8 segundos, tiempo máximo de atención

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JOAN MIQUEL PIQUÉ. PROFESOR Y DIRECTOR DEL EADA TREND LAB

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Bea Miller es una 'centennial' destacada, cantante y actriz de 19 años, una de las figuras emergentes de la cultura pop, que dice tener como referentes a Kurt Cobain, icono de la 'generación X', y Miley Cyrus, una de las últimas 'millennial'. Representa a una generación que puede dejar en ruinas el idealismo de la 'generación Y', y devolver al mundo a un pragmatismo consciente, competitivamente desinhibido y, naturalmente, intrínsecamente tecnológico. Es decir, la versión 2.0 del siglo XX.

Porque a los 'millennials', la 'generación Y', les está durando poco su reinado: ya todos hablan de una nueva generación, aun literalmente adolescente, a quienes empezamos a llamar 'centennials' o 'generación Z'. Tienen muchos nombres, lo cual muestra que todavía no tenemos muy claro ni quiénes son ni cómo son: 'iGeneration' (por la tecnología), 'post-millennials', neo-generalistas, o incluso 'generación selfie'. Es demasiado pronto para etiquetarles. Mientras los 'baby-boomers' están a punto de jubilarse, la 'generación X' está preocupada porque no se podrá jubilar, y los 'millennials' son bichos raros que luchan para que alguien les tome en serio, el futuro de la humanidad estará en manos de estos jóvenes nacidos en los 90 y criados en los 2000, para los que internet siempre ha estado ahí, y que ya han empezado a confirmar la ley del péndulo respecto a sus padres y hermanos mayores.

Realidad distorsionada

Son mucho menos idealistas que los 'millennials', y han nacido y crecido en el mundo del terrorismo, de la desigualdad, de la gran recesión, de las amenazas informáticas y la incertidumbre tecnológica, pero también de la diversidad y la conciencia social. Si el 11-S despertó de su sueño al idealismo 'millennial', los 'centennials' sabían desde del principio que nada iba a ser fácil. Son conscientes de los problemas porque tienen más información que nadie, han vivido la infancia más segura de la historia desde el punto de vista físico (muchas veces prefieren comunicarse desde su habitación y sus ventanas tecnológicas, que salir a la calle), pero quizá son los más frágiles inestables desde el punto de vista psicológico, expuestos 24 horas/7 días en su realidad distorsionada de Instagram, Snapchat y Youtube. Para ellos y ellas, la tecnología no existe como para los 'millennials'; no son nativos digitales, ya les llaman intuitivos digitales. Vuelven los valores de la seguridad, la estabilidad, conscientes y concienciados, trabajadores, algo ansiosos y preocupados por el futuro que les tocará vivir.

Como sujeto económico aun son una incógnita, pero podemos tener por seguro que se van a comportar de manera muy distinta a generaciones anteriores. Todos los especialistas en tendencias llevan tiempo estudiándoles para intentar saber cómo abordarles cuando dentro de pocos años se conviertan en compradores, y ya han descubierto que huyen activamente de la publicidad y los anuncios (más de un 70%, según un estudio de la CNBC). Si los 'millennials' parecían impacientes, los 'centennials' son fundamentalmente pragmáticos y muy conscientes de todas las herramientas (e infinidad de opciones) que tienen a su alcance. Puede ser inútil intentar engañarles o manipularles, porque su respeto por las instituciones y los mercados está bajo mínimos; les conocen demasiado. Vuelven a ser materialistas, como buenos hijos de la 'generación X', y quieren productos tangibles, más que experiencias, pero los compran desde su 'smartphone' sabiendo que Yelp lo aprueba, y quieren relacionarse constantemente con las marcas a través de las redes sociales. Reciben información de manera instantánea, y pueden perder el interés a la misma velocidad. Los 'centennials' son muy volátiles.

Trabajadores competitivos e independientes

Estos compradores descarnadamente informados y exigentes tienen como reverso de la moneda a un trabajador que quiere estabilidadcompetitivo e independiente, que está dispuesto a empezar desde abajo si siente que está aprendiendo y avanzando en la dirección correcta, y a recorrer todo el camino que haga falta par encontrar un proyecto con el que sintonice. La empresa deberá invertir en ellos y no preocuparse porque parezcan distraídos (quizá sea la primera generación que maneja bien la multitarea, porque ha crecido conectada y multipantalla). En esto, comparten con sus hermanos 'millennials' un alto nivel de exigencia, pero por contra, saben que tendrán que competir y esforzarse, valoran el dinero, y no están demasiado preocupados por el equilibrio entre su vida profesional y su vida personal, que de hecho para ellos es parte de un mismo continuo.

Tal como decía el profesor Herbert Simon (premio Nobel de Economía en 1978), la abundancia de información crea pobreza de atención, y esta generación vive en flujos de información muy intensos y constantes. Si tuviésemos que encontrar un rasgo común a todos ellos, seguramente sería el 'smartphone'. El suyo, que el 75% ya posee a partir de los 10 años, o el que les han dado desde que eran bebés a modo de entretenimiento liberador. Como media, son capaces de estar atentos durante 8 segundos. Mensajes cortos, sencillos, y con emoticonos.