Curiosidades históricas

Los carmelitas de Mataró en 1598 establecen la obligación de hablar catalán

La parroquia de Sant Josep de esta localidad celebra 150 años y publica un libro sobre episodios y anécdotas de su historia

Fachada de la iglesia de Sant Josep de Mataró.

Fachada de la iglesia de Sant Josep de Mataró. / periodico

M.Coll

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La Parroquia de Sant Josep de Mataró, ubicada en el centro de la ciudad, celebra estos días 150 años de su fundación (1868) y para conmemorar esta efeméride ha publicado “Racons d’historia” un pequeño libro recopilatorio de la mayoría de los escritos que cada semana Joan Comellas,  responsable de su archivo parroquial, publica desde el año 2009 en el semanario de esta comunidad católica.

En este libro se repasa la historia de la parroquia, ya incluso antes de su fundación, cuando se construye el templo como parte de un convento carmelitano (1588); se catalogan las principales piezas artísticas hoy visitables en el templo y aquellas que han desaparecido o han sido destruidas; y se desvelan algunas curiosidades o anécdotas de la vida religiosa en Mataró. Una forma de difundir y proteger la historia de la iglesia local.

Por ejemplo, una de las primeras intrigas que aborda Comellas es ¿por qué en el exterior de la iglesia, en su extremo sud, sobre la sacristía, hay una torre cuadrada? Una obra que ha generado siempre múltiples especulaciones: ¿una torre de vigilancia? ¿Un asentamiento de matrelladoras antiaéreas? Pero la explicación es más simple. En 1921, según documentos consultados, durante las obras de mantenimiento del tejado se intentó hacer un campanario, pero la idea se quedó en un intento fallido.

Esta no es la única anécdota referente a temas de construcción. En este libro también se explica detalladamente cómo después de la Guerra Civil, y delante del estado lamentable en que se hallaba la iglesia barroca de la calle de Sant Josep, el rector mosén Joan Cabús (1939) proyectó la construcción de una gran iglesia substitutiva en la plaza de les Tereses. Un gran templo aislado en medio de un espacio verde que hubiera hecho aun más la competencia a la basílica de Santa Maria, pero el Ayuntamiento no vio con buenos ojos esta posibilidad.

El catalán y fiestas perdidas

Otra curiosidad que remarca Comellas en este libro es el uso casi continuado del catalán en esta institución religiosa. Aunque los primeros  frailes carmelitanos que en el siglo XVI llegan a Mataró para fundar la comunidad son castellanos y portugueses se adaptan rápidamente a las costumbres de Catalunya y en el capítulo provincial de 1598 ya establecen la obligación de hablar catalán en el convento, una lengua que se mantiene incluso en épocas de represión del siglo XX.

La recuperación de la historia de la iglesia, en este caso de la parroquia de Sant Josep de Mataró, también permite descubrir viejas tradiciones locales olvidadas. Es el caso, por ejemplo, de la bendición, el 7 de agosto, del agua de la mina subterránea del antiguo convento carmelitano. Un líquido con supuestos poderes curativos. “El día de Sant Alberto de Sicilia se instalaba una mesa con la imagen del santo y botijos con esta agua y los monaguillos la ofrecían en vasos y peladillas”, explica el archivero. Tradición que se perdió en 1948.

A lo largo de estos 150 años también se pone en evidencia que en la Iglesia también existen clases sociales. Es evidente, por ejemplo, si se observan los aranceles que en el año 1921 se debían pagar para que uno fuera enterrado en esta parroquia: 4 pesetas por un funeral de quinta clase, pero hasta 625 pesetas por un entierro de quinta categoría. Aunque en una acotación hecha en un libro el rector advierte que se hacen “rebajas” o “se les sirve gratis” en caso de ser pobres.

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