GALARDONES POLÉMICOS

Raperos que plantan cara a los Grammy

Con su boicot, Childish Gambino se suma a los numerosos artistas de rap que han arremetido contra los premios por el maltrato histórico que ha recibido el género

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Juan Manuel Freire

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El mejor rap no se calla, y este año la cierta indiferencia de los Grammy hacia el hip hop y la cultura negra en general ha recibido justa respuesta. Kendrick Lamar pasó de actuar en la ceremonia. Drake también, aunque acudió a la misma. Al contrario que Childish Gambino, que ni actuó ni se pasó por allí, aunque habría podido salir cuatro veces a recoger premio, incluyendo grabación y canción del año por 'This is America'.

Tampoco estuvo en la gala 21 Savage, nominado a dos premios, en su caso por haber sido detenido por inmigración de EEUU la semana antes, acusado de encontrarse ilegalmente en el país y de ser un criminal condenado. La controvertida detención del británico fue extrañamente omitida durante la ceremonia; ni siquiera se refirió a ella Post Malone, quien interpretó la colaboración con 21 Savage 'Rockstar'. Solo sacó el tema Ludwig Göransson (compositor de la banda sonora de 'Black Panther') al recoger uno de los premios de Gambino en su nombre.

Un problema que viene de largo

"Seguimos teniendo un problema en el mundo del hip hop", decía hace poco Ken Ehrlich, productor de los Grammy, a 'The New York Times'. "Cuando no se llevan a casa el gran premio, la estima de la academia y todo lo que los Grammys van perdiendo más y más significado para la comunidad hip hop, lo que resulta triste".

Por algún motivo, los Grammy siempre han visto el rap como una música poco refinada, lejos de sus estándares de calidad, ese concepto tan abstruso y relativo. No hubo Grammys para el rap hasta bastante tarde, 1989. Dos años antes, Run-D.M.C. fueron nominados… en la categoría de mejor actuación R&B vocal, dúo o grupo.

El premio a mejor actuación rap no llegó hasta 1989. Famosos raperos –incluyendo los que acabaron siendo ganadores, DJ Jazzy Jeff & The Fresh Prince– boicotearon la ceremonia al saber que no se televisaría esa entrega. Otros no lo hicieron, caso del veterano Kool Moe Dee, quien echó la culpa a los propios raperos de la flagrante decisión de la Recording Academy. "No todos vestimos oro y bambas y no me gusta la imagen que se ha creado", dijo el veterano rapero a la revista 'Black Radio Exclusive'.

Como no hubo premio al mejor disco rap ¡hasta 1996!, quedaron sin reconocer discos como 'Paid in full' de Eric B. & Rakim o el mismísimo 'Straight outta Compton' de N.W.A., incorporado al Hall of Fame de los premios hace tan solo dos años.

15 años de espera

El enojo de la comunidad hip hop es legítimo al 200%. Hagamos cuentas. Hace ya década y media (se dice rápido) que un álbum rap se hizo con el premio a disco del año: fue 'Speakerboxxx/The love below', de OutKast, por otro lado un disco colindante con muchos otros géneros, del R&B al pop 'mainstream'.

Desde entonces, han estado nominados, para nada, discos de Kanye West ('The college dropout', 'Late registration', 'Graduation'), Lil Wayne ('Tha Carter III'), Kendrick Lamar ('Good kid, M.A.A.D City', 'To pimp a butterfly', 'Damn'), Drake ('Views', 'Scorpion'), Jay-Z ('4:44') o Cardi B ('Invasion of privacy').

De hecho, el bloqueo se extiende, si nos fijamos, al conjunto de la música negra. El aclamado artista R&B Frank Ocean decidió no presentar su disco 'Blonde' a los premios del 2017 en señal de protesta. En una entrevista con 'The New York Times', señalaba cómo desde que nació no había tenido muchas oportunidades de ver a alguien de raza negra recogiendo el Grammy a disco del año; entre los muy pocos, Quincy Jones, Herbie Hancock y Ray Charles. 2017 fue el año en que Beyoncé perdió ese premio a manos de Adele, quien aprovechó su discurso para recordar lo "monumental" de 'Lemonade'.

2018, oportunidad perdida

El año siguiente podría haber sido el del cambio, pero lo único que hizo la Recording Academy fue echar sal en la herida. El premio a álbum del año no fue a Kendrick Lamar por su innovación en 'Damn' o a Jay-Z por la estilización suprema y honestidad de '4:44', sino para el inofensivo Bruno Mars por el R&B retro de '24k magic'.

Lamar barrió en las categorías rap, pero por ¡tercera! vez se quedaba sin aquel "gran premio" al que hacía referencia Ehrlich. Jay-Z, por su parte, salió del Staples Center con cero de ocho Grammys. En 'Apeshit', el tema estelar del disco de The Carters (esto es, Jay y su esposa Beyoncé), contestaba así a la ofensa: "Dile a los Grammy que a la mierda con ese cero de ocho/ Joder, ¿es que no han visto a una masa volverse loca?". Algunos la hemos visto: el pasado 11 de julio del 2018 en el Lluís Companys, ante cada movimiento de Beyoncé, pero también un épico Jay-Z.

El discurso de Drake

La gala del pasado domingo pasará a la historia por haber estada dominado por las mujeres a todos los niveles. Quizá gracias a la introducción de 900 nuevos miembros que debían aportar diversidad, la Recording Academy ha reconocido por fin que las mujeres también se lo curran, y se lo curran desde siempre, sin necesidad de ánimos del presidente de la institución: el vetusto Neil Portnow.

Y también se recordará por un discurso de Drake especialmente crítico con el tema que nos ocupa. Al recoger su Grammy a mejor canción rap ('God's plan'), que ya ganó hace dos años con una canción no rap ('Hotline bling'), puso en duda que los votantes de los Grammy entendieran "lo que un chaval mestizo de Canadá tiene que decir, o una chica española de Nueva York, o un hermano de Houston". Pero no importa. "Porque si hay gente con trabajos normales que está saliendo en mitad de la lluvia, o la nieve, gastando su dinero duramente ganado en comprar entradas para tus conciertos, no necesitas esto de aquí, te lo prometo. Ya has ganado". Y añadió: "Pero…". Pero el discurso fue cortado abruptamente para ir a publicidad.

Drake dice la verdad. Nadie necesita eso, en realidad. Hay infinitos artistas agotando localidades en grandes escenarios y barriendo en Spotify sin necesidad de una nominación a los Grammy. Pero esta falta de validación por parte de una institución blanca todavía duele, todavía huele a racismo. El espectador blanco casual mira la imagen de conjunto, ve que ha ganado la blanquísima Kacey Musgraves (disco del año por 'Golden hour'), cree que todo sigue igual. Y por suerte, no, no todo sigue igual.