ATRACADOR DE CELULOIDE

Forrest Tucker: el ladrón amable

'The old man and the gun', el filme con el que Robert Redford dice adiós a la interpretación, rescata para el cine a un caco profesional

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Nando Salvà

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Cuando aquel día de la primavera de 1999 los agentes de policía detuvieron al hombre que acababa de atracar un banco a mano armada, se quedaron boquiabiertos al darse cuenta de que se trataba de un anciano de 78 años. Y su sorpresa solo creció al descubrir que el abuelo no era otro que Forrest Tucker, que llevaba seis décadas atracando y que, al menos según lo que se decía de él, siempre lo hizo con una sonrisa en la cara; era un ladrón tan amable y caballeroso, se decía, que los empleados de las sucursales que asaltaba prácticamente le servían el botín en bandeja. En una ocasión, al condenarlo, un juez afirmó: «Hay que reconocer que el tipo tiene estilo».

Las formas, en efecto, siempre fueron importantes para Tucker. Robaba ataviado con trajes de rayas y zapatos 'spectator', y blandiendo un revólver siempre descargado que utilizaba simplemente como pieza de atrezo –nunca disparó a nadie–. De hecho, se veía a sí mismo como un protagonista de película. Seguro que le habría hecho feliz verse finalmente convertido en uno. Desde el próximo viernes en los cines, el 'biopic' 'The old man and the gun' se sustenta sobre una ironía: en el que, según él mismo es el último trabajo interpretativo de su carrera, Robert Redford interpreta a un hombre que nunca tuvo interés en retirarse.

Tucker tenía solo 15 años cuando fue detenido tras robar un coche «por diversión». Tan pronto como pisó la comisaría, logró escapar en cuanto los agentes le quitaron las esposas, pero fue de nuevo capturado unos días después mientras comía naranjas en un huerto. Aquel fue el inicio de una carrera criminal que le hizo recaudar millones de dólares atracando bancos y a lo largo de la que no solo se escaparía 18 veces de prisión, sino que también protagonizaría otros 12 intentos frustrados de evasión.

Maestro de la fuga

Sus métodos de huida fueron variados. En una ocasión cortó las barras de su celda con cinceles; en otra fingió un dolor de estómago y, tras ser operado de apendicitis, escapó del hospital; y en otra hizo lo propio tras fingir un dolor de riñones. En 1979 se fugó de San Quintín a bordo de un bote que había construido en la cárcel. La barca sufrió un percance nada más zarpar y Tucker y sus compinches fueron avistados desde una de las torres, pero el guardia los confundió con empleados de un club de navegación y los dejó marchar.

Robaba ataviado
con elegantes
trajes de rayas,
calzaba zapatos
'spectator' y
blandía un
revólver de atrezo

La época que 'The old man and the gun' recrea es la inmediatamente posterior a esa hazaña, cuando su protagonista formó una banda de delincuentes de pelo canoso al frente de la que, en solo unos meses, asaltó alrededor de 60 bancos. También por entonces conoció a la que sería su tercera esposa, Jewell Centers, que –a diferencia de su versión cinematográfica, encarnada por Sissy Spacek– no conoció las actividades de su marido hasta años después, cuando fue de nuevo arrestado. Al hacerlo, decidió permanecer a su lado.

Cuádruple ‘bypass’

Tras ser sometido a un cuádruple 'bypass' en 1986 y obtener un indulto por parte del juez, Tucker fue puesto en libertad en 1993, a los 73 años. Se instaló con Jewel en Florida, en una casa color melocotón cercana a un campo de golf. Pasaron seis años antes de que, aquel día de primavera de 1999, se vistiera de blanco de la cabeza a los pies y diera el que sí acabó siendo su último golpe. Fue sentenciado a 13 años de prisión, y encerrado en régimen de aislamiento; se temía que, pese su avanzada edad, volvería a intentar escapar. Murió cinco años más tarde. 

No había actuado por dinero: tenía un coche nuevo y la casa pagada; y cada sábado pasaba la noche con Jewel en un restaurante cercano, comiendo chuletas y bailando. Lo tenía todo menos la celebridad que tanto ansiaba. Tal vez 'The old man and the gun' acabe proporcionándosela de forma póstuma. Mientras tanto, la película funciona a la perfección como metáfora de la carrera como actor de Redford. Lo vemos pretendiendo que sus dedos pulgar e índice son una pistola, comportándose como un crío, pasándolo en grande y recordando al público que, como su personaje, disfrutó haciendo lo que hizo; y que, como él, mantuvo la sonrisa en la cara mientras lo hizo. 

OTROS ATRACADORES DE CINE

Bonnie y Clyde (1967)

Recrea el periplo de Bonnie Parker y Clyde Barrow, que entre 1931 y 1934 recorrieron el sudoeste americano atracando sucursales bancarias y gasolineras y, en general, sembrando el terror. Gozaron de la simpatía de parte de la sociedad estadounidense, entre la que llegaron a ser considerados como una versión moderna de Robin Hood. Fueron abatidos en mayo de 1934, en una emboscada policíal. 

Tarde de perros (1975)

Se inspiró en la historia de John Wojtowicz, que en 1972 asaltó un banco de Brooklyn con el fin de robar suficiente dinero para pagarle a su novio una operación de cambio de sexo. Por desgracia para él, a aquellas horas apenas quedaba líquido en la sucursal. Fue condenado a 20 años de prisión, de los que cumplió seis. Desde la cárcel se quejó de que solo un 30% del relato de la película era cierto.

El mayor robo del siglo (1978)

Rememora los sucesos del 17 de enero de 1950, cuando 11 delincuentes de poca monta penetraron en la sede de la compañía de seguridad Brinks y se hicieron con un botín valorado en 2,7 millones de dólares. En su día aquel atraco fue considerado el más grande de la historia estadounidense. Pese a haber ejecutado el golpe casi a la perfección, finalmente los ladrones fueron arrestados. Solo 60.000 dólares fueron recuperados. 

The Newton boys (1998)

Los Newton fueron en su día los mayores forajidos de la historia de Estados Unidos. Robaron más de 80 bancos desde Tejas hasta Canadá durante los años 20 del siglo pasado. Su último golpe fue el asalto a un tren que transportaba enormes cantidades de dinero de la Reserva Federal; fueron capturados después de que uno de los hermanos disparara al otro por error y tuviera que llevarlo a ver a un médico.

El general (1998)

La protagoniza Martin Cahill, un capo de la mafia irlandesa que mantuvo en jaque a la policía durante 25 años. A lo largo de su carrera delictiva, Cahill estuvo implicado en el robo de furgones blindados, joyas y pinturas, y se dedicó a la extorsión de restaurantes y puestos ambulantes de venta de perritos calientes. También cometió un secuestro y un atentado con bomba. Fue asesinado a los 45 años, de camino a un videoclub. Se le conocía con el apodo de ‘El general’.

Mesrine (2008)

‘Biopic’ en dos partes del gánster francés Jacques Mesrine, también conocido como ‘El hombre de las mil caras’ y ‘El enemigo público número 1’. Entre los años 1960 y 1979 atracó bancos, joyerías y casinos; fue encarcelado y se fugó varias veces. Disfrutaba riéndose públicamente del gobierno, y llegó a amenazar de muerte el Ministro de Justicia. El propio presidente de Francia ordenó crear una brigada para atraparlo. Fue abatido por la polícia frente a la estación de metro de  de Porte de Clignancourt.

Enemigos públicos (2009)

El estadounidense John Dillinger no solo es uno de los atracadores de bancos más famosos de la historia delictiva sino también, gracias a su facilidad para escapar de la policía y la cárcel, uno de los grandes iconos criminales de la cultura pop. Esta película (Johnny Depp es el actor que lo interpreta) es la crónica de sus últimos años, y de la operación que el agente del FBI dirigió en los años 30 para capturarlo. Su vida también fue recreada en el ‘biopic’ ‘Dillinger’ (1973).

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