Charlie Brooker: el hombre aterrorizado detrás de 'Black Mirror'

El creador de la serie, que acaba de anunciar su quinta temporada, es un tipo «fatalista» que sufre terrores existenciales desde la niñez

zentauroepp42424594 mas periodico charlie brooker180309141413

zentauroepp42424594 mas periodico charlie brooker180309141413 / periodico

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Charlie Brooker es un hombre esencialmente preocupado. Siempre hay un motivo, un peligro, un temor que le desasosiega. Su respuesta para rebajar la angustia es trabajar: «Si no me hundo». Trabajar para vencer el insomnio que le persigue, para digerir y transformar en fabulosos guiones ese terror existencial siempre latente. «Desde la niñez soy muy fatalista sobre asuntos como las armas nucleares. Tenemos una suerte increíble de que aún no haya pasado nada», afirma.

Que el creador de 'Black Mirror' contempla el mundo desde el lado más oscuro no es una novedad. La celebrada serie de Netflix, de la que se acaba de anunciar la quinta temporada, nos devuelve nuestro propio reflejo ferozmente distorsionado, pero inquietantemente reconocible. La dependencia de las nuevas tecnologías, que han irrumpido en cada aspecto de nuestra intimidad, transformadas en armas destructoras. Las consecuencias de lo que ocurre cuando las máquinas se rebelan contra nosotros. Perros robots a la caza de humanos, el microchip que graba nuestros recuerdos y acaba con un matrimonio, el dispositivo implantado en una niña por su madre sobreprotectora. Historias de ciencia ficción satíricas y, en algunos casos, proféticas.

Familia cuáquera

Brooker, nacido en una familia de cuáqueros, se declara ateo y ha sido reconocido como un maestro de la distopía, que contempla la sociedad como un lugar amenazador e indeseable. Un discípulo de George Orwell o de Aldous Huxley, aunque él ni en broma se compara con ellos. «No me considero necesariamente como alguien que escribe con un mensaje en mente» y además «escribir es jodidamente difícil».

"Tinder es la última 'gamificación' del romance, hace pensar a la gente que siempre hay algo mejor a la vuelta de la esquina", afirma

Si el mundo le ha descubierto con 'Black Mirror', en el Reino Unido era ya una figura sobradamente conocida. En su país ha sido un poco de todo, desde muy joven: humorista, crítico, periodista, autor, guionista, productor y presentador en radio y televisión. Su humor feroz en el diario 'The Guardian' le valió el premio de columnista del año en el 2009, aunque no siempre todo fueron alabanzas.

Incendios gratuitos

Una vez desató una tormenta cuando escribió sobre George Bush y se preguntó dónde estaban, «cuando se les necesita», tres conocidos criminales que atentaron contra presidentes americanos, matando a dos de ellos e hiriendo gravemente a otro. El diario tuvo que pedir disculpas y Brooker recibió un montón de correos electrónicos insultándole (el twitter aún no existía, por suerte para él). Alguien incluso le advirtió de que iba a matarle con un rifle de mira telescópica. En otra columna bromeaba con el funeral de un niño ficticio. Su jefe en el diario le dijo que aquello era horrible y lo quitara. «A Dios gracias no lo publiqué, porque creo que me echaría a llorar, si lo leyera ahora».

Tinder y familia

En algunas de esas columnas dejaba claro que no le gustaban los niños, pero hoy tiene dos hijos pequeños y reconoce que la paternidad le ha cambiado. La fama, en parte, también. A los 47 años recién cumplidos, Brooker es un escritor reconocido, un guionista premiado, alguien más asentado. Está casado con otro rostro conocido de los británicos, Konnie Huq, una antigua presentadora del popular programa infantil Blue Peter. Ambos se conocían ya desde hacía años y lo suyo se fraguó a la manera clásica. «Tinder es la última gamificación del romance –afirma Brooker–, hace pensar a la gente que siempre hay algo mejor a la vuelta de la esquina». A pesar de sus críticas, el escritor reconoce ser un adicto al móvil: «Recuerdo que la vida antes de los smartphones era jodidamente aburrida». 

TEMAS