Manzanas que son la repera en climas cálidos

Las variedades, desarrolladas entre otros por el IRTA, llegarán al mercado en los próximos años

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Montserrat Baldomà

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La manzana es un fruto de montaña al que le gusta el fresco y muy poco el calor y una elevada radiación solar. Y con el calentamiento global, los productores catalanes ya hace una veintena larga de años que empezaron a tener problemas con las variedades tradicionales debido al aumento de las temperaturas: menor coloración, quemaduras solares, textura de pulpa blanda y una incidencia más alta en los trastornos de almacenaje. Este problema está ya en vías de solución gracias a la labor de investigación llevada a cabo por el IRTA y Plant & Food Research, de Nueva Zelanda, que ha dado como resultado unas variedades de manzanas, y también de peras, adaptadas al cambio climático que estarán en el mercado en menos de cinco años.

La adaptación de los cultivos a las condiciones ambientales del cambio climático es actualmente uno de los principales retos que debe afrontar el sector y la sociedad para garantizar una producción competitiva y sostenible de alimentos saludables. El Hot Climate Programme (HCP) lo iniciaron en el 2002 el IRTA (el instituto de investigación agroalimentaria de Catalunya) y Plant & Food Research con el objetivo de desarrollar nuevas variedades de manzana y peras adaptadas a zonas de cultivo con altas temperaturas. Posteriormente se unió al programa Fruit Futur, una agrupación de interés económico formada por Actel, Fruits de Ponent, Nufri y Poma de Girona.

Polinizar con un pincel

Para paliar los efectos que el calentamiento global tenía sobre la fruta se podía optar por "mucha tecnología", gestionando el riego y generando sombra, o bien por desarrollar más variedades que tuvieran un buen comportamiento en estas nuevas condiciones ambientales, explica Simó Alegre, director de Desarrollo de la Investigación y la Innovación y gestor del Área de Producción Vegetal del IRTA. Esta fue la solución elegida y para llevarla a cabo se aliaron con el instituto de Nueva Zelanda, gran experto en sacar nuevas variedades.

El programa varietal ha utilizado contribuciones de germoplasma tanto de Nueva Zelanda como de España para identificar padres y madres con las características clave que se requieren para el cambio climático: alta tolerancia a la temperatura, bajo requerimiento de agua y frutas de alta coloración, buena textura y excelente sabor y conservación. "Y los empezamos a cruzar, haciendo la polinización, que normalmente hacen las abejas, con un pincel", recuerda Alegre. Se hizo no una, sino 10.000 veces, y fueron seleccionando, pasando filtros hasta que han quedado unas decenas de modelos que "son excelentes", de gran calidad organoléptica, que tienen tanto un buen aspecto exterior, como procasticidad, textura jugosa, buen aroma y gusto dulce.

Última selección

Los propietarios del programa de mejora genética eligieron el pasado mes de febrero a Turners and Growerslíder global de producción y comercialización de fruta, también de Nueva Zelanda, para comercializar y continuar desarrollando nuevas variedades de manzanas y peras de climas cálidos. Grandes conocedores del mercado y de los gustos de los nuevos consumidores, Turners and Growers hará una última selección y decidirá cuáles son las que se llevarán finalmente a producción y, por ende, al mercado. Se producirán en Catalunya, pero la idea es que sea para el mercado global. Estas variedades también serán aptas, por ejemplo, para producir en Australia, Chile, Argentina y Sudáfrica.

Entre las finalistas, una amplia gama de colores y gustos. Así, según cuenta Simó Alegre, hay manzanas con sabor anisado y otras que saben a una mezcla de plátano y piña.

Un modelo para los 'peques'

Uno de los modelos de <strong>manzana</strong> desarrollado por el IRTA, Fruit Futur y Nueva Zelanda Plant & Food Research es el <strong>‘snack’</strong>, una pieza <strong>genéticamente pequeña</strong>, que también tiene un corazón pequeño, <strong>bicolor </strong>y con un gusto equilibrado entre <strong>dulce y ácido</strong>. Esta manzana, según Simó Alegre, "engancha" a los <strong>niños</strong>, según han podido comprobar en los test realizados con potenciales consumidores. Para los pequeños no siempre es fácil comerse una manzana a mordiscos, puesto que la pieza suele ser bastante mayor de lo que da de sí su boca abierta. A la ‘snack’ sí le podrán<strong> hincar el diente</strong>.