SOCIEDAD ORGANIZADA EN LA ZONA ALTA

Los barceloneses se vuelcan en mandar monos de esquí a Lesbos

Recogida de ropa de invierno para los campos de refugiados de Lesbos

Recogida de ropa de invierno para los campos de refugiados de Lesbos / periodico

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Una mujer en la puerta repite con insistencia la misma frase: "solo ropa térmica y de nieve, por favor; si no es ropa de nieve, no la dejéis". Nadie abandona la cola, frente al 502 de la calle de Muntaner. Todos quieren dejar sus prendas. Quieren ayudar. Enseñárselas a la chica de la entrada y explicar qué son, y las bondades de sus abrigos impermeables, sus monos de esquí o sus bodys de borreguito; convencerla de que la acepte. En el escaparate, un cartel escrito a mano: "recogida de ropa para Lesbos, de 10 a 14 horas". La misma mujer que intenta no acumular ropa que no reúna las condiciones solicitadas -para frío extremo- repite que la recogida termina este lunes a mediodía. "No somos una oenegé", responde si alguna persona le reprocha que concluyan la acción.

Efectivamente, no lo son. Todo empezó el pasado jueves, hace solo cuatro días, y la reacción de los vecinos les ha superado. "Una madre recibió una llamada de su hija, que está de voluntaria en Lesbos. Le explicó que los refugiados se están muriendo de frío y le pidió que hiciera algo. Que enviara ropa para el frío extremo", explica Juanjo Fernández, uno de los voluntarios de la improvisada central, llena de cajas literalmente hasta el techo. "Nos han traído hasta abrigos de visón. Pero claro, no vamos a mandar un abrigo de visón a Lesbos. Separamos la ropa que no es adecuada para llevarla a Cáritas y al Cotolengo", prosigue el hombre.  

Esta madre, ante la llamada de auxilio de su hija, envió un primer mensaje a sus contactos explicándoles el drama humanitario, pidiéndoles que lo pasarán, y dando la dirección de su piso como punto de recogida. Uno de estos contactos disponía de un local vacio en la zona -el estos días desbordado de la calle de Muntaner- y lo ofreció. "Todo ha sido muy rápido. El mensaje ha ido pasando de unos a otros y no ha parado de llegar gente y más gente con ganas de ayudar", explica María José Olano, la propietaria del local, sin dejar de mover cajas para intentar, con dificultades, hacer sitio.

ROPA Y MANOS

Muchas de las personas que organizan la ropa a contrarreloj -este martes tienen que llevarla a la Zona Franca, para que el tráiler que ha ofrecido otra persona con ganas de ayudar salga este jueves-, tampoco se conocen entre ellas. "Vienen, preguntan qué pueden hacer para ayudar y se quedan clasificando. A esta mujer no la conozco. A esta tampoco", prosigue Fernández, quien subraya que la inmensa mayoría de las voluntarias son mujeres. "Soy maestra de aquí de los Jesuitas. Ahora tengo clase, pero a la tarde vendré a hacer casas", decía este lunes a primera hora una mujer después de dejar un par de bolsas en el local, en el que no cabe un alfiler. Muchas de las piezas aún llevan las etiquetas.

Sobre si, vista la acogida, repetirán la experiencia, Olano no lo tiene claro. "De momento tiene que llegar todo esto y distribuirse, y ver cómo va", afirma la mujer, quien subraya que llegar, "llegará seguro", ya que tienen un contacto con una oenegé que está en el lugar -con la que colabora la hija de la mujer de la que nació la recogida- y un tráiler reservado y con fecha de partida.

¿CÓMO AYUDAR?

Más allá de la iniciativa de estos vecinos que han decidido "hacer algo" ante las imágenes desgarradoras que llegan de los campos de refugiados nevados en Grecia, desde Lafede.cat han editado un decálogo sobre qué hacer para ayudar a estas personas. La coordinadora de asociaciones catalanas de cooperación internacional recomienda a las personas que quieran ayudar a los huidos de la guerra atrapados a las puertas de Europa que hagan donativos económicos a las asociaciones que trabajan sobre el terreno allí.