EXPANSIÓN DE LAS RAPACES EN CATALUNYA

Buitres en la costa

El ejemplar de buitre común avistado en L'Hospitalet, en una terraza de un bloque del barrio de la Torrassa.

El ejemplar de buitre común avistado en L'Hospitalet, en una terraza de un bloque del barrio de la Torrassa.

ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Vecinos de diversos edificios elevados de L'Hospitalet de Llobregat pudieron observar durante la pasada semana cómo un buitre común, una rareza ornitológica para un municipio tan urbanizado y tan cercano al mar, se posaba en la barandilla de su terraza, volaba sobre sus cabezas o se acercaba a la ropa tendida. Para evitar sustos, un cartel en la entrada de uno de los bloques llegaba incluso a advertir del posible encuentro con el animal. Tras deambular por los barrios de la Torrassa y Collblanc, el buitre fue capturado finalmente en el antiguo cementerio de Sants y trasladado al centro de fauna que la Generalitat tiene en Torreferrussa, en el Vallès Oriental, donde permanecerá hasta que se recupere. Tantos días sin comer lo habían dejado cadavérico. «Estaba tan débil que era imposible que pudiera regresar a un ambiente propicio», explica Ricard Casanova, jefe del Servicio de Biodiversidad en el Departament d'Agri- cultura i Medi Natural.

En Catalunya, el avistamiento de buitres alejados de sus feudos del interior se ha convertido en un hecho cada vez más habitual, según muestran los censos, aunque no está claro si el proceso obedece a una superpoblación, a cambios en la dispersión de los ejemplares jóvenes o simplemente a que ahora hay más ornitólogos dispuestos a compartir sus observaciones con otros aficionados. Los registros del Institut Català d'Ornitologia (ICO) muestran más de 200 citas en los últimos años en las comarcas del litoral, cuatro de las cuales corresponden al núcleo urbano de la ciudad de Barcelona.

NUNCA VAN A CRIAR / «Estos ejemplares desorientados nunca van a criar en ambientes cercanos al mar y humanizados en los que, además, no tienen posibilidad de encontrar comida», considera el zoólogo y secretario del comité de rarezas de SEO-Birdlife, Ricard Gutiérrez, que pudo observar al insólito ejemplar de L'Hospitalet. Las corrientes necesarias para sus vuelos tampoco eran las mejores. En la Península, prosigue el especialista, solo hay buitres de costa en algunos acantilados de Cantabria «y poco más». No los hay, por ejemplo, ni en los Aiguamolls de l'Empordà ni en los deltas del Ebro y el Llobregat. «Ocasionalmente, cerca de la costa pueden verse buitres en migración, como sucede en el estrecho de Gibraltar, pero lo que busca la especie son lugares escarpados», añade el ornitólogo Ricardo Ramos.

Los buitres leonados o comunes, que son una de las mayores rapaces europeas, pesan entre 7 y 10 kilos y tienen una envergadura de ala a ala de unos dos metros, aunque en el caso del ejemplar de L'Hospitalet sería un poco menos porque se trataba de un joven inmaduro con el característico plumaje más claro.

UNAS 500 PAREJAS / En Catalunya, tras un crecimiento espectacular en la última década, la especie ocupa hoy en día casi todos los macizos del Pirineo y el Prepirineo, desde la Alta Ribagorça hasta Osona o el Ripollès, así como los Ports de Tortosa y sierras próximas, con una población estimada de 500 parejas, sin contar jóvenes. También hay elevadas densidades en las zonas montañosas cercanas de Castellón y Teruel.

Con toda seguridad, el ejemplar de L'Hospitalet partió de alguno de estos núcleos y fue arrastrado hasta el litoral por los fuertes vientos de primeros de año, afirma Gutiérrez. Los agentes rurales hicieron un seguimiento del ejemplar de L'Hospitalet, pero no se decidieron a capturarlo con una red hasta estar convencidos de que el animal corría peligro. «Aunque no estaba herido, presentaba signos de desnutrición, deshidratación e hipotermia, además de estar parasitado», dice Casanova. «Quien lo viera podía asustarse, pero sin lugar a dudas él estaba más asustado», insiste Gutiérrez.