ASESORA DE CAMPAÑA

Kimberly Guilfoyle: la nueva 'trumpette'

La novia de Donald Trump Jr, abogada y antigua presentadora de la Fox, está volcada en captar voto femenino para el presidente

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Ricardo Mir de Francia

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Estados Unidos tuvo a las Ronettes, las Supremes, las Sangri-Las o las Sirelles. Ahora tiene a las Trumpettes, un grupo de mujeres relativamente famosas del entorno familiar y político del presidente Donald Trump dedicado a buscar el voto femenino de cara a las elecciones del 2020. Encabezadas por Lara Trump, la mujer del tercer hijo del magnate, Eric, el grupo ha añadido a sus filas al último fichaje del clan, Kimberly Guilfoyle, la nueva novia del primogénito Donald Jr, recientemente divorciado de la madre de sus cinco hijos. Guilfoyle no es una mujer estatuaria como Melania. Es más bien un «pitbull con pintalabios» –por emplear la expresión de Sarah Palin–, una antigua presentadora de Fox News de verbo afilado y completamente entregada al trumpismo. 

Guilfoyle se unió a la campaña del republicano en abril, un mes antes de que hiciera pública su relación con Don Trump, y desde entonces ha participado en numerosos eventos de 'Women for Trump', la coalición creada para movilizar al electorado femenino y recaudar fondos. Su misión pasa por superar el 42% de votos entre las mujeres que el hoy presidente obtuvo en 2016, una cifra nada desdeñable teniendo en cuenta su largo historial de misoginia y sexismo, con frases que hubieran hundido a cualquier otro candidato, como aquella en la que presumía de «agarrar por el coño» a sus pretendidas conquistas. «No hay presidente que haya hecho más por avanzar los derechos de las mujeres», dijo en agosto Guilfoyle en un acto en Las Vegas. «No hay nada que derrita más rápido a los pomposos socialistas demócratas que una mujer fuerte, inteligente y empoderada que se aferra a su Biblia y su pistola».

Electorado rural

La nueva asesora 'senior' de la campaña de Trump maneja con maestría el lenguaje y los agravios que resuenan entre el electorado rural y suburbano del presidente, pero como le sucede a su nueva familia política, también ella procede de una de las cunas asociadas con la élite. Guilfoyle nació en San Francisco hace 50 años en una familia de inmigrantes. Su madre era portorriqueña, su padre irlandés. Se licenció en Derecho con 'cum laude' y obtuvo un doctorado antes de ponerse a trabajar como fiscal en San Francisco, un empleo que compaginó con escarceos como modelo para Victoria’s Secret o Macy’s. 

Siempre le gustaron los hombres con poder y dinero. Estuvo casada con Gavin Newsom (2001-2006), el actual gobernador de California y por entonces alcalde de su ciudad natal, y más tarde con el empresario y diseñador industrial Eric Villency (2006-2009). Para entonces ya había empezado a trabajar en 'The Five', una de las tertulias políticas de Fox News, la cadena que catapultaría a Trump al poder tras diluir durante años las fronteras entre la verdad y la mentira con una cultura tóxica de apoyo incondicional a los republicanos. Cuando estallaron los escándalos de acoso y abuso sexual hacia sus empleadas de Roger Ailes, el hombre que convirtió a Fox en la máquina de propaganda conspiratoria que es hoy, Guilfoyle se erigió en una de sus principales defensoras. 

«Puta portorriqueña»

«En términos de carácter, integridad y credibilidad, no puedo defender a Roger lo suficiente», dijo en el 2016. Pero esa generosidad hacia su mentor no siempre fue correspondida. De acuerdo con una de las denuncias judiciales contra Ailes, el jefe de la cadena solía referirse a ella como «la puta portorriqueña», «la fácil» o «la guerrera portorriqueña». Con el viejo ya enterrado, Guilfoyle dejó la cadena en el 2018 para unirse al Super Pac de Trump, un comité dedicado a recaudar fondos para el presidente. No sin cierta polémica. Varios medios publicaron que Fox la estaba investigando por «abusar emocionalmente» de algunos de sus colegas y «compartir regularmente con ellos detalles sobre su vida sexual». 

Y así hasta el pasado mes de mayo, cuando se hizo público su noviazgo con Don Jr. y su fichaje formal para la campaña de Trump. Solo dos meses después se especuló con que se habían comprometido, un rumor después desmentido, y que buscan casa en los Hamptons, el refugio playero de la élite neoyorkina adinerada.