aumentó un 50% entre 1990 y el 2010.

Los productos más dependientes

Según el estudio de Greenpeace, que emplea para sus cálculos los estándares de la FAO, la producción de kiwis, calabazas, calabacines, melones y sandías descendería en un 90% si no existieran los insectos. Las abejas también influyen en un porcentaje que oscila entre el 40% y el 90% en las cosechas de níspero, membrillo, manzana, melocotón, almendra. Entre los productos que dependen menos de las abejas se cuentan las habas, las castañas, el girasol, la berenjena y el fresón, cuya producción podría disminuir entre un 10% y un 40%.

Teniendo en cuenta su potencia agrícola y el tipo de cultivo más común, el estudio de Greenpeace calcula que las cinco comunidades autónomas que se verían más afectadas si no hubiera polinización serían Andalucía, con 878 millones de euros de pérdidas, Catalunya (321 millones), Murcia (249 millones), Aragón (194 millones) y Extremadura (183 millones). El estudio es "conservador", dice Greenpeace, porque entre otros aspectos no se han contabilizado las posibles pérdidas en cultivos forrajeros, en huertos familiares y, en general, en la vida silvestre.

El análisis específico por comunidades revela que los sectores más amenazados son el sector frutícola de Asturias, con una vulnerabilidad del 68%, principalmente para la producción de manzanas y sidra, seguido de una vulnerabilidad del 64% para la producción de frutos secos en Baleares.

El informe alerta del peso de la polinización si se tiene en cuenta que en algunos cultivos muy dependientes de ella España es uno de los grandes productores mundiales. España es el primer productos de almendras, el tercero de fresas y el cuarto de melocotones y nectarinas.

Agricultura ecológica

Además de prohibir los 319 insecticidas, Ferreirim reclama que se aumente progresivamente la superficie dedicada a la agricultura ecológica en España hasta llegar a los 7,6 millones de hectáreas en el 2020. También se exige al Gobierno central y a las administraciones autonómicas que pongan en marcha estudio para cuantificar exactamente la pérdida de las poblaciones apícolas. Ahora son fundamentalmente estimaciones parciales.

En Catalunya, según datos aportados por Jaume Cambra, presidente de la Apicultores Ecológicos Asociados de Catalunya y profesor de Botánica de la Universitat de Barcelona (UB), hay unas 100.000 colmenas, de las que apenas un millar (1%) son ecológicas.