PRENDA A DEBATE

Hombres en falda, ¿por qué no?

La semana de la moda de Londres ha resucitado el debate sobre la discutida microtendencia

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Noelia Sastre

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«Hombres en falda» no es solo una de las tendencias más recurrentes en las páginas de moda después de los desfiles masculinos de cada temporada. Hombres en falda fue también el título de la exposición con la que el Museo Victoria & Albert de Londres inauguró el milenio, es la realidad de millones de asiáticos que siguen usándola y es, sobre todo, el empeño de diseñadores occidentales por superar la frontera del género y de paso hacer espectáculo en la pasarela, más allá del adorado 'kilt'. 

La edición británica de 'GQ' ha bautizado como 'mirt' ('man skirt') la microtendencia más repetida para el próximo otoño-invierno en la semana de la moda londinense, celebrada hace unos días. Desde vestidos de noche y tacones en Art School hasta el tartán de Iceberg, las minifaldas sesenteras de Charles Jeffrey (en la foto de la izquierda) o el lujoso cuero plisado de Louis Vuitton, muchos colocan bordados y medias en las musculadas piernas de los modelos. Otros toman nota de los escoceses, que llevan siglos perfeccionando el arte de hacer masculinas las faldas, y apuestan por lo simple acompañándolas de jersey de lana y botas militares. 

H&M y Zara

Pero más allá de las pasarelas, de marcas como H&M o Zara (con falda-pareo cruzada en su colección masculina del 2018), de pioneros como Jean Paul GaultierVivienne Westwood Francis Montesinos. De recurrentes como Marc Jacobs, con un armario lleno de ellas, o Louis Vuitton, que eligió a Jaden Smith para lucir una prenda de la colección femenina en la campaña del 2016. De convencidos activistas como Palomo Spain (propuesta, en la foto del centro), que repite siempre que puede «el género está sobrevalorado». Más allá de todos ellos está la calle, y a veces en la calle pasan cosas tan curiosas como la rebelión de la falda masculina durante el caluroso verano del 2017. 

Aquel junio el diseñador Thom Browne desplegó en su desfile de París los encantos de un trozo de tela anudado a la cintura, y los hombres tomaron nota. Un joven inglés anunció a sus jefes desde su cuenta de Twitter que acudía a trabajar en pantalón corto. Le dijeron que no y volvió a su casa para colocarse un vestido todavía más fresco. Al día siguiente, conductores de autobuses de Nantes (Francia) a los que les habían prohibido ir de corto en sus vehículos sin aire acondicionado se presentaron a trabajar en falda. Y los niños de un colegio de Exeter (Inglaterra) aparecieron con las faldas de cuadros de sus compañeras. Las protestas surtieron efecto en prensa y redes sociales, y estos rebeldes acalorados lograron su objetivo: pantalones cortos en el colegio o en el trabajo cuando los grados aprietan, demostrando que ellos también sufren las reglas de empresas e instituciones que les prohíben lucir pierna.

Reivindicación

Con un objetivo pedagógico y reivindicativo montó el comisario Andrew Bolton la exposición del Victoria & Albert que después se vio en el Metropolitan de Nueva York. Lo hizo tras cruzarse en el metro con un chico en falda y observar las reacciones e insultos de la gente. Lo hizo para explicar que hasta el siglo XIV hombres y mujeres vestían igual, que hasta el XIX no se popularizaron los pantalones tal como los conocemos y que desde los 60 varios diseñadores tratan de reintroducir la falda en el armario masculino, convenciendo a algunos (hippies, punks, nuevos románticos). 

«El hombre intenta pasar lo más desapercibido posible en lugar de hacerse notar, pero si lleva falda puede enfrentarse a humillación e insultos. Me parece terrible, porque quien decide ponérsela está en todo su derecho», decía Bolton a 'The Guardian'. «Llevar falda no significa que no seas masculino. La masculinidad no viene de la ropa, sino del interior. Hombres y mujeres pueden ponerse las mismas prendas y seguir siendo ellos mismos. Es divertido», declaró Gaultier a 'The New York Times' tras su desfile de 1984 en París. Con ese mismo propósito –diversión, irreverencia– acuñó RuPaul su famosa frase: «Todos nacemos desnudos y el resto es drag».

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