'Generación Greta': seis adolescentes en lucha contra el statu quo

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zentauroepp46055978 afp pictures of the year 2018 marjory stoneman douglas h190329101257 / AFP / JIM WATSON

Juan Fernández

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Ninguno tiene más de 19 años, pero han vivido lo suficiente para darse cuenta de los atropellos que les rodean y disponen del arrojo necesario para plantarles cara. Como la activista climática Greta Thunberg, los revolucionarios del siglo XXI son jóvenes carentes de miedo que se declaran en rebeldía contra el mundo heredado.

Emma González. 19 años. Lucha antiarmas (EEUU)

Otros decidieron limitarse a suspirar aliviados al ver que las balas habían silbado cerca sin rozarles. Sin embargo, a Emma González (arriba, en la foto), estudiante del centro de secundaria Marjory Stoneman Douglas de Parkland, en Florida, la condición de superviviente de atentado estudiantil le venía pequeña, así que decidió agarrar el micrófono y pedir la palabra en la marcha que se celebró en su localidad después de que un chico asesinara a 17 menores en su instituto con un fusil de asalto. Su discurso enérgico, directo y cortante como un disparo, pasa por ser uno de los manifiestos más inspiradores de la lucha antiarmas de Estados Unidos.

Ocurrió en marzo del 2018 y desde entonces González se ha erigido en una de las figuras más destacadas de este movimiento pacifista. Ha recibido el apoyo público de infinidad de 'celebrities', ha sido portada de la revista ‘Time’ y ha firmado multitud de artículos de prensa contra la venta de armas en los que, además, se ha declarado orgullosa de su origen cubano y de su bisexualidad. En uno de esos ensayos, razonaba su paso al frente: «No hay que esperar a que nuestras voces se escuchen, nosotros debemos ser el cambio que necesitamos».

Will Connolly. 17 años. 'Egg boy'. Antirracismo

En la era de las redes sociales, un huevo y un teléfono inteligente pueden ser suficientes para entrar por la puerta grande en el activismo social. Es lo único que ha necesitado el australiano Will Connolly, de 17 años, quien desde el pasado 15 de marzo es considerado un héroe mundial de la lucha contra el racismo gracias al huevazo que arreó al senador xenófobo de su país, Fraser Anning. Su móvil y las cámaras de la tele registraron el momento en el que el huevo se estrellaba contra la coronilla del político mientras este culpaba a los inmigrantes del atentado que costó la vida de 50 musulmanes en Nueva Zelanda. 

El resto lo hizo la viralidad de las redes: en cuestión de horas, el huevazo antirracista se volvía ubicuo, el rostro del nuevo icono imberbe, bautizado de forma espontánea como Egg Boy, aparecía en carteles y grafitis reivindicativos por todo el mundo, y los dólares llovían sobre la cuenta de 'crowdfunding' que abrió un admirador para costear su defensa legal, y que él ha donado a la víctimas del atentado. "Lo que hice no estuvo bien, pero ese huevo ha unido a la gente", ha reconocido. 

Anuna de Weber. 17 años. Activista climática (Bélgica)

El grito por el clima lanzado por la adolescente sueca Greta Thunberg empieza a generar émulos por todo el planeta. Su replicante más aventajada tiene un año más que ella, 17, y vive en la localidad flamenca de Mortsel, próxima a Amberes. Advertida de la propuesta lanzada por la escandinava de celebrar una huelga escolar todos los viernes para protestar por el desdén que los gobernantes muestran hacia el cambio climático, la belga Anuna de Weber decidió hacer el mismo llamamiento en su entorno mediante un vídeo que se hizo viral. 

Para su sorpresa, el primer día secundaron su huelga ecologista 3.000 jóvenes. Empezó a agitar las conciencias de los belgas a principios de año y, desde entonces, su voz no ha parado de crecer. Algunos jueves –día propuesto por ella para manifestarse por el planeta– ha logrado reunir a 30.000 personas preocupadas por el medioambiente. Su mensaje ha acabado calando en la política nacional y los líderes de su país, en pleno periodo preelectoral, le han abierto las puertas de sus despachos para escucharla e incorporar sus propuestas a sus programas. 

Jazz Jennings. 18 años. Activista trans (EEUU)

Desde que tiene 5 años, Jazz Jennings viene escalando dos Himalayas, uno hacia dentro y otro hacia el exterior. Cuando empezó a hablar, dejó muy claro a su familia que ella era una niña, no un niño. Podría haberse dedicado a recorrer el complejo proceso de transición de género en la más estricta intimidad, como aconseja la delicadeza de su caso, pero decidió añadir a ese reto otro no menor: retransmitir su crecimiento como cría y adolescente transgénero ante las cámaras.

Desde entonces, su historia ha servido, más que ninguna otra, para dar visibilidad a los menores trans (solo su cuenta de Instragram tiene más de 820.000 seguidores). Comenzó a recorrer platós de televisión, abrió un canal de Youtube para relatar sus experiencias, protagonizó una serie centrada en su vida, publicó un libro de memorias y creó una fundación para apoyar a adolescentes en su situación. Incluso sirvió de inspiración para la fabricación de la primera muñeca de juguete transgénero. La normalidad era esto. Los chicos y chicas que ahora afrontan lo que ella ha vivido, se encuentran con ese trabajo hecho.

Ahed Tamimi. 18 años. Activista palestina

No haber conocido otra situación que la ocupación del Ejército israelí ha dotado a la palestina Ahed Tamimi de una valentía carente de límites. Ha crecido rodeada de tanquetas, está hecha a los toques de queda y no le asustan los fusiles de los soldados. Lo prueban las estampas que ha protagonizado desde que era niña, que la han convertido en un icono de la lucha por la liberación de su pueblo. 

En el 2012, con solo 11 años, una imagen suya alzando el puño y gritándole a la cara a un militar israelí dio la vuelta al mundo. Tres años más tarde, los reporteros la fotografiaron mientras trataba de liberar a su hermano del soldado que atrapaba su brazo escayolado. En el 2018, una cámara registró la bofetada que le soltó a un uniformado en la puerta de su casa, en Nabi Saleh, Cisjordania. El precio de esta agresión fueron seis meses de prisión y un juicio militar con 12 cargos, pero tampoco teme a la justicia israelí. Tiene 18 años y la fuerza de quien carece de miedo. 

Payal Jangid. 17 años. Contra las bodas de menores (India)

Los grandes cambios comienzan con pequeñas acciones, a veces en lugares remotos. Payal Jangid nació en la pequeña localidad de Hinsla, en el estado indio de Rajastán, donde los matrimonios forzosos y la explotación infantil forman parte de la cotidianidad. Ese era su destino, pero a los 10 años se reveló contra la boda que sus padres quisieron imponerle en contra de su voluntad. Con el coraje que le dio aquella victoria, decidió hacer de su caso una bandera y en el 2012 creó el primer Parlamento Infantil de su país para concienciar a los padres de la necesidad de llevar a los menores a la escuela y erradicar los matrimonios infantiles, objetivo que acabó logrando en su comunidad.

Su lucha trascendió las fronteras de Rajastán y recibió el apoyo de varias organizaciones internacionales dedicadas a defender los derechos de los niños. Nombrada amiga honoraria de la oenegé sueca World Children’s Prize, hasta los Obama se interesaron por su caso cuando viajaron a India. Sus aspiraciones son más modestas: ahora tiene 17 años y planea hacerse maestra para seguir educando a los menores de su localidad.