CREATIVA EN LA SOMBRA

Virginie Viard: el ojo mágico de Lagerfeld

La colaboradora más estrecha del 'káiser' se hizo visible en la Semana de la Moda de París. En ausencia del mítico diseñador, ella fue el rostro de Chanel

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Eva Cantón

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Virginie Viard (en la foto, a la izquierda) lleva más de 30 años en las bambalinas de Chanel. Acostumbrada a permanecer en un segundo plano, la directora del estudio de creación de la mítica firma de moda francesa abandonó ese espacio invisible al finalizar el último desfile de la casa, que recreaba un jardín mediterráneo bajo la imponente cúpula de hierro y cristal del Grand Palais de París. Por primera vez lo hizo sola. Salió a saludar sin Karl Lagerfeld. La ausencia del director artístico de Chanel, de 85 años, en la presentación de la colección inspirada en el siglo XVIII, abrió la puerta a todas las hipótesis sobre su sucesión y puso el foco en Viard, de quien el 'káiser' ha dicho que es «su mano derecha y su mano izquierda». 

La carrera de Viard arrancó a principios de los 80 junto a Dominique Borg, célebre modista de cine y teatro de origen ruso y amante del estilo barroco, que realizó el vestuario de películas como 'La pasión de Camille Claudel', 'Tres colores: azul' o 'La reina Margot'. 

En 1984, la joven Viard vivió desde King’s Road el Londres febril del punk y desde entonces conserva ese estilo un tanto irreverente a medio camino entre el uniforme rock & roll y los encajes románticos de estilo vintage. 

Burguesa de provincias

Creció en el ambiente burgués de provincias –su madre era una cirujana hija de comerciantes de seda lioneses y su padre médico, excampeón de esquí y perteneciente a una famila de contructores de teleféricos– y fue un amigo de sus padres, gran chambelán del príncipe Rainiero, quien le abrió en 1987 las puertas de la rue Cambon para hacer unas prácticas. 

Quienes la
conocen dicen
que parece
que ella esté
dentro de la
cabeza del
alemán, que
sabe lo que
bulle en su
interior

El primer día se encontró con Karl Lagerfeld e <strong>Inès de la Fressange</strong>, cuando el taller era aun pequeño y Viard, más próxima a la estética de Jean Paul Gautier, veía el Chanel de esos años demasiado rosa. El 'káiser' se la llevó a Chloé durante los cinco años que estuvo al frente de la dirección artística de la firma pero en 1999 los dos regresaron a Chanel, donde ninguno se concibe sin el otro. 

Se entendió bien con Lagerfeld desde el principio. «Su manera de trabajar es divertida, su carácter también. Uno no se aburre con él. Tampoco es pretencioso y eso es lo que más me gusta, es concienzudo, trabajador, pero no se le sube a la cabeza. Le encanta la moda, no se cansa», decía en el 2014 a la revista suiza 'Le Temps'.

Sincronizados

Quienes la conocen, dicen que es como si Viard estuviera dentro de la cabeza del alemán, que sabe mejor que nadie lo que bulle en el interior del creativo de Chanel y que, gracias a una complicidad tejida durante tres décadas, casi no necesitan hablar para entenderse, como si estuvieran sincronizados para sentir lo mismo en el mismo momento. 

Ella es la que traduce los sueños del 'káiser' asegurándose de que su visión atraviesa desde las bordadoras hasta los jefes de taller. Es la pasarela entre los bocetos y las más de 200 personas que trabajan para Chanel. Quien supervisa las ocho colecciones anuales y elige entre las 400 muestras de tejidos de un solo desfile.

«Virginie añade una tercera dimensión, hace que las cosas sean reales. Yo soy como un diseñador gráfico, ella tiene el ojo mágico», dijo el 'káiser' en 'Libération' de esa mujer que evoca a Marianne Faithfull Patti Smith, es adicta a los botines, las camisetas estampadas y los slim negros que tiñe para darles una nueva vida.

Fan de Stella McCartney, Nicolas Ghesquière y Martin Margiela, una vez dijo que la ropa influye poco en la feminidad, que es una actitud, una manera de estar. «Una mezcla de elegancia y dulzura, un estado sutil e intangible, como un perfume».

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