Bacterias que dan valor a la basura

Patricia Aymà, finalista del 'Young Champions of the Earth', iniciativa de la ONU y de Covestro, por su proyecto de producir bioplásticos a partir de residuos orgánicos mediante una tecnología propia basada en las bacterias

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Montserrat Baldomà

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Biotecnóloga e ingeniera ambiental, Patricia Aymà tiene un firme propósito en su vida: acabar con la contaminación plástica en el mundo. No es un reto menor, pero esta joven catalana trabaja cada día para conseguirlo desde VEnvirotech, la 'start-up' que creó hace algo más de un año junto con sus socios Noelia Márquez y Jordi Margarit. Con su proyecto de transformación de residuos orgánicos en bioplásticos, mediante una tecnología propia basada en bacterias, Aymà ha quedado finalista del 'Young Champions on the Earth', una iniciativa de la ONU Covestro, una de las mayores compañías de polímeros del mundo, para apoyar a jóvenes que con sus acciones buscan crear un impacto medioambiental positivo.

Aymà ha centrado su carrera profesional en la economía circular utilizando tecnologías basadas en bacterias. La idea de crear bioplástico a partir de residuos orgánicos utilizando el poder de las bacterias le rondaba por la cabeza desde hacía tiempo. El proceso, explica, era "robusto y sencillo", pero necesitaba aprender para dar forma empresarial a su idea, de manera que participó en uno de los programas de emprendimiento del Banco Santander. Hecha la formación, y tras una estancia en Silicon Valley, Aymà, Márquez y Margarit crearon VEnvirotech con apoyo de la Fundación Repsol. La empresa, que cuenta con una plantilla de 12 personas, acaba de cerrar una ronda por más de dos millones de euros.

Proceso de transformación

La tecnología de VEnvirotech elimina el transporte de los residuos orgánicos, puesto que se tratan en el mismo sitio donde se generan. La empresa coloca en las instalaciones del cliente un gran contenedor, el ‘VE-box’, en el que se depositan los residuos y en cuyo interior se obra la transformación gracias a una "bacteria muy especial" que se alimenta de estos desperdicios (residuos agroalimentarios y lodos de depuradora) que, subraya Aymà, en ningún caso deben ser tóxicos. Tras una primera selección de bacterias, según su calidad, se engorda a las que se sabe producirán bioplástico.

Del contenedor se extraen las bacterias que contienen bioplástico y, en las instalaciones centrales de extracción de VEnvirotech, lo transforman en resina bioplástica biodegradable, con una multitud de aplicaciones. "Es un material de características similares al plástico, pero no es plástico", destaca Aymà. "Es un polímero orgánico", añade. Este ‘VE-0plastic’ es rápidamente biodegradable, entre seis y 12 meses.

Material de alto valor añadido

Esta resina bioplástica puede entonces volver al mercado como un material de alto valor añadido con aplicaciones médicas, en 'packaging' o impresión 3D, entre otros. Puede que el mismo cliente que ha generado el residuo esté interesado en comprar "a un precio muy competitivo", el producto resultante, con lo que se convierte en un proyecto de economía circular real. En caso contrario, VEnvirotech lo vende a terceros. Gracias a esta tecnología, detalla Aymà, los clientes de VEnvirotech se ahorran cada año entre un 40 y un 70% en los costes de gestión de residuos orgánicos.