CENTENARIO DEL DIRECTOR DE 'EL SÉPTIMO SELLO'

Los actores fetiche de Ingmar Bergman

El cineasta contó siempre con intérpretes de plena confianza con los que construyó su mito

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Nando Salvà

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Ingmar Bergman estableció relaciones duraderas con muchos de sus intérpretes, casi nunca estrictamente profesionales. Ellos a menudo colaboraron con el maestro también en otros ámbitos, escribiendo mano a mano con él o dirigiendo películas de las que él era guionista o productor. Cada uno a su manera, todos contribuyeron a construir el universo bergmaniano.

Bibi Andersson

Aún adolescente trabajó para el director en una serie de anuncios de jabón, y no tardaron en empezar una relación sexual. Él la usó como símbolo de esperanza e inocencia en varias de las 11 películas que hicieron juntos, como 'Fresas salvajes' (1957). Con los años, exploró su lado más sombrío en títulos como 'Persona' (1966).

Erland Josephson

Apareció en 15 películas del director, incluyendo la primera –'Llueve sobre nuestro amor', 1946– y la última –'Saraband' (2003)–. Conocido por sus retratos de intelectuales egoístas, frustrados y melancólicos, ejerció de alter ego de Bergman en títulos como 'Secretos de un matrimonio' (1973) y 'Gritos y susurros' (1972). 

Harriet Andersson

'Un verano con Mónica' (1953) fijó el perfil de muchos de los personajes que encarnó para Bergman: mujeres de clase baja, fuertes, impulsivas, independientes y sexualizadas. Trabajó con él en 10 películas, y destacó en la piel de una atormentada esquizofrénica en 'Como en un espejo' (1961) y de una enferma de cáncer en 'Gritos y susurros'. 

Gunnel Lindblom

Aunque casi nunca protagonista, tuvo papeles significativos en ocho películas de Bergman, y los imbuyó de hipnótico magnetismo. En 'El séptimo sello' (1957), por ejemplo, su personaje solo dice tres palabras pero es el más importante de la película. También deslumbró interpretando a una nerviosa ama de casa en 'Los comulgantes' (1963) y jóvenes celosas en 'El manantial de la doncella' (1960) y 'El silencio' (1963).

Liv Ullmann

A bordo de 'Persona' irrumpió en la vida de Bergman tanto personal como profesionalmente. Su habilidad para transmitir simultáneamente estados emocionales opuestos la convirtió en el altavoz idóneo de las exploraciones anímicas del director. Queda en evidencia en sus 10 películas juntos, entre ellas 'Cara a cara' (1976), 'Sonata de otoño' (1978) y 'Saraband'.

Max von Sydow (foto en cabeza)

Gracias a 'El séptimo sello', se convirtió en el más emblemático de los protagonistas de Bergman. Antes de triunfar en Hollywood, hasta 1971 hizo 10 películas más con él entre las que sobresalen 'El manantial de la doncella' y 'La hora del lobo' (1968), y en las que abanderó los dilemas existenciales del director.

Gunnar Björnstrand

Aportó humor a parte del trabajo de Bergman, pero personajes como el torturado pastor de 'Los comulgantes' revelaron un gran abanico emocional. Rodó 19 títulos con el director. A menudo formó pareja con Max von Sydow, junto a quien representó facetas distintas de la personalidad del maestro. 

Ingrid Thulin

Sus personajes solían ser mujeres ansiosas, angustiadas y torturadas tanto física como emocionalmente. Sobrecogió en la piel de una hermana rencorosa en 'Gritos y susurros' o una mujer agonizante en 'El silencio', y su monólogo en 'Los comulgantes' es uno de los grandes momentos bergmanianos.