TARJETA ROJA A LA MISOGINIA

Árbitras, en campo contrario

Las mujeres se abren paso con cuentagotas en el arbitraje catalán, donde apenas representan un 3%. Solo una, Ana Zardaín, ha logrado llegar a Tercera División. La normativa y las pruebas físicas, concebidas para hombres, les cierran el acceso a la élite. Las árbitras lamentan la falta de referentes para las niñas y encajan mal que la grada tenga como costumbre enviarlas a fregar.

Árbitras, en campo contrario

Árbitras, en campo contrario / periodico

EVA MELÚS

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Cada fin de semana se juegan en Catalunya 3.700 partidos. De los casi 2.000 árbitros con licencia, únicamente 70 son mujeres. Solo una mujer, Ana Zardaín, retirada hace un año, logró alcanzar la Tercera División (debutó en un Terrassa-Amposta, en septiembre del 2011). Esther Parramón y Ainara Acevedo, 'la heredera', como la llama un poco en broma la propia Zardaín, esperan en la 'pole position' de la Primera Catalana para hacer historia y alcanzar la internacionalidad. Pero al llegar a Tercera, la discriminación positiva desaparece y las mujeres deben superar las mismas marcas que los hombres en las pruebas físicas. En Catalunya, recorrer 40 metros en menos de 6,50 segundos y 2.000, en menos de 9 minutos, 15 segundos.

La biología juega en su contra, pero ser tan rápida como un hombre es imprescindible para hacer carrera en el arbitraje, una vocación que, según explican, reafirma la confianza en sí mismas. En las mismas condiciones, ellas están obligadas a entrenarse más para conseguir las mismas marcas que ellos.

Abrir paso a las mujeres, comentan algunas árbitras que piden el anonimato, no interesa. «En la iglesia, en la seguridad o en cualquier centro de poder, como también lo es el fútbol, las mujeres tienen un papel secundario. Y será así por mucho tiempo, porque de momento el papel de las mujeres en el arbitraje es residual», se quejan.

Quizás por ser residuales la normativa arbitral aún no recoge situaciones específicamente femeninas como un embarazo. La gallega Yolanda Parga arbitró la final del Mundial Sub-20 femenina en el 2015 seis meses después de dar a luz o la asturiana Judit Romano fue a los Juegos del 2008 después de una recuperación posparto hiperrápida.

EL EMBARAZO, UNA LESIÓN

En la práctica, las reglas se aplican con flexibilidad, pero con el reglamento en la mano, un embarazo tiene el tratamiento de lesión y un árbitro que no supera seis convocatorias de pruebas físicas consecutivas (el equivalente a un año y medio o dos de inactividad) puede ser descendido automáticamente.

Paloma Mata, autora del estudio 'Árbitra no me ha llamado nadie', Premio Isabel Torres de Investigaciones en Estudios de las Mujeres y de Género por la Universidad de Cantabria, se pregunta si superar unas marcas físicas tan exigentes definen realmente la diferencia entre arbitrar bien o mal. «Se trata de un patrón masculino, hecho por hombres y para hombres», afirma.

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Sin embargo, Marisa Villa, la única mujer que ha conseguido ascender a Primera División (masculina) y hoy adjunta a la dirección técnica del Comité de Árbitros de la Federación Española de Fútbol (RFEF), afirma que «si las mujeres quieren arbitrar en categorías superiores masculinas tienen que llegar a su máximo nivel de exigencia», afirma. «Y lo digo precisamente yo», remata.

Ella logró el ascenso como árbitra asistente en Primera División, pero no pudo debutar y se vio obligada a volver a Segunda B después de suspender las pruebas físicas. «Las árbitras tenemos que entrenarnos duro y empezar antes de lo que lo hacemos. No cuando llegamos a Tercera y debemos superar pruebas más complicadas. Los árbitros, hombres y mujeres, están cada vez más preparados físicamente», argumenta.

Villa, que se retiró en el 2013 para coordinar el arbitraje femenino, prepara un proyecto para crear categorías arbitrales femeninas, como las que hay en Alemania, Suecia o Noruega, y que podría entrar en vigor la temporada próxima.

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Actualmente, las árbitras que llegan a Tercera pueden continuar su carrera en el fútbol masculino o bien optar por pitar partidos internacionales femeninos. Las categorías arbitrales de Villa son una nueva vía, que permitiría arbitrar futbol femenino de primer nivel, en la categoría de Primera Nacional, y llegar a pitar partidos internacionales femeninos. 

CASO ZARDAÍN

¿Todo depende únicamente del esfuerzo? El caso de Zardaín sirve para repasar la última historia del arbitraje femenino catalán y cómo ha ido cambiando el mundo de las chicas que pitan. «Estuve 20 años arbitrando más por orgullo que por otra cosa», afirma. Las campañas para reducir los insultos impulsadas desde las federaciones parecen funcionar, pero enviar a las colegiadas a realizar tareas sexuales o de cocina es todo un clásico. Lo grave es que las que más insultan y peor, aseguran las árbitras casi por unanimidad, suelen ser las madres de los jugadores niños.

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«Las árbitras tienen un carácter especial. Sin la voz grave que tiene un chico, se han de imponer de la misma manera y a menudo tienen que soportar cada cosa de la grada... Pero a la que es un poco más floja de carácter la ves cambiar a medida que va arbitrando», asegura Manel Soldevilla, coordinador de arbitraje femenino en el Comité barcelonés. Para la mayoría de chicas, arbitrar es un ejercicio de autoafirmación. De hecho, muchas de ellas, cuando dejan el arbitraje se dedican a profesiones en las que mantienen el liderazgo o ejercen la autoridad, como policías.

PRIMERA HORNADA

Zardaín, Mejor Árbitro femenino y masculino por la Federación Catalana de Fútbol en 2012, debutó con 15 años, en 1993. Ese año, el Comité Català d’Àrbitres hizo campaña entre los primeros equipos femeninos de fútbol que iban apareciendo y surgió una primera hornada de 60 chicas. La mayoría fueron desapareciendo después de arbitrar algunos partidos de niños. Zardaín, sin embargo, quería más. Tras un par de años arbitrando, se plantó en la puerta del presidente, Francesc Casajuana, y le dijo que quería ascender. 

«No tengo un carácter rebelde, pero me parecía raro que las chicas no promocionáramos. El reglamento no lo prohibía, pero se notaba que era algo que no se concebía», recuerda. Casajuana la dejó hacer. Zardaín llegó a Tercera en el 2011.