EN EL CANDELERO

Ashley Longshore: digna heredera de Warhol

Es la creativa de moda en Nueva York, mientras Hollywood se descubre ante su obra pop

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Laia Zieger

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Ashley Longshore ha sido la verdadera reina del mambo de la New York Fashion Week. Ha conseguido eclipsar incluso a las Kardashian y las Crawford de turno.

Pero, ¿quién es esta mujer? Aunque su nombre no sea popular por aquí, Longshore no es ninguna desconocida. Se trata de una de las artistas contemporáneas estadounidenses más prolíficas. Lleva más de dos décadas de trayectoria, a lo largo de las que ha expuesto su arte pop en todo el mundo y ha conseguido una auténtica comunidad de fans entre las que destacan Blake Lively o Salma Hayek.

Hace años, se propuso revolucionar los patrones tradicionales de la venta de arte. Y lo ha logrado. Tras denunciar cómo las galerías inflan los precios y cobran comisiones descomunales a costa de los artistas, decidió apostar por la plataforma Instagram para dar a conocer y comercializar su trabajo, que incluye pinturas, esculturas y complementos de moda. «Es una herramienta fabulosa porque da una vía de comunicación directa con los coleccionistas y el público al que le gusta mi trabajo en general, sean de donde sean», asegura a EL PERIÓDICO DE CATALUNYA. 

A través de su perfil @ashleylongshoreart se ha convertido en su propia prescriptora, acumulando más de 230.000 seguidores entre los que figura la elite mundial dispuesta a invertir en sus creaciones (que pueden llegar a cotizarse a unos 30.000 euros la pieza). Pero, ojo, ella insiste: «No quiero que me llamen 'influencer', odio este término y creo que se usa demasiado. Malala o Gloria Stinem son 'influencers'. Yo soy una empresaria y artista expresando mi viaje por la vida, creando cosas que me hacen feliz, mostrando mis ideas y cómo vivo».

Delirante y ‘freak’

Los críticos de las más prestigiosas publicaciones. como 'Forbes' o 'The New York Times'. definen el trabajo de la artista como «comprometido, delirante, provocativo, divertido, crudo, a veces estremecedor y muy 'freak'» y no dudan en colocarla en las listas de mujeres más influyentes. Toda un «art world star», según 'Vogue', o  incluso «la nueva Andy Warhol», como la definió 'The New York Post'. 

Ella se limita a hablar de su trabajo como «la representación del mundo que me rodea y de mis experiencias vitales, inspiradas en la cultura pop, el amor por el color y cosas que me resultan intrigantes como el glamur de Hollywood o el consumismo estadounidense…».

Ahora, más allá del circulo del arte, su aura parece haber llegado al gran público. Y lo ha hecho por la puerta grande, siendo el personaje más buscado de la última semana de la moda de Nueva York, donde ha hecho gala de su simpatía habitual, luciendo 'looks' extravagantes a lo Katy Perry en los que no faltaban estampados animales, gafas a lo heroína de Marvel, explosiones de colores, texturas y volúmenes descomunales. 

Pero también ha llamado la atención su don de la ubicuidad, ya que estuvo en todas partes. Lo mismo  desfilaba para el creador Dennis Basso (con un diseño cuyo estampado fue obra de Longshore), que anunciaba que en breve saca libro, inspiraba la nueva colección de la joven promesa de la moda estadounidense, el diseñador Christian Sirian, presentaba su línea de cosmética para Maybelline, asistía a desfiles, se codeaba en fiestas con la flor y nata (desde Serena Williams al bailarín Yanis Marshall) o presentaba una instalación callejera repleta de mensajes, donde denunciaba, entre otras cosas, la gordofobia que ella misma dice haber sufrido. 

Toda una revolución en una cita donde las curvas no son precisamente lo más apreciado. Sin pelos en la lengua, asegura: «La Fashion Week es una plataforma increíble para mí. Un lugar dedicado a la expresión artística donde convergen grandes diseñadores. También es el lugar perfecto para recordar que el amor propio y la confianza en una misma son fundamentales el 100% del tiempo. Y eso se puede expresar a través de la ropa, independientemente del cuerpo que tengas o de tu color. Todos somos maravillosos. Yo llevo un collar que dice 'me follaría a mí misma'. Me gusta ser única».