El TecnoCampus Mataró-Maresme derriba sus murallas originales en solo seis años

El constante incremento de alumnos y empresas obliga a ampliar con un sexto edificio el parque tecnológico de la capital del Maresme

El conseller Baiget y los responsables políticos municipales de Mataró visitan una de las aulas donde se imparte ahora el grado de Fisioterapia de Tecnocampus Mataró-Maresme.

El conseller Baiget y los responsables políticos municipales de Mataró visitan una de las aulas donde se imparte ahora el grado de Fisioterapia de Tecnocampus Mataró-Maresme. / periodico

JOAN SALICRÚ / MATARÓ

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Mataró empezó a derribar 159 años atrás -en 1857- las murallas que habían empezado a construirse en 1569. Pasaron, pues, 288 años entre una cosa y la otra.

El parque tecnológico TecnoCampus, y en este caso no por culpa de la aceleración del tiempo en la vida moderna, ha tardado mucho menos en superar su ámbito natural de planificación: el complejo, inaugurado en 2010, ha quedado pequeño en solo seis años debido al incremento constante del número de alumnos y de empresas.

Las cifras hablan por sí solas: desde el 2010, el número de estudiantes que cursan estudios de grado y de posgrado en el centro universitario se ha multiplicado por dos; en el curso 2011-2012 había 1.471 matriculados y en el presente curso 2016-2017 habrá casi 3.100. En lo que se refiere a las empresas, las 120 que hay actualmente han ocupado todo el espacio disponible en las dos torres principales, adyacentes a la rotonda donde se sitúa la escultura Laia l'Arquera.

Este es el motivo que llevó a los responsables del proyecto estrella de Mataró a plantearse una primera ampliación fuera de su ámbito original de actuación, concretamente en el edificio del Rengle, propiedad de la empresa municipal PUMSA y que ha dado mucho que hablar en los últimos tiempos debido al sobrecoste de su construcción.

Quizá, precisamente, para contrarrestar la imagen negativa que este edifico acumula en la retina de los mataroneses, una parte de El Rengle acoge desde este lunes una nueva sección del TecnoCampus, dedicada a los estudios del ámbito de Salud, un proyecto que convierte en exitoso todo aquello que toca.

El edificio, que se llama TCM 6 porque es la sexta gran construcción del complejo, ha supuesto una inversión cercana a un millón y medio de euros. Está situado en el Passatge Adolf Comerón, a pocos metros del edificio principal del parque –al lado del Hotel Ibis-, y consta de aulas, gimnasios y laboratorios.

Allí se concentrarán la docencia y las prácticas de la Escola Superior de Ciències de la Salut, uno de los tres centros universitarios del TecnoCampus, que imparte los grados de Enfermería, Fisioterapia –nuevo de este curso- y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, además de dobles titulaciones de grado, posgrado y masters.   

En una primera fase el edificio servirá para acoger estos estudios pero posteriormente se prevé que acoja empresas vinculadas a este sector, intentando generar un clúster en este ámbitos. 

SIN FINANCIACIÓN DE LA GENERALITAT

Uno de los hechos sorprendentes de este proyecto promovido desde finales del siglo XX en la capital del Maresme es que no recibe finanación alguna de la Generalitat, que si se encargó en su momento del coste de construcción del nuevo edificio del centro CETEMMSA -ahora en la red catalana Eurecat-, ubicado en el interior del parque.

Consciente del déficit que supone que la administración autonómica no aporte recurso alguno a la financiación ordinaria del centro, el alcalde David Bote (PSC) ha aprovechado este lunes la presencia del conseller d'Empresa i Coneixement, Jordi Baiget, en el acto de inauguración del nuevo espacio para pedir a la Generalitat que se implique de un modo más directo en el proyecto.

No obstante, en declaraciones a los periodistas Baiget no ha manifestado ningún cambio de posición en este sentido: "Nuestro compromiso es acompañar al Tecnocampus en aquellos proyectos de crecimiento que pueda tener; si en algún momento necesita recursos económicos, estudiaremos la petición concreta que se nos haga", apuntó dejando claro que la responsabilidad del financiamiento recae en el patronato de la Fundación Tecnocampus, creado por el Ayuntamiento.

Baiget también ha recordado que, en la medida que los alumnos del parque de Mataró son de un centro adscrito a la Pompeu Fabra, la Generalitat también los tiene en cuenta cuando acuerda la financiación de la UPF.

La inauguración congregó unas 150 personas en una de las salas del nuevo edificio y, además del conseller, intervinieron en el acto el alcalde de Mataró; el rector de la Universitat Pompeu Fabra, Jaume Casals; y la presidenta de la Fundació TecnoCampus Mataró-Maresme, Dolors Guillén.

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