Putin, un nacionalista a ultranza

Cueste lo que cueste, porque ya lo ha demostrado sobremanera en el pasado, Vladimir Putin hará lo indecible para defender en el mundo los intereses de Rusia. De ahí que no deberían sorprendernos las futuras acciones del reelegido presidente de Rusia

Manifestantes rusos con banderas de este país.

Manifestantes rusos con banderas de este país.

MIKE ROSENBERG. PROFESOR DEL IESE. UNIVERSIDAD DE NAVARRA

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Con su reelección como presidente de Rusia, la semana pasada, Vladimir Putin se ha garantizado su permanencia en el poder hasta el 2024, aunque nadie duda de sus intenciones de seguir al frente del Gobierno ruso mientras pueda. Lo que define su política es la defensa de Rusia y sus intereses, así como su disposición a usar su riqueza mineral, sobre todo el gas, para llevar a cabo su objetivo. Podemos comparar a Vladimir Putin con otro líder ruso, Peter Alexeyevic (Pedro el Grande), quien gobernó en solitario desde 1682 hasta 1725 y no solo modernizó el país, sus instituciones y su capacidad militar, sino que también amplió sus fronteras ocupando una gran parte de lo que hoy llamamos Finlandia y los países bálticos.

Para comprender un poco mejor a los rusos y, por tanto, las prioridades del presidente Putin, hay que recordar que la reunificación de Alemania fue recibida con alarma por Rusia por lo que significaba de expansión hacia el este de la OTAN. En aquel momento, el norteamericano James Baker prometió a los rusos que sería la última expansión de la alianza, pero el ataque de la alianza a Serbia, una histórico aliado ruso, fue visto como una agresión por parte de Rusia y la expansión de la alianza hacia Polonia, la Republica Checa y Hungría el mismo año se percibieron como una provocación. La admisión de Bulgaria, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia y los estados bálticos en el 2004 y Albania y Croacia en el 2009 movieron la frontera entre Occidente y Oriente dejándola en una situación similar a la del año 1725. Este hecho provocó la respuesta de Rusia anexionándose Crimea y ocupando la parte oriental de Ucrania.

Desde la revolución naranja del 2004, Rusia ha seguido muy de cerca la evolución de los acontecimientos en Ucrania. Debido al mal estado de la economía y a la corrupción imparable, Vito Yanukovitch, el presidente de Ucrania en el 2015, se vio obligado a huir del país. La llegada de un gobierno más favorable a Occidente y la posibilidad de que Ucrania pudiera entrar primero en la Unión Europea y después en la OTAN, provocó que Rusia actuara por sorpresa invadiendo el país. Para ellos era inaceptable esa situación.

La Unión Europea mantiene sanciones económicas a Moscú y ésta, como respuesta, ha prohibido la importación de distintas clases de productos agrícolas. Aunque es difícil cuantificar el impacto económico de estas sanciones debido también a la crisis de la economía rusa, sí es cierto que las ventas de los agricultores españoles e irlandeses se han desplomado en los últimos cuatro años. Para Putin es más importante frenar el avance de Occidente hacia Moscú o San Petersburgo que el coste económico que puedan provocarle las sanciones

El papel del gas

Durante la ocupación de Crimea, en febrero del 2014, EEUU tenía uno de sus portaaviones y varios buques asociados de maniobras por el Mediterráneo. Barak Obama podía haber movido la flota hacia el Mar Negro para dar respuesta a la invasión de Crimea. Pero no lo hizo porque, por un lado, Ucrania no formaba parte aun de la OTAN y, por otro, porque posiblemente aquello hubiera supuesto el desencadenante de una guerra con Rusia. Hay que recordar que en 1853 el Reino Unido y Francia ocuparon Crimea dando lugar a la guerra de Crimea y se veía venir una repetición de aquel hecho histórico.

Parece ser que fue Angela Merkel, la cancillera alemana, quien apeló al sentido común pidiéndole a Obama que procediera con prudencia pues en la trastienda existía un problema más importante si cabe: la dependencia del gas ruso de Alemania y otros países de la zona. Hay que recordar que Alemania importa más de un tercio del gas ruso.

Durante los últimos años Rusia, EEUU y la Unión Europea han estado trabajando en proyectos conjuntos para crear nuevos gaseoductos que abastecieran a Europa de gas procedente del este. En estos proyectos, Turquía está desempeñando un papel clave y esto ha provocado que Moscú y Ankara estrechen lazos y se apoyen mutuamente en el asunto del gas.

Espías y 'hackers'

Un último aspecto de la situación geopolítica de Rusia tiene que ver con el asunto de los espías y los ciberataques. Parece demostrada la participación de 'hackers' rusos en las elecciones norteamericanas, así como también el envenenamiento por parte de agente rusos del espía Segei Skripal y su hija Yulia hace unas semanas en el Reino Unido.

Mientras que en EEUU la investigación del equipo del presidente Trump sigue su curso, parece que ha quedado demostrada la difusión de noticias falsas por parte de la maquinaria propagandista rusa durante la campaña electoral. Lo que está por ver es el grado de conocimiento o complicidad del equipo de Trump. En el caso del envenenamiento al espía Skripal, el presidente Putin ha calificado la acusación de «tonteria» pero Theresa May no piensa lo mismo y ha expulsado de Londres a varios diplomáticos rusos, a lo que Moscú ha respondido de la misma manera.

Lo que se desprende de todas estas cuestiones es que el presidente Putin hará todo lo posible en el mundo para defender los intereses de Rusia cueste lo que cueste. No deberían sorprendernos sus actuaciones futuras.