El abuelo congelado

RAMÓN DE ESPAÑA

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Walt Disney está sometido a un proceso de congelación criogénica, de la misma manera que Elvis sigue vivo y habita en un planeta muy lejano del que solo sale de vez en cuando para materializarse en algún 7 Eleven de Nueva Jersey. En la realidad paralela suceden estas cosas, pero en la otra, la de costumbre, no: Elvis la diñó en un retrete de Graceland con los pantalones a media asta y Disney falleció, a causa de un cáncer de pulmón, el 15 de diciembre de 1966 –los escolapios nos hicieron rezar una oración por su alma–, siendo incinerado un par de días después y enterrado en el Forest Lawn Memorial Park de Glendale, Los Ángeles, donde siguen reposando sus restos a día de hoy.

¿De dónde salió la bonita historia de la criogenización? Pues no se sabe muy bien, como suele pasar con las leyendas urbanas, más allá de algunos comentarios del difunto sobre el interés que le despertaba el asunto. Añadamos un discretísimo funeral con ataúd cerrado y ya tenemos el material del que se hacen los sueños.

Y es que a todos nos gusta imaginar que en algún rincón de la Disneylandia original, probablemente bajo tierra, hay una cripta en la que el tío Walt flota en un tanque de agua helada, con el cuerpo lleno de cables, a la espera de volver a este mundo en cuanto se encuentre una cura contra el cáncer. También nos gusta escuchar al politoxicómano de Nueva Jersey que asegura haberse topado con Elvis en el 7 Eleven de su pueblo, ¿verdad? ¡Pues a disfrutar de semejantes delirios, que para eso están!