PERFIL

Santiago Segura: de friki a rey de la taquilla

Figura polifacética, ha demostrado con su último éxito de público, 'Padre no hay más que uno' (más de ocho millones de euros de recaudación), que hay vida después de 'Torrente'

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Ramón de España

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Conocí a Santiago Segura (Madrid, 1965) durante el festival de Sitges de 1992, donde presentaba un cortometraje titulado 'Evilio', que él mismo había escrito, dirigido y protagonizado. Conseguir que en un festival cinematográfico te hagan caso con un corto es muy difícil, prácticamente imposible, pero él lo logró: no podías dar un paso por Sitges sin encontrarte por todos los escaparates posibles unos pequeños pasquines de Evilio que el emprendedor Segura se dedicaba a enganchar en compañía de una pequeña corte de fans que se había traído de Madrid y que le seguía a todas partes. Como eran varios, no te los presentaba a cada uno por su nombre –total, los ibas a olvidar en 10 minutos–, sino como a sus amiguetes, concepto que le fascinaba y que utilizó para bautizar a su productora, Amiguetes Entertainment.

En aquellos tiempos, Santiago Segura era un friki con ambiciones que rodaba cortos con cuatro duros, pero ya mostraba una notable confianza en sí mismo. Tremendamente simpático y muy gracioso, darle bola era de lo mejor que podía hacer uno en los ratos libres que le dejaba el festival. Ya entonces me habló de un deplorable 'alter ego' que le bailaba por la cabeza, José Luis Torrente, un poli gordo, sucio, borracho, mezquino, facha e hincha del Atleti que le haría rico y famoso seis años después, cuando estrenara la primera de sus aventuras, 'Torrente, el brazo tonto de la ley', que se convirtió en la película española más taquillera de todos los tiempos. Tal como te lo explicaba, era evidente que creía que Torrente le sacaría de pobre, como así fue.

El landismo

Cuando vi 'Torrente, el brazo tonto de la ley', y asistí a su éxito multitudinario, comprobé que el hombre había hecho sus sueños realidad. José Luis Torrente era un personaje mayúsculo y Santiago llenaba la pantalla. Consiguió tocar una fibra sensible del pueblo español, que siempre ha sido dado a reírse a costa de sus elementos más despreciables. Hubo una campaña en contra de algunos críticos, que le acusaban de estar regresando al landismo, pero el público respondió como un solo hombre. Yo, lo reconozco, me tronché con la primera entrega de la serie y, por una vez, me sumé al entusiasmo general, cosa que siempre sienta bien y te hace sentir menos solo. Por el mismo precio, Santiago sacó del baúl de los recuerdos al gran Tony Leblanc y le proporcionó unos últimos años de gloria.

Un dineral

A partir de ahí, el friki de Carabanchel se fue convirtiendo en uno de los principales valores de la industria del cine español desde sus múltiples facetas de actor, guionista, director y productor (tras unas desavenencias financieras con Andrés Vicente Gómez, productor del primer Torrente, el hombre optó por producirse a sí mismo). La segunda aventura del poli impresentable, 'Torrente 2: Misión en Marbella' (2001), me pareció soberbia. La tercera flojeó notablemente, pero recaudó también un dineral. Con la cuarta, la serie levantó un poco el vuelo, volviendo a perder altura en la quinta. El problema de las tres últimas aventuras de Torrente estriba en que el guion no es gran cosa y te quedas pensando que Santiago se podría haber esforzado un poco más al escribirlo. Aunque también es verdad que si al público le da lo mismo que el guion sea bueno o que resulte un pelín chapucero, ¿para qué te vas a esforzar?

Se ha convertido
en uno de
los principales
valores de la
industria del
cine español

Si la carrera comercial de José Luis Torrente ha sido un éxito, no puede decirse lo mismo de otras películas escritas, protagonizadas o producidas por Santiago Segura: las que rodó con Óscar Áibar, por ejemplo, no dieron ni un duro, aunque 'El gran Vázquez' tenía su interés. Y la simple presencia de Santiago como actor nunca ha sido garantía de éxito. Porque a la gente le cae simpático Segura, al que ya ve gratis en los concursos de la tele, pero adora a Torrente. La maldición, afortunadamente, se acaba de romper con 'Padre no hay más que uno', el último éxito dirigido y protagonizado por nuestro hombre, filme para todos los públicos que sus propias hijas –Calma y Sirena, que forman parte del reparto– pueden ver sin riesgo para sus inocentes neuronas infantiles.

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