Torres humanas que borran fronteras

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Carme Escales

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Sidibé Djakaridja y Malikie Bah (Mikel) nacieron en África. Sidibé lo hizo en Costa de Marfil hace 34 años y Mikel, en Sierra Leona hace 27. Para ambos el violento contexto social en su país de origen -vieron cómo les arrebató a familiares y conocidos-, les llevó a plantearse una vida fuera de allí. Y buscando paz y libertad, terminaron aproximándose al extremo norte africano para sortear el mar hasta España. Como tantos otros jóvenes africanos, Sidibé y Mikel son héroes, víctimas, supervivientes, personas con derechos humanos que a su llegada a Europa deben empezar desde cero. Además de sus lenguas maternas, dialectos locales de su comunidad de origen, Sidibé habla francés y Mikel inglés. Eso era todo. El resto en sus vidas en el nuevo continente estaba por escribir.

Con el amparo del programa de protección internacional, en su fase de acogida temporal, llegaron a un centro de Creu Roja en el Maresme.  “El programa garantiza todas las necesidades básicas, alojamiento y manutención”, puntualiza el responsable del programa de protección internacional de Creu Roja Maresme, Ricardo Crespo. “Son de 3 meses como mínimo y 6 como máximo en cuyo tiempo se trabaja todo lo que permite conocer el entorno para que cada persona que llega pueda desarrollar su vida”, explica Crespo. Se prioriza el aprendizaje del idioma, y se les informa y deriva a lugares donde pueden participar de actividades que les ayuden a socializarse.

Lengua, cultura y red social

Entre todas las propuestas, asistir a ensayos de castellers es una opción. Y, vista la experiencia, una excelente opción, un modo ejemplar de facilitar la integración de estas personas llegadas de culturas, países, lenguas y costumbres diferentes. “En natación, por ejemplo, la barrera idiomática ya podría ser un obstáculo, pero en la actividad castellera es más fácil. Es deporte, integración y conocimiento del entorno cultural, factores superimportantes para ellos”, afirma Crespo. La experiencia se realiza con los castellers más próximos al centro: Capgrossos de Mataró, pero es extrapolable y una realidad en cualquier colla castellera.

"Gracias a Capgrossos de Mataró empecé a tener amigos. Con la 'colla'' me siento libre", expresa Sidibé Djakaridja

“Tras acompañarlos un primer día al ensayo, si les ha gustado, les pedimos un pequeño compromiso de continuar, pues además de los ensayos, pueden realizar salidas con el grupo y así conocer con facilidad a gente de aquí y empezar a conformar su red social”, añade.

Así ha sido la integración de Sidibé y Mikel. “Desde el primer día ya te hacen sentir parte del grupo”, afirma Sidibé. Sus primeras sensaciones tras su primer día de ensayo aseguraron su fidelidad con los Capgrossos “fue emocionante y divertido. Todos son muy amables y hemos viajado por toda Catalunya: Calella, Barcelona, Girona, Figueres”, detalla. “Gracias a ellos empecé a tener amigos. Con la colla me siento libre”.

“Si les gusta y se encuentran bien con nosotros lo notas enseguida”, explica Andreu Bertran, Responsable de Nouvinguts de Capgrossos de Mataró. “Además de sumar fuerza al grupo, la inclusión de estas personas nos aporta una riqueza en todos los aspectos. Sus vivencias personales nos enriquecen porque nos ayudan a comprender su superación. Son gente que lo ha pasado realmente mal y, poco a poco, van saliendo adelante, hasta poder llevar una vida como la de cualquiera de nosotros”, añade Andreu Bertran.

“Mikel, a mitad de temporada se trasladó a vivir a Badalona y no podía venir tanto a los ensayos, pero no se pierde ninguna actuación”, explica Bertran. “Otros dos chicos de Marruecos, Karim i Slam –en la veintena de edad- no se han perdido un solo ensayo desde el primer día”, dice.

“Que tengan una buena entrada asegura que sigan viniendo”, apunta Lara Santana, miembro del equipo que se encarga del acompañamiento de los nuevos que llegan a la colla de Capgrossos de Mataró. “Procuramos que se sientan cómodos, que estemos por ellos y que la lengua no sea un problema. Quienes tienen especiales dificultades de comunicación necesitan el apoyo de mucha más gente”, puntualiza.

Ejemplo de integración

Hace unas semanas, miembros de Capgrossos se reunieron con agentes del Ayuntamiento de Mataró ofreciéndose a colaborar más sensibilizando al resto de la colla sobre el pasado de estas personas que llegan de otros países y poder contribuir a darles una mejor acogida. La red social para ellos es importante y clave, muchas veces, para hallar más fácilmente trabajo y vivienda para llevar una vida autónoma. Una posible acción de la colla que está sobre la mesa es que esta, como entidad cultural, pueda emitir informes, como cualquier empresa cuando escribe cartas de recomendación de las personas con las que ha trabajado. Ellos lo harían a favor de las personas que, en espera de asilo político o migradas por cualquier otro motivo, sean miembros activos de la colla castellera.

Los castellers han mostrado al consistorio de Mataró su voluntad de promover más la integración de las personas migrantes

Sidibé y Mikel han encontrado trabajo y siguen asistiendo a todos los ensayos y diadas castelleras que puedens. “Es como nuestra familia”, declara Sidibé. “A mí ser parte de la colla me levantó la moral”, afirma Mikel. “Ha sido importante para empezar a entender el catalán, y sobre todo para conocer gente”, añade el joven de Sierra Leone. Ambos son ahora empleados de fábrica, viven cada uno en un piso compartido y van abriéndose camino de manera autónoma. Su programa de acompañamiento de la Creu Roja finalizó, “pero para cualquier problema, los tenemos como referentes”, dice Sidibé.

Y en sus móviles, su grupo de Whatsaap de Capgrossos es otro gran pilar de apoyo, un puente directo a la gente y cultura local. En sus calendarios, las diadas castelleras y días de ensayo van abrazando sus días con familiaridad.