Sí a la transformación digital

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Montserrat Baldomà

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No es una opción. Es una obligación. Las empresas españolas deben abordar sí o sí la transformación digital si quieren sobrevivir en un mundo global gobernado por el uso intensivo de las tecnologías digitales. España se sitúa por detrás del promedio de digitalización en relación a sus competidores europeos, según un informe de la consultora Accenture y Mobile World Capital Barcelona, pero hay motivos para la esperanza. Según un estudio de EADA, en más de la mitad de las empresas españolas es ya la dirección general quien está liderando el proceso, lo que demuestra que se ha convertido en una decisión estratégica.

Pero ¿qué es la transformación digital? Mejor empezar por lo que no es. La transformación va más allá de tener un simple negocio ‘on line’, montar un CRM,  informatizar los procesos de la empresa o usar la imagen de marca a través de una web. La transformación digital, o industria 4.0, es un nuevo paradigma que conlleva un cambio radical en la organización y cultura de las compañías. "Esta transformación digital implica que las organizaciones deberán revisar y redefinir su estrategia empresarial, tendrán que modificar sus modelos de negocio actuales y generar otros de nuevos, replantear sus procesos de trabajo, adaptar y crear nuevos productos y servicios y adecuar la manera en cómo se comunican y relacionan con sus clientes, consumidores y proveedores", afirma Ramon Costa, profesor de EADA Business School y autor del tercer estudio sobre el nivel digital de los directivos en España.

Un dato altentador

Este tercer informe revela un dato alentador. En el 54% de las compañías españolas ya es la dirección general quien asume el liderazgo de la estrategia digital, lo que, a juicio de Costa, revela que las empresas "han interiorizado el alcance transversal de esta transformación". Hasta ahora, eran los departamentos de ventas o márketing y los de IT los que capitaneaban el proceso.

Sin embargo, esa toma de conciencia, según certifica el profesor de EADA, no se está repercutiendo a la hora de constatar un avance en la definición o elaboración de protocolos y marcos de actuación para los profesionales de las organizaciones en entornos digitales. "Seguimos con un 47% de las empresas que afirman disponer de ellos. Y hemos avanzado, tímidamente, desde el 2015, en las empresas que han establecido una estrategia de multicanalidad (del 46% al 52%) y en las que afirman tener un entorno seguro de intercambio de información y/o transacciones con su entorno (del 63% al 66%), resume Costa.

El reto de los directivos

A juicio de Costa, el reto de los directivos está en entender cómo las diferentes tendencias tecnológicas (‘blockchain’, inteligencia artificial, realidad virtual o aumentada, impresión 3D, por ejemplo) impactarán en su negocio. Según el estudio, elaborado a partir de encuestas a 400 directivos de diferentes sectores y tamaños de empresa, los ejecutivos sacan buena nota en habilidades de aplicación individual ((búsqueda de información, trabajo en movilidad, acceso a documentos, uso de herramientas de comunicación…), pero las habilidades tácticas y estratégicas, que corresponden al trabajo en equipo, la aplicación a nivel de organización y con el entorno están poco desarrolladas o, simplemente, no se aplican.

"Estamos avanzando, poco a poco, pero no podemos ni relajarnos ni entrar en una situación de complacencia. Aún nos queda un buen tramo", sentencia Costa.

El nivel de transformación varía sustancialmente en función del tamaño. A mayor dimensión, más avanzado está el proceso. Las pymes son, así, las que van en el furgón de cola, con la excepción de las ‘start-up’, que nacen ya con ADN digital. Un estudio del Observatorio Vodafone revela que solo el 18% de las microempresas catalanas tienen un plan para su digitalización. Tanto desde PIMEC como de Fepime Catalunya se insiste en la necesidad de que las pymes se sumen cuanto antes a la adaptación digital porque las que se queden atrás dejarán de ser competitivas, estarán en desigualdad y, en el peor de los casos, se verán obligadas a cerrar.

2019, año clave

 "Estamos en un momento clave", afirma Andreu Bru, director del área de Tecnología e Innovación de PIMEC. "Las empresas ven esa necesidad, pero en su día a día tienen otras prioridades", agrega Bru, quien asegura que hay que seguir con la tarea de sensibilización para impulsar definitivamente la transformación en las pymes. "El 2019 será un año crucial", sentencia.

Los principales frenos de las pymes para abordar este proceso son "el riesgo o miedo al cambio" y la inversión que se requiere. Por ello, tanto PIMEC como Fepime reclaman ayudas. "Necesitamos una política de país que incentive la inversión en transformación digital", defiende Bru, para quien es el Govern quien debe traccionar el necesario cambio de chip de las pequeñas empresas.  Fepime pide que las inversiones que las pymes realicen en este ámbito sean fiscalmente deducibles, además de programas, subvenciones y formación específica para ayudar a las pymes a digitalizarse.

Una gran oportunidad

La digitalización es no solo una gran oportunidad para las empresas, sino también para toda la economía catalana y española. El PIB español podría aumentar en 48.500 millones de dólares, un 3,6% adicional, el año 2021 con el simple hecho de acelerar la transformación digital de las empresas, según un estudio del 2017 realizado por Accenture y Mobile World Capital Barcelona. El informe, ‘Oportunidad de la Economía Digital en España’, posiciona las economías de EEUU y Reino Unido como líderes digitales, mientras que España se sitúa por detrás del promedio de digitalización en relación a sus competidores europeos. La gran crisis del 2008 ha pasado factura al índice de digitalización de la economía española.

Por su parte, la Generalitat, en un trabajo sobre el impacto laboral de la industria 4.0 elaborado por el Observatori de la Indústria, asegura que la digitalización creará más puestos de trabajo de los que destruirá en Catalunya. La denominada cuarta revolución industrial generará 13.341 puestos de trabajo netos en Catalunya hasta 2030.