Medicamentos y una vacuna contra la celiaquía

La ciencia investiga para hallar solución a una dolencia contra la que ahora solo funciona la dieta

ALIMENTOS SIN GLUTEN.  Una clienta compra productos para celiacos en una tienda  de dietética.

ALIMENTOS SIN GLUTEN. Una clienta compra productos para celiacos en una tienda de dietética.

MARÍA GARCÍA SAN NARCISO

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La celiaquía sigue aumentando en España, exactamente a un ritmo del 15% anual. Alrededor de un 1% de la población sufre esta enfermedad, aunque los expertos alertan de que son muchas más las personas que la padecen y que todavía no están diagnosticadas.

Que una persona llegue a ser celiaca o no va a depender siempre de sus genes. «La enfermedad celiaca tiene un componente genético. Lo tienes en tus genes pero puede que lo desarrolles o no», explica Natalia López, responsable de la Unidad de Celiaquía del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Sin embargo, el motivo de la activación aún está siendo investigado.

Esta enfermedad puede darse a cualquier edad tras la ingesta de gluten. Sin embargo, no todos los celiacos saben que lo son. Algunos ni siquiera tienen síntomas. «Pueden estar asintomáticos del todo y descubrirse por un hallazgo casual, o porque se comprueba si lo por ser familiares de un caso recién diagnosticado», dice Gemma Castillejo, médica responsable de la Unidad de Gastroenterología Pediátrica del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Sant Joan de Reus, que colabora con la Associació Celíacs de Catalunya.

MULTISISTÉMICA / Otros sí que padecen varios síntomas, de más o menos gravedad. A nivel del aparato digestivo se pueden sufrir diversos trastornos como diarreas, vómitos, dolor abdominal o distensión abdominal. «También pueden darse anemias, osteoporosis, problemas de fertilidad, lesiones cutáneas… Puede afectar a prácticamente cualquier  órgano del cuerpo», explica Castillejo.

El diagnóstico de la celiaquía es fundamental. «Puede dilatarse hasta seis y siete años desde que comienzan los síntomas», afirma Castillejo. Para su diagnosis se establecen varios criterios a seguir: la sospecha clínica, es decir, que el médico relacione los síntomas con un posible caso de celiaquía; un análisis, que muestra los anticuerpos positivos contra el gluten; un estudio genético, para ver si hay compatibilidad, y una gastroscopia, con toma de biopsia. «Hay veces que puede hacerse con cápsula endoscópica», explica López. «También pueden hacerse citometrías de flujo para ver los linfocitos de enfermedad celiaca o pruebas de imagen», prosigue.

De momento el único tratamiento totalmente eficaz es la dieta sin gluten. Por suerte, hoy en día existen muchos productos aptos. «Los que están indicados con la espina barrada tienen una proporción de menos de 20 partes por millón», explica Castillejo. «Pero en los que simplemente pone sin gluten no se sabe qué cantidad llevan. Hay gente celiaca que abusa de estos productos que yo llamo gluten light, afirma la doctora López.

Todos los tratamientos alternativos están en fase de investigación. «Hay una pastilla cuyo ensayo en adultos ya está en fase 3», comenta Castillejo. «Inicialmente se planteó como una pastilla para que al tomarla ya se pudiese comer gluten, pero se vio que no. Ahora se está mirando si es eficaz para pacientes que a pesar de hacer dietas sin gluten siguen teniendo síntomas», explica. «La otra posibilidad es una vacuna cuyo ensayo está en fase 2 y que parece prometedora. Permitiría comer gluten sin problema», comenta.

LA INCIDENCIA AUMENTA / Cada vez hay más personas en el mundo diagnosticadas con celiaquía. Según la doctora López, esto ocurre porque «cada vez se sabe más». «Va de boca en boca. La asociación de celiacos tiene un gran poder en el ámbito familiar y el conocimiento de los médicos de cabecera es mayor. Es a ellos a los que tenemos que formar para que cuando vean que hay síntomas que no responden a un tratamiento principal hagan las pruebas».

Para Castillejo, otro de los motivos es el cambio de alimentación. «Estamos comiendo diferente que hace unas décadas y eso probablemente influye sobre el desarrollo de las enfermedades autoinmunes como la celiaquía y las alérgicas, que están aumentando en todo el mundo». En su opinión, consumimos más gluten porque la industria alimentaria gira alrededor de un cereal: el trigo. «En China no había prácticamente celiaquía porque su industria estaba basada en el arroz. En el Congreso de Gastroenterología -que tuvo lugar en la Fira Barcelona del 26 al 28 de octubre- se ha comentado que se están viendo muchos celiacos porque cada vez se hacen más productos con trigo al ser más barato», afirma. «Gracias a la industria alimentaria hemos mejorado mucho, pero el precio que tenemos que pagar es más enfermedades relacionadas con la comida».

Los médicos de cabecera juegan un papel fundamental en el diagnóstico de la enfermedad. Hasta entonces, los celiacos pueden ver cómo su calidad de vida se ve afectada. «En los peores casos puede llevar a otras enfermedades inmunológicas o a desarrollar un linfoma», explica López.

«También hay que diferenciar celiaquía con intolerancia al gluten», explica Castillejo. Una intolerancia que aún están investigando para entenderla. «La persona tipo con intolerancia al gluten tiene síntomas, igual que los celiacos, aunque quizá con más síntomas extradigestivos, como cansancio, abstemia, dolores de cabeza o musculares, además de los digestivos», asegura. En cambio, no tiene anticuerpos específicos en su sangre contra el gluten y la genética no es indispensable. Y si comen algo tienen síntomas muy rápido. «Hasta el 12% de los familiares de celiacos tienen esta forma de intolerancia», concluye.

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