VEINTE AÑOS DE LA POMPEU FABRA

Los estudiantes de Mataró piden más bibliotecas y que abran más horas

El Ayuntamiento negocia con la Fundació Iluro que la antigua Biblioteca Laietana pase a la red pública y sitúa una nueva biblioteca de proximidad en El Triangle dels Molins

La Biblioteca Pompeu Fabra de Mataró, situada en la Plaça Occitània del barrio de Peramàs-Esmandies, que cumple veinte años este 2017.

La Biblioteca Pompeu Fabra de Mataró, situada en la Plaça Occitània del barrio de Peramàs-Esmandies, que cumple veinte años este 2017. / JOAN SALICRÚ

Marina Llibre / Joan Salicrú

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La biblioteca Pompeu Fabra de Mataró, inaugurada el 22 de noviembre de 1997 en la Plaça Occitània, justo dos décadas atrás, ya ha superado con creces la mayoría de edad. Según datos de 2013, el volumen de su colección es de 111.153 documentos y lleva a cabo 211.936 préstamos anuales. Tiene un presupuesto de un poco más de un millón de euros -1.025.226- y 44.000 usuarios socios.

El alcalde de Mataró de aquel entonces, Manuel Mas, recuerda que la apertura de la Pompeu en pleno barrio de Peramàs-Esmandies, significó, antes que nada, “disponer de un equipamiento cultural de primer orden que nos faltaba –aunque existía la biblioteca de la Caixa d’Estalvis de Mataró que daba un buen servicio- y que ha sido un elemento muy usado por la ciudadanía, hecho del cual me congratulo”.

Mas también hace referencia al elemento de experimentación medioambiental que supuso su fachada fotovoltaica -produce la electricidad que consume el equipamiento- y a la guinda del pastel que supuso en términos urbanísticos “con tal de cerrar la operación del sector de Can Bonminyó, con un equipamiento que dignificaba la plaza, un ejemplo de lo que queríamos hacer, combinando vivienda, equipamiento, zonas verdes y viales”. “Fue una de las cosas buenas que conseguimos llevar a cabo”, expresa Mas con orgullo.    

Veinte años no es nada”. Seguramente. Pero se notan. Ha pasado el tiempo, el número de habitantes de la ciudad se ha incrementado y, por encima de todo, las necesidades de la ciudadanía son cada vez más altas en una sociedad que se quiere desarrollada y se proyecta culturalmente avanzada.

Un paseo por la biblioteca un lunes por la mañana de diciembre muestra varios casos que ponen de manifiesto estas nuevas necesidades. Nos encontramos por ejemplo con Alba Ortuño, estudiante de Periodismo en la Universitat Autònoma de Barcelona, quien reclama como muchos otros el aumento del espacio dedicado al estudio de la biblioteca, esto es, la ansiada ampliación. “Me gustaría que se llevará a cabo porqué es, para mi gusto, la mejor biblioteca de Mataró y considero que a veces hay poco lugar para estudiar”, asegura.

De hecho, en el cajón de las buenas intenciones del gobierno municipal se encuentra desde hace tiempo el proyecto de ampliación del centro. En este sentido, el Mapa de Lectura Pública de Catalunya y los Estàndards de Biblioteca Pública de Catalunya recomiendan ampliar esta instalación, considerada "biblioteca central urbana de Mataró", de los actuales 2.640 m2 útiles a 4.050 m2 de programa (equivalentes aproximadamente a 4.475 m2 útiles y 5.265 construidos).

En relación a esta posibilidad, la concejala de Cultura Núria Moreno admite que ahora no es una prioridad, aunque “se está planteando” también la cuestión junto con la Diputació de Barcelona. Hay que tener en cuenta que, a nivel de financiación, el sistema es mixto, de manera que si se decidiera llevar a cabo la ampliación, la construcción del edificio iría a cargo del Ayuntamiento de Mataró, mientras que la Diputació –como cualquier otra biblioteca de su red- financiaría el personal bibliotecario (el personal auxiliar lo paga el consistorio local, también, así como las actividades extraordinarias que considere).  

Los estudiantes piden más espacios y más horas

Con todo, desde 2013, la biblioteca Pompeu Fabra es la única de la ciudad que está abierta los lunes por la mañana. En aquel momento pasó a ofrecer 45,5 horas semanales -22,5 durante el verano- de servicio público a 55 -33 durante el mes de agosto-, que era lo que el Mapa de Lectura Pública de la propia Diputació estipulaba necesario. Esto es lo que permitió, por ejemplo, que pudiera abrir el lunes por la mañana, cosa poco habitual en la red de bibliotecas de la Diputació.

Pero con esto no hay suficiente, parece ser. Keren Martínez, estudiante de Derecho en la Universitat Pompeu Fabra,  hoy ha tenido que desplazarse hasta la Biblioteca Pompeu Fabra porqué es la única biblioteca de la ciudad que abre en lunes. Ella suele ir a la Biblioteca Antoni Comas, situada en el Palau-Escorxador, porqué donde vive, en la parte norte de la ciudad, no hay ninguna biblioteca.

Algo parecido le sucede a Ariadna Perán, estudiante de Enfermería en la Universitat de Barcelona, que los lunes por la mañana va a estudiar a la Pompeu Fabra porqué la biblioteca a la que suele ir, la de la Fundació Iluro, situada en el centro de la ciudad, está cerrada.

La combinación entre horarios y ubicación a menudo se convierte en una dificultad añadida a la hora de poder usar el servicio de bibliotecas por parte de los  habitantes de Mataró. “A veces tengo que ir a bibliotecas que por ubicación no me van bien, pero que son las únicas que abren cuando lo necesito”, explica Montse Masferrer, estudiante de Derecho.

Por su parte, Ausiàs Ferrer –que trabaja en el barrio de Cerdanyola- se muestra preocupado por el hecho de que en el norte de la ciudad no haya ninguna biblioteca, aunque el mapa de bibliotecas lo prevé desde hace años. “Creo que es un servicio muy necesario en los barrios”, explica.

Horarios sin ampliar en épocas de exámenes

Esta no es la única queja que hacen los usuarios de las bibliotecas de Mataró. Otra de las denuncias es que no hay ninguna que amplíe horarios durante las épocas de exámenes. “Es un problema que no haya ninguna biblioteca que abra los domingos y que la mayoría cierre durante el mediodía”, se queja Keren Martínez.

Como otros muchos universitarios, Anna Buch compagina sus estudios de Enfermería con el trabajo en una tienda. Así, lamenta que, en su tiempo libre, que son los días festivos, no tenga ninguna opción para ir a bibliotecas públicas. Ariadna Perán asegura que sería muy positivo que en días festivos o en Navidad hubiera alguna abierta: “Por ejemplo, este pasado puente han cerrado todas”, dice.  

Anna Buch ha optado por acudir a la biblioteca del Tecnocampus, que se encuentra en Mataró aunque fuera de la trama urbana, en aquellos casos en los que todas las públicas cierran. Esta es una opción a la que muchos estudiantes del Maresme tienen que recurrir, puesto a que es la única biblioteca que abre algunos festivos y que amplía horarios en época de exámenes, algunos días hasta medianoche. Eso sí, en ella tienen prioridad los estudiantes de Tecnocampus.

“Yo voy en épocas de exámenes, pero no me gusta porqué todo el mundo ha empezado a hacer lo mismo y está llenísimo”, comenta Ariadna Perán. En el mismo sentido se muestran otros estudiantes, que también se quejan de que, al ser la biblioteca de una universidad, cuando se llena solo dejan entrar a sus estudiantes.

Medidas más drásticas tienen que tomar otros estudiantes, como Montse Masferrer y Keren Martínez, que aseguran que a veces han tenido que ir a bibliotecas de Barcelona porqué en Mataró no había ninguna abierta.

El Ayuntamiento: las bibliotecas cumplen con lo estipulado

Desde del Ayuntamiento admiten que les gustaría que los horarios de apertura de las bibliotecas fueran más holgados y explican que si no se hace es porque los recursos que harían falta para posibilitarlo tendrían que salir de las arcas municipales.

No obstante, fuentes municipales recuerdan que en la Pompeu Fabra cumple rigurosamente con las 55 horas semanales que tiene que abrir y que la biblioteca Antoni Comas del Palau-Escorxador, que “sólo” tendría que tener abierto durante 35 horas, en realidad abre 41, algunas de las cuales al mediodía, una franja que quedaba poca atendida en la ciudad.   

Además, el Ayuntamiento recuerda que para mitigar el problema la solución provisional que ha arbitrado es habilitar aulas de estudio en los centros cívicos.

En concreto, en el Centre Cívic del Pla d’en Boet hay una que funciona permanentemente y, a banda, durante la época de exámenes habilita varias otras en siete centros cívicos. Tiene un horario de lunes a viernes de 9 a 21.30 horas.

Trabajo en tres frentes distintos

De todos modos, desde el gobierno municipal se es consciente que hay que resolver esta situación de forma más estructural y trabaja en tres frentes distintos para paliar definitivamente la cuestión. Uno de ellos es la ya mencionada de la ampliación del espacio, que no es la prioridad. Los otros –que si son prioritarios- pasan por incluir la antigua Biblioteca Laietana en la red de centros públicos y la posible construcción de una nueva biblioteca en el norte de la ciudad.

En este sentido, la prioridad máxima es que la antigua Biblioteca Laietana se convierta en una biblioteca perteneciente a la Diputació, cosa para la cual en junio de este año se firmó un convenio de intenciones entre el Ayuntamiento y la Fundació Iluro, propietaria del espacio y del fondo.

Así lo asegura Núria Moreno, concejala de Cultura: “Estamos en medio de negociaciones con la Fundació Iluro para que sea posible la incorporación”. Moreno explica que en estos momentos se está “acabando de esclarecer el tema de la ubicación en la que se encontraría la futura biblioteca”, abriendo la puerta a que no se mantenga en su actual ubicación.

Pero que la prioridad en materia de bibliotecas sea la incorporación de la antigua Biblioteca Popular a la red pública no significa que el gobierno municipal “renuncie a nada”, en referencia a la creación de una nueva biblioteca pública “de proximidad”, que se sumaría a la Pompeu Fabra, a la Antoni Comas y a la de la Fundació Iluro, y que tendría que situarse en el norte de la ciudad, según el dibujo de la Diputació de Barcelona.

En este sentido, Núria Moreno confirma a EL PERIÓDICO que el espacio donde se instalaría este nuevo equipamiento sería en el barrio de Molins-Torner, en la zona conocida popularmente como El Triangle dels Molins y que actualmente sirve de parking. Se había rumoreado muchas veces pero hasta ahora ningún responsable de Cultura lo había afirmado con tanta rotundidad.

Y no solamente esto: Moreno ya apunta que el nuevo centro se enmarcaría en una nueva línea de bibliotecas llamadas BiblioLab que, según ella “supone mucho más que un almacén de libros: es un nuevo modelo de biblioteca que implica una actividad mucho más amplia”.  

Definitivamente, las bibliotecas de Mataró han muerto de éxito y necesitan ahora una puesta al día. Veremos si los Reyes Magos en forma de presupuestos municipales empiezan a escribir un nuevo capítulo de esta historia.

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