ENTREVISTA

Marianne Power: "Algunos libros de autoayuda se basan en promesas imposibles"

La periodista vierte en 'Help me!' su experiencia como lectora de libros de desarrollo personal

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Juan Manuel Freire

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Como tantos otros de nosotros, la periodista inglesa <strong>Marianne Power</strong> (Londres, 1977) se sentía incompleta, infeliz y desdichada, a pesar de tener una vida objetivamente bastante decente. Como tantos otros de nosotros, Marianne echó mano de la literatura de autoayuda. Pero, como muy pocos de nosotros, realmente se aplicó el cuento de esos libros.

Lo hizo durante un año, el 2014, de aventuras y altos y bajos y, finalmente, autodescubrimiento, pero no tanto 'gracias a' como 'a pesar de' sus lecturas. Se propuso seguir las instrucciones de un clásico del género cada mes, recogiendo sus experiencias en un blog que, después, convirtió en novela: 'Help me!' (Grijalbo), especie de involuntario libro de autoayuda sobre los libros de autoayuda.

Sus padres son de Irlanda y usted nació en Inglaterra. Es decir, tiene raíces en dos de los países más pesimistas sobre la Tierra. ¿De dónde sacó el optimismo para afrontar su aventura de autoayuda?

En realidad me ayudó esa sangre irlandesa. Mientras divagaba en mi aventura existencial, todavía había una parte de mí más realista y escéptica. ¡Sin ella, se me podría haber ido la cabeza completamente! Esa parte de mí me mantenía aferrada a la tierra.

Para serle honesto, no he leído un libro de autoayuda en mi vida. ¡No porque no lo necesitara! Tengo mis prejuicios, supongo. Pero usted defiende sinceramente algunos de ellos…

Muchos recogen grandes consejos. También es cierto que algunos se basan en promesas imposibles, difíciles de convertir en una realidad. La mayoría de mis amigos y familiares tampoco han leído ninguno, ni quizás lo hagan nunca. En Inglaterra, en cuanto pronuncias la palabra 'autoayuda', la gente mira para arriba.

Usted puede decir, desde luego, que la autoayuda cambió su vida. No solo porque dio pie a su exitoso libro. También logró su primer trabajo fijo gracias a ella.

Así es. Leí mi primer libro del género, 'Aunque tenga miedo, hágalo igual', de Susan Jeffers, cuando tenía 24 años. Me lo prestó una amiga y lo miré con recelo. Yo había estudiado literatura inglesa, creía que tenía gustos elevados (risas)… Pero llegué a casa, lo leí y me encantó. Según este libro, no puedes esperar a que llegue el día de dejar de tener miedo a ciertas cosas; debes hacer esas cosas. Me animó a dejar un trabajo temporal que odiaba. Y después, a base de hacer llamadas y tocar puertas, algo que me resultaba difícil, acabé encontrando mi primer trabajo como periodista.

Después, siguió leyendo esos libros, pero sin poner sus consejos en acción.

Eran más como una fantasía agradable. Me los leía e imaginaba cómo podría cambiar mi vida y lo genial que sería no preocuparse ya nunca por nada. Pasada la treintena estaba bastante agobiada. Me sentía poco realizada, aunque me iba bien en el periodismo, vivía en un bonito apartamento en Londres… Miraba a mi alrededor y veía cómo todos mis amigos tenían sus vidas arregladas, compraban casas, tenían bebés, etcétera. Yo estaba soltera, debía dinero y no sabía lo que hacía.

Pero, ¿es obligatorio tener novio, un piso comprado, o un plan maestro para ser feliz? Son las cosas que más preocupan a Marianne al principio de la novela.

Ya no lo creo, pero entonces lo veía así. Mi visión ha cambiado mucho. ¡Y eso que a pesar del éxito del libro, sigo siendo un desastre con el dinero! (risas). Ahora entiendo que hay muchas maneras de llevar una vida feliz.

Explíquenos cómo seleccionó los títulos que leería para su experimento. ¿Uno por cada uno de sus supuestos defectos personales?

Sí, más o menos. Quería empezar con 'Aunque tenga miedo, hágalo igual' porque fue el primero que leí y porque te obligaba a hacer cosas, no solo a pensar en ti misma. Se basa en hacer algo que te dé miedo cada día. Después, mezclé un poco de todo: uno sobre dinero, otro de relaciones, otro de mindfulness… Por el camino mucha gente me recomendaba títulos. El más popular parecía ser 'El secreto'.

Que resultó ser una decepción.

No sé qué pensar sobre ese libro. Lo ha leído incluso gente poco aficionada a esta clase de cosas. La gente alucina con 'El secreto' [que defiende los poderes sobrenaturales de la ley de la atracción: a base de pensar mucho en algo, puedes hacerlo real]. Pero luego miras sus vidas y… no viven en mansiones, ni están casadas con Brad Pitt.

Sin 'spoilear' demasiado el desarrollo de la novela, podemos decir que su viaje existencial tuvo altibajos. Incluso que fue bastante mal. ¿Le sorprendió?

Pues realmente sí. Cuando empecé estaba en un hoyo y creí que después, mes a mes, iría subiendo progresivamente hasta situarme en la mejor versión posible de mí misma. Pero fui hacia arriba, hacia abajo, hacia más abajo… Hasta llegar, sin embargo, a un punto intermedio bastante interesante. Desde luego, acabé conociéndome a mí misma. Al empezar no era consciente de hasta qué punto me iba a examinar a mí misma.

Cuando uno se examina demasiado a sí mismo, puede acabar perdiendo el contacto con la realidad.

Piensas que es algo útil, pero en realidad cuanto más te centras en tus supuestos defectos, más defectos aparecen. Observas tu vida casi desde fuera, como un espectador, y no te importa lo que dicen tus familiares o tus amigos. Es dañino.

En su reciente libro 'What if this were enough?', la escritora Heather Havrilesky (consultora de la columna 'Ask Polly' de la revista 'New York') critica nuestra obsesión por el desarrollo personal y apuesta por abrazar nuestras personalidades imperfectas, nuestras quizá escasas pero queridas posesiones… ¿Por qué no lo hacemos?

Desde luego, deberíamos. Yo me he pasado la vida creyéndome las fotos de las revistas y soñando con ser esa persona perfecta que se levanta a las 6 de la mañana para meditar y después se toma un 'smoothie' verde con su marido perfecto. Creía en todo eso. Es posible que esa persona exista, no digo que no, pero es solo una forma de vivir la vida. Y deben estar muy estresados tratando de mantener la perfección.

Esa imagen que ha descrito es muy habitual en las redes sociales, una fuente relativamente nueva de ansiedad e inseguridad. ¿Los libros de autoayuda están en boga por culpa de Instagram?

Probablemente. La gente se compara sin parar, y se compara con vidas que no son reales. Yo subo fotos a Instagram de mi gira promocional, sonriendo, visitando lugares… Pero nunca voy a colgar de los momentos en que estoy amargada y consumiendo Netflix compulsivamente. No es sano comparar tu vida con esas imágenes. E incluso si eres una persona inteligente, capaz de racionalizar, esas fotos irreales se filtran en ti de algún modo. 

Un vistazo a las novedades de autoayuda, o, como dicen ahora, desarrollo personal, puede servir para componer una imagen de la sociedad actual: sus preocupaciones, sus paranoias… Al parecer, hemos aprendido a dejar de fumar, pero no a dejar las redes. Hay bastantes libros sobre cómo gestionar y sobrellevar nuestra vida digital.

Es cierto, se insiste mucho en cómo manejar las distracciones digitales. Otra constante, al menos en Inglaterra y Estados Unidos, son los libros de 'a la mierda todo', como 'El sutil arte de que (casi todo) te importe una mierda', de Mark Manson. Muchos libros te invitan a dejar de preocuparte.

Son la réplica a 'La magia del orden' de Marie Kondo, del que he de confesar que soy fan. ¡Corrijo, he leído al menos un libro de autoayuda!

¿Y tiró muchas cosas?

Bolsas y bolsas de cosas que no daban 'joy'.

¡Qué bueno! Yo pensé en leerlo para el libro, pero al final no. He de leerlo de una vez.

La autoayuda actual también insiste mucho en la productividad. ¿Puede ser por el auge de la 'gig economy', o 'economía de los pequeños encargos', que obliga a estar siempre a tope y ser tu propio jefe?

Cuando acudí al fin de semana con [el orador motivacional] Tony Robbins, me sorprendió la cantidad de gente joven que había. Yo creía que Robbins era para gente mayor, porque es un producto de la América de los 80. Imaginaba a muchos jefes senior o semi-senior enviados desde el trabajo para aprender a rendir más. Pero había mucha gente de veintipocos que había acabado de estudiar y estaba intentando crear su propio negocio o trabajaba en varias cosas a la vez. Ahora mismo se presiona muchísimo a la gente joven para que sea productiva.

Datos biográficos

· Periodista 'freelance', Marianne Power escribe para el 'Daily Mail', 'The Telegraph', el 'Irish Independent' (la columna de salud mental 'Mindful moment') o 'Grazia'.