Carrero Blanco y el retraso

Cuando escucho las noticias por la radio, sé que estoy oyendo al periodista al mismo tiempo que habla. Puede haber un retraso mínimo, casi insignificante, debido a que la velocidad de las ondas electromagnéticas es finita, pero, en términos prácticos, la información llega instantáneamente.

Sin embargo, cuando me conecto a internet para sintonizar cualquier emisora, la voz me llega un par de minutos después. Eso es algo tremendamente fastidioso de lo que probablemente ustedes ya se han percatado. Resulta molesto e incongruente que el invento más tecnológico de la historia de la humanidad tenga mayor retraso en el audio radiofónico que un viejo y cochambroso transistor a pilas, pero eso es precisamente lo que ocurre.

No puedo evitar relacionar esta paradoja tecnológica con la reciente sentencia a Cassandra Vera por sus chistes. Es bien sabido por todos que los jóvenes no usan ya transistores. Su canal de información es internet, y cuando oyen la radio lo hacen a través de su teléfono móvil, mediante una conexión 3G, o wi fi si están en sus casas. Eso me hizo pensar que, tal vez, haya lugares en España en los que la diferencia entre la emisión y la recepción de las noticias radiofónicas a través de la red no es de dos minutos, como en mi zona, sino de 44 años.

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Si lo piensan ustedes bien, no puede haber otra explicación. Tal vez muchas personas que escuchan la radio desde su móvil creen que está pasando ahora mismo lo que en realidad se emitió hace casi medio siglo, cuando era plena actualidad. El incomprensible, pero muy real, retraso de internet debe tener zonas en las que está muchísimo más potenciado.

Eso explicaría muchísimas cosas; por ejemplo, los innumerables chistes sobre la muerte de Carrero Blanco, la certeza que tienen algunos insufribles raperos de vivir en una dictadura perversa y el regreso de consignas que eran modernas cuando las decía Paco Ibáñez en el concierto del Olympia, pero que ahora ya han quedado, por fortuna, bastante desfasadas. Pero, entendámoslo, para los oyentes de radio por internet, esas cosas están pasando en estos precisos momentos. No tienen la culpa. Es ahora cuando les llega el maldito audio.

¿Se imaginan que esa es la explicación? Quizá hayamos estado ciegos a la causa real, buscando motivos donde no había absolutamente nada. Todo es debido a un retraso entre emisión y recepción. Y ya está. Todo es por culpa de un problema tecnológico que debe ser resuelto a toda prisa para que muchas personas sepan lo que ahora mismo está ocurriendo de verdad.

La condena a Cassandra Vera es una locura y una exageración, evidentemente. Los jueces responsables de este sinsentido deberían anular la sentencia de inmediato y, en su lugar, regalarle a la joven tuitera un antiguo transistor a pilas, de los de toda la vida, los que no tienen retraso, para que escuchara las noticias a tiempo real, sin un angustioso desfase de 44 larguísimos años.