PASARELA POLÉMICA

¿Sobrevivirán los 'ángeles' en la era #MeToo?

¿Tiene futuro el 'show' de lencería más famoso en el mundo 'post Weinstein'? El debate sobre el desfile de Victoria's Secret está servido

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Noelia Sastre

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No son buenos tiempos para Victoria’s Secret. La marca de lencería más vendida en EEUU volverá a sacar a sus esculturales 'ángeles' en el desfile de moda más visto del mundo, justo cuando comienza la campaña navideña de ventas. Pero ni los números ni la imagen acompañan esta vez a la firma: L Brand, su empresa matriz, reportó en el segundo cuatrimestre del año unos ingresos netos de 99 millones de dólares y 36 céntimos por acción, frente a los 139 millones y 48 céntimos del año anterior. 

Pérdida de ingresos

Según los expertos, hay tres razones para el bajón. Por un lado, los competitivos precios de marcas para 'millennials' como Aerie de American Eagle. Tampoco ayuda que muchas de las 1.200 tiendas de Victoria’s Secret en EEUU y Canadá estén ubicadas en 'malls', los grandes centros comerciales en declive frente al comercio 'online'. Y, desde luego, la irrupción del movimiento #MeToo y las denuncias para acabar con la cosificación de las mujeres se lo ponen difícil a una marca que sigue apostando por las (supuestas) medidas perfectas y el pelo por la cintura como ejemplo de belleza femenina. 

Sus modelos, claro, creen que tienen hueco en el movimiento feminista, que el espectáculo anual del gigante lencero «envía un mensaje de poder, y más todavía en el mundo 'post Weinstein'». Así lo defienden Sara Sampaio y Lais Ribeiro. «Es hipócrita e injusto decir que las mujeres no pueden ser sexis. Debemos celebrar nuestra sexualidad, hoy más que nunca. Los 'ángeles' somos un grupo muy variado, lo hacemos porque queremos y no deberíamos dejarlo solo para que nos tomen en serio», declaró Sampaio a 'The Hollywood Reporter' en la presentación del libro del fotógrafo Russell James y sus 10 años en el 'backstage' del desfile.

Política y moda

Pero en la calle no piensan como ellas. Según YouGov, consultora que mide la percepción de los consumidores, la imagen de Victoria’s Secret ha caído ocho puntos en dos años entre mujeres de 18 a 49 años. El analista Ted Marzilli recuerda: «Aunque las ventas ya habían descendido antes de #MeToo y #Time’sUp, estos movimientos han hecho que los clientes piensen dos veces sobre lo que valoran en una marca. La política y la moda pueden parecer primos lejanos, pero cada vez están más relacionados». Y añade: «Este año se ha utilizado el negro en la alfombra roja como mensaje político y muchos diseñadores han usado la pasarela en un claro ejemplo de que la gente hoy usa la moda como plataforma contra el acoso sexual, la discriminación o la desigualdad».

"Cuando veo el
desfile de Victoria's
Secret me pregunto:
¿es así cómo
queremos 
presentarnos
ante el mundo",
dice la ejecutiva
Elissa Sangster

También Elissa Sangster, directora de Forté Foundation, grupo que aboga por aumentar el número de mujeres en puestos ejecutivos, dice a 'The Guardian': «Trabajamos para ser respetadas, pero cuando enciendo la televisión y veo el desfile de Victoria’s Secret me pregunto: ¿es así cómo queremos presentarnos ante el mundo?».

Otro estudio de Wells Fargo concluye que más de la mitad de los clientes de Victoria’s Secret se quejan de los precios y ven a la marca más «forzada» o «falsa» en un momento en que se valora lo natural. ¿Significa todo esto que dejarán de hacer el desfile anual? De momento este año continúa, aunque los estilistas llevan tiempo apuntando su fin. «¿Cuántas veces más puedes sacar a una modelo con unas alas? Es cansino y lo lleva siendo 10 años», sentencian.

El mercado chino

Aún así, esta empresa fundada en 1977 como respuesta a la ropa interior «empaquetada y fea» fue el primer grupo de lencería mundial entre el 2006 y el 2016, con ventas que pasaron de 4.500 a 7.000 millones de dólares en una década. Hoy el puesto se lo juegan en China, con un mercado de 200 millones de mujeres jóvenes que duplica al americano y sorpresas como la que el pasado julio dio el gigante lencero chino Cosmo Lady al nombrar nueva jefa de estrategia comercial a Sharen Jester Turney, la mujer que dirigió Victoria’s Secret hasta el 2016, durante sus años de gloria.

El desfile vuelve a Nueva York

Tras Londres, Miami, Los Ángeles, París y Shanghái, el 'show' regresa a la ciudad donde nació el 1 de agosto de 1995, aunque aquella primera presentación estuvo lejos del espectáculo actual. Fue en el hotel Plaza y pasó inadvertida. No hubo cámaras, ni alas, ni 'fantasy' bra de diamantes, ni actuaciones, pero sí unas decorosas batas de seda rosa que recuerdan a las que ahora lucen los ángeles en su encuentro con los medios antes del desfile, televisado por CBS unos días después.

Desde entonces, 'tops' como Gisele Bündchen, Naomi Campbell, Rosie Huntington-Whiteley, Heidi Klum, Tyra Banks, Helena Christensen o Miranda Kerr han desfilado para la firma.  Este año hay debutantes como Winnie Harlow, ausencias como Lily Aldridge por embarazo o Alessandra Ambrosio, que se despidió el año pasado tras 17 temporadas. Regresan Gigi Hadid y Kendall Jenner, que se estrenaron en el 2015 pero faltaron en el 2017 (la primera porque le denegaron el visado para entrar en China, la segunda por exclusividad con La Perla). Y si el año pasado colaboraron con Balmain, ahora será la diseñadora griega afincada en Londres Mary Katrantzou quien firme la colección cápsula.

800 millones de espectadores

Es el desfile de moda más seguido del mundo: 800 millones de personas de 192 países lo ven cada año. Para hacerlo posible la marca se gasta 12 millones de dólares e invierte unas cuantas semanas en 'castings'. En las modelos buscan pelo, altura, curvas, medidas, pecho, vientre plano y mucha actitud. Las más veteranas cuentan cómo se preparan: Adriana Lima confiesa que antes del 'casting' hace dieta de batidos de proteínas durante 10 días, y un día antes del desfile deja de beber agua y de comer. También está siempre asegurado un punto de drama, como cuando la madre de las Hadid colgó una foto de sus hijas pequeñas, desnudas y con alas. O cuando Cara Delevingne negó que le prohibieran participar por estar «demasiado gorda». Solo cinco españolas han desfilado para Victoria’s Secret: Helena Barquilla (1995), Esther Cañadas (1997), Eugenia Silva (1999), Clara Alonso (2008) y Blanca Padilla (2014 y 2017).

Los ‘ángeles’ oficiales

Medio centenar de modelos participan en el 'show' cada año. Pero solo 37 han sido ángeles oficiales en estas 22 ediciones, entre ellas Karen Mulder o Heidi Klum. La diferencia está en el contrato: deben comprometerse con la marca al menos 50 días al año, hacer promoción, aparecer en eventos especiales, catálogo, publicidad o viajes. Estas modelos no pueden participar en otras campañas de moda o perfumes. Su prioridad es Victoria’s Secret. Además, deben tener al menos 18 años y una «apariencia saludable», porque la marca no acepta ese 'look' ultradelgado que lucen en la pasarela. De hecho quienes firman como ángeles suelen dejarla, con alguna excepción como Candice Swanepoel, que tuvo problemas con Victoria’s Secret por desfilar para Givenchy y Marc Jacobs