La antítesis de Hitler

La Fundación Francisco Franco ha declarado que el dictador español era la antítesis del alemán. El retrato robot sería el de una guapa modelo negra, judía, residente en Atenas y rebosante de buenos sentimientos

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Juan Carlos Ortega

Juan Carlos Ortega

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Hemos sabido que la Fundación Nacional Francisco Franco (FNFF) ha declarado que el dictador español fue la antítesis de Hitler. Ha sido como respuesta a la pregunta "¿quién imagina una fundación Hitler en Alemania?" formulada por el diputado y portavoz de En Marea, Antonio Gómez-Reino.

Como tengo espíritu científico, no me gusta negar afirmaciones sin antes someterlas a rigurosos análisis. Todo ha de ser puesto a prueba, nos guste o no, y si esas personas de la Fundación dicen algo así, imagino que deben tener sus buenos argumentos. Vamos, pues, a analizarlos.

Lo primero que se me ocurre es hacer un retrato robot de la antítesis de Hitler y ver si coincide exactamente con Francisco Franco Bahamonde. Si esto fuera así, no tendríamos más remedio que reconocer que la frase "Franco fue la antítesis de Hitler" es verdadera aunque nos duela.

Busquemos la antítesis de Hitler, va, que ahora tenemos un rato libre. Él fue un hombre. Para nuestro retrato robot necesitamos, por tanto, a una mujer. Él fue blanco. Busquemos a una negra. Hitler, como saben, odiaba a las judíos. Intentemos encontrar a una mujer que sintiera un afecto extremo por ellos, o mejor, que directamente fuera judía.

Sigamos. Él fue alemán. Lo cierto es que no sé que debe ser la antítesis de un alemán, pero a bote pronto se me ocurre que, tal como están las cosas, podría ser un griego. Tenemos, de momento, mujer griega negra y judía. Como Hitler no era muy alto, esa mujer que buscamos debería serlo, para que la antítesis estuviera más marcada. Y, ya puestos, que sea guapa, porque Adolf no lo era especialmente.

La persona que necesitamos para efectuar la comparación podría ser una guapa modelo negra y judía, residente en Atenas y rebosante de buenos sentimientos hacia la humanidad, una de esas artistas que, de corazón y no para quedar bien, ayudan siempre a los necesitados.

Como por suerte para mis lectores este artículo no es eterno, hemos de ir avanzando a mayor velocidad de la que un análisis concienzudo requeriría. Busquemos ya el nombre de la mujer. Melody queda muy bien para una modelo griega. El apellido, que debe ser judío, propongo que sea Stern, pero como no queremos olvidarnos de su bello color, sería mejor ampliarlo a Stern-Mandinga.

¿Fue Francisco Franco igual a la persona que nos ha salido en el retrato robot? A primera vista, no lo parece, pero el deseo de tener fe ciega en lo increíble puede hacer milagros. Si ellos quieren seguir firmes en sus convicciones, no seamos nosotros aguafiestas, que para cuatro días que vivimos no es cuestión de ir fastidiando a la gente. Por tanto, no les quitemos la ilusión a los ilustres miembros de la Fundación Nacional Francisco Franco; tan solo pidámosles que, si quieren mantener sus argumentos vayan corriendo al registro civil o donde diablos se hagan esas cosas y cambien de inmediato el nombre por: Fundación Nacional Melody Stern-Mandinga.