El Stronboku cambiará el mundo

JUAN CARLOS ORTEGA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Siempre que se habla del futuro tecnológico, solemos imaginarlo como una prolongación mejorada de lo que ya existe. Nuestro cerebro, muy conservador, tiene dificultades para imaginar cambios de paradigma.

Eso se percibe al charlar sobre el futuro de nuestros hijos. Solemos decir, muy convencidos, que cuando ellos crezcan habrá ordenadores cuánticos potentísimos, teléfonos móviles diminutos incrustados bajo la piel y cosas por el estilo. Si nos fijamos bien, lo único que estamos haciendo es agarrarnos a lo ya existente (computación, telefonía) y dar un salto cuantitativo, pero no cualitativo.

Es como si, cuando yo era más joven y tecleaba en máquinas de escribir, me hubieran preguntado cómo iba a ser el futuro de la mecanografía. Habría respondido: «Se inventarán máquinas de escribir más ligeras y eficaces que no se atascarán y a las que no habrá que ir cambiando la tinta todo el rato». En un momento de atrevimiento, es posible que hubiera dicho que escribirían al dictado del pensamiento, con unos cables finísimos que partirían del cerebro e irían conectados a la novísima máquina. Mi prospección habría sido cuantitativa, mejorando lo que yo conocía, pero no se me habría pasado por la cabeza la llegada de internet.

Ahora internet es nuestra máquina de escribir. Cuando imaginamos el futuro nos agarramos a eso y suponemos que dentro de 30 años tendremos ordenadores más ligeros, que no se atascarán tanto. En un momento de atrevimiento, incluso podemos decir que nos comunicaremos por la red al dictado del pensamiento, con unos cables finísimos que partirán del cerebro e irán conectados al novísimo ordenador. ¿Les suena? De nuevo la historia se repite tres décadas después. Nuestras prospecciones simplemente mejoran lo que ya conocemos, pero no se nos pasa por la cabeza que llegará el Stronboku y nos pillará por sorpresa.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Imaginamos ahora\u00a0","text":"que en el futuro habr\u00e1\u00a0 ordenadores m\u00e1s\u00a0 ligeros y que no se\u00a0 colgar\u00e1n tanto"}}

¿Y qué es el Stronboku? Ni idea. Es un nombre que me he inventado para definir algo cualitativamente novedoso que nos llegará cuando crezcan nuestros hijos. No podemos imaginar lo que es, como no pudimos imaginar internet.

Pero el Stronboku llegará, y cuando nuestros hijos sean mayores y piensen en cómo será el futuro de los suyos, se quedarán de nuevo bloqueados y dirán que pasadas unas décadas tendrán 'stronbokus' más potentes, pero serán incapaces de imaginar el Gontrolongo, otra palabra que acabo de inventar y que supondrá un cambio de paradigma respecto al Stronboku.

Igual que existe el patriotismo espacial (nuestro país es el mejor), se da también el patriotismo temporal (estamos en una época fascinante). Tan fascinante la imaginamos que se nos bloquea la cabezota y somos incapaces de imaginar que el futuro la echará por tierra, que no será una versión mejorada de lo que ya tenemos, sino otra cosa que a falta de otro nombre podemos llamar «la era Stronboku».

Piensen en 'stronbokus' posibles. Pero no se aferren a lo que hay, porque será inútil, como lo fue en mi juventud imaginar máquinas de escribir a las que no hubiera que cambiar la tinta.

Solo pido vivir lo suficiente para ver el Stronboku, y que sea bueno para mi hijo.