'CELEBRITY' CON CARÁCTER

Cuidadito con Antonia Dell'Atte

La exmusa de Armani es un filón para la audiencia. No se calla ni debajo del agua. Pero, la expansiva italiana no siempre fue así

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Ramón de España

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El programa de TVE 'Masterchef Celebrity' no ha hecho más que empezar y ya abundan los rumores sobre lo tóxica que es Antonia Dell’Atte (Ostuni, Brindisi, Italia, 1960). Para mí que le tienen manía, pues en la primera entrega –aparte de cocinar algo incomible, como la mayoría de sus compañeros–,  lo único destacable que hizo la pobre fue entrar en el plató cantando el 'hit' incombustible de Domenico Modugno 'Volare', probar su propio comistrajo e insubordinarse un poco con Jordi Cruz. Parece que no la conozcan. Antonia es como aquel beodo del chiste que, tras liarla parda en una fiesta, la toma con sus anfitriones y les pregunta: «¿Para qué me invitáis si ya sabéis cómo me pongo?». O como cantaba María Isabel, «No me toques las palmas, que me conozco».

De familia humilde

Antonia es una mujer fuerte y decidida que no sabemos muy bien de que vive, pero no parece vivir nada mal. Nos consta que de joven fue modelo de pasarela y que Giorgio Armani la convirtió en una de sus favoritas. De familia humilde, el oficio de modelo le sirvió, primero, para salir de pobre, y luego, para contraer matrimonio con un aristócrata emparentado con la Casa Real española, Alessandro Lecquio, que siempre se ha presentado en sociedad como el 'conde Lecquio', aunque no falta quién asegura que el título lo ostenta en realidad su hermano mayor.

En ‘Ven a cenar conmigo’, parecía que podía surgir el romance con Fortu, el líder de Obús, pero no pasó

Antonia abandonó a Armani por Lecquio y con éste se vino a España en 1990, país del que solo saldrán con los pies por delante, como Torrebruno, pues aquí han encontrado el chollo del famoseo, que les permite vivir muy dignamente. Cuando la feliz pareja llegó a España, todo hay que decirlo, Alessandro tenía un trabajo conocido: ejecutivo de la FIAT. Antonia venía de consorte, papel que ejerció con elegancia y discreción hasta que el marido se le fue con Ana Obregón (tras haberle dado a ella, eso sí, un hijo llamado Clemente). Lo del conde con la Obregón fue una de esas situaciones que se suelen resumir con la castiza expresión «Aquí se han juntado el hambre y las ganas de comer». Trabajar no era algo que hiciese muy feliz a Alessandro, un hombre que no ha venido a este planeta a picar piedra, así que enseguida se apuntó al mundo maravilloso de exclusivas, chismorreos, posados, broncas en directo, infidelidades y demás alegrías de la prensa rosa. Adelantándose al famoso dúo de peleas en el barro Esteban- Campanario, Antonia se especializó durante una época en tomarla frecuentemente con Obregón. Y viceversa. Las hostilidades acabaron cuando el conde se separó de Anita: para entonces ya se había situado en el mundo del corazón por derecho propio.

También canta

El año 2000 Antonia decidió hacer algo artístico y publicó el disco 'He comprado un hombre en el mercado', que ni yo ni nadie que conozca ha escuchado jamás. Ahí comenzó y terminó su carrera musical. Yo confiaba que la reemprendiera hace unos meses, cuando coincidió en el programa de televisión 'Ven a cenar conmigo' con Fortu, el líder de Obús, con el que parecía, incluso, que podía surgir el romance, pero al final nos quedamos sin romance y sin el pedazo de disco que podría haber salido de la colaboración entre esos dos fenómenos.