UNA CÓMICA MUY SERIA

Michelle Wolf: humor a quemarropa

Una tormenta de corrección política se desató tras la intervención de la cómica en la cena de corresponsales de la Casa Blanca. Como ella mismo dijo cuando algunos empezaron a dar resoplidos o contener el aliento, deberían haber sabido a quién contrataban.

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Idoya Noain

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El humor no es una ciencia exacta pero Michelle Wolf sí encuentra algo comparable a un experimento científico cuando escribe sus rutinas cómicas.  Perfeccionista, en competición consigo misma, esta mujer de 32 años que en su época universitaria fue brillante atleta y tras licenciarse en quinesiología trabajó para el sector financiero y para un laboratorio de bioquímica, se toma muy en serio cómo plasmar sus ideas en chistes. Quizá por eso no deja que nada ni nadie le aleje de lo que está intentando conseguir ni de su fórmula. Y los resultados de su disección de realidades políticas, sociales y culturales, realizada desde una perspectiva de mujer sin complejos ni disculpas, son dignos de estudio. Representan, además, una bocanada de aire fresco en el panorama de la comedia en EEUU, que ha estado dominado por hombres y donde hasta ahora muchos de los grandes nombres femeninos (como Ellen DeGeneres) habían optado por un humor más amable y, también, menos molesto e incómodo que el suyo.

Wolf se ha visto envuelta en una tormenta de polémica por su intervención el sábado pasado en la cena anual de periodistas que cubren la Casa Blanca. Muchos de los nubarrones que han descargado esa tormenta han estado llenos de una corrección política en la que no es difícil ver gotas (o caudales) de hipocresía. Es simplona, por ejemplo, la interpretación de que Wolf atacó el aspecto de la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, cuando dijo que “quema los hechos y con las cenizas se pinta la sombra de ojos perfecta” o cuando la comparó con el personaje de la tía Lidia de 'El cuento de la criada' (una mujer que acepta un rol opresor y explotador de otras mujeres en un sistema perverso). “Hablaba de su personalidad y creo que dice mucho de nuestra sociedad que inmediatamente se piense que hablaba de su aspecto”, ha explicado la propia Wolf. “Si hubiera sido un hombre se habría pensado que hablaba sobre sus habilidades, pero como hablaba de mujer se dice que hablaba de su aspecto”.

Incendiaria

Como dijo también ella misma en el Hilton cuando empezaron a oírse resoplidos o alientos contenidos, quienes le encargaron el bolo deberían haber investigado un poquito más sobre a quién contrataban. Porque desde que decidió dedicarse profesionalmente a la comedia, Wolf ha demostrado en repetidas ocasiones la forma y el fondo de su concepto de humor. Cuando HBO estrenó su especial “Nice Lady” (con un póster donde se le ve frente a una explosión y lanzando un mechero), un crítico en 'The New Yorker' la comparó con George Carlin. Y eso son palabras mayores al hablar de cómo ser capaces de señalar, en clave de humor inteligente, la indignación y la rabia ante barbaridades políticas y sociales.

Las críticas a Wolf le vendrán de perlas para promocionar ‘The break’, la serie que estrena en mayo en Netflix. Y son también combustible para alimentar una determinación que ha mostrado siempre. Cuando tras haber pasado por Wall Street trabajaba en el laboratorio químico hizo que le despidieran para poder dedicarse de lleno al humor. Se había empezado a formar en improvisación y dio el salto a la escena neoyorquina del stand-up y en unos meses logró fichar como guionista en el ‘late night’ de Seth Meyers (que la ha definido como “deliciosamente cruel”). Un par de años años pasó al 'The Daily Show' con Trevor Noah. Y ha seguido curtiéndose laboriosamente, escribiendo chistes para que Chris Rock los dijera al presentar los Oscar o como telonera de Louis CK sin dejar de acudir a hacer 'stand up' hasta 15 o 20 veces por semana en templos como el Comedy Cellar.

"No cambiaría ni una palabra"

Wolf ha asegurado que “no cambiaría una palabra” de lo que dijo el sábado. “Aún existen nociones preconcebidas de cómo se presentan públicamente las mujeres y no entro en esa casilla”, ha dicho también. Y su convicción hace eco a declaraciones que le hizo a 'The Village Voice' cuando estrenaba el especial de HBO. “No podemos ser mujeres agradables. Se acabó ser educadas, hacer cosas para agradar a otros sin razón porque eso es para lo que se nos educó”.

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